Un 4 de enero de 1908 un fuerte temporal azotó la costa barcelonesa, por ello muchos buques no pudieron zarpar hacia sus respectivos destinos. Algunos partieron bajo su cuenta y riesgo y otros se resguardaron al abrigo del puerto. Este es el caso del contratorpedero francés Carabine. Procedía del puerto de Tánger y se dirigía a Tolón, que, ante la fuerza de la mar, se vio forzado a recalar por unos días en el puerto de Barcelona.
El Carabine no dejaría mucha huella en el puerto de la Ciudad Condal, tal vez su visita solo la recordaría el pobre marinero francés que durante las operaciones de amarre cayó al agua dándose un frío chapuzón. Pero el Carabine sería recordado en su país de origen por otro motivo: por el suceso de Charles Benjamin Ullmo, que protagonizó un caso de espionaje en el país vecino y cuyo protagonista fue recluido en la Isla del Diablo.
El contratorpedero Carabine
Pertenecía a la numerosa clase Arquebuse de destructores contratorpederos construidos entre 1900 y 1904. Fueron construidas veinte unidades y dos se perdieron: el Mousquet, el 28 de octubre de 1914 en el estrecho de Malaca en combate contra el SMS Emden, y el Catapulte, en una colisión el 18 de mayo de 1918 contra el vapor inglés Warrimoo, cerca de Bizerta.
Estos fueron unos pequeños y rápidos contratorpederos de unas 320 toneladas con una eslora de 58,2 metros, eran propulsados por dos máquinas a vapor de triple expansión de 6.300 CV. de potencia que conectadas a dos ejes les daban una velocidad máxima de 30 nudos. Su armamento constaba de un cañón de 65 mm., otros seis de 47 mm. y dos tubos lanzatorpedos de 381 mm.
Nuestro protagonista, el Carabine, fue construido en el Arsenal de Rochefort siendo botado el 21 de julio de 1902 y entregado en mayo de 1903. A su entrada al servicio activo fue asignado a la Escuadra del Mediterráneo, y en el periodo de la Primera Guerra Mundial, su base quedó establecida en Bizerte (Túnez).
Su baja se adelantó al 8 de enero de 1919, a causa de un accidente cuando chocó con el mercante inglés Mentor. El Carabine sufrió graves daños en su proa y en el puente de mando y, si bien en un momento se contempló su reparación, se decidió darlo de baja y venderlo para desguace.
Un caso de espionaje
Todo comenzó el 22 de octubre de 1907, cuando a las afueras de Tolón se arresta al alférez Charles-Benjamin Ullmo, que en esas fechas ostentaba el cargo de segundo oficial del contratorpedero Carabine. Se le acusaba de chantaje y traición.
Los actos del alférez Ullmo fueron motivados por problemas económicos, y decidió fotografiar documentos de la caja fuerte del contratorpedero Carabine y venderlos al mejor postor. Su primer intento fue venderlos a un agente alemán durante un permiso en Bélgica, pero parece que su oferta era demasiado elevada. Más tarde, mediante un correo anónimo, escribió al ministro de Marina Gaston Thomson, en donde le ofrecía los documentos por una razonable suma de dinero (muy inferior a la primera oferta) o de lo contrario los vendería a agentes extranjeros.
Su defensa adujo que debido a su adicción a drogas como el opio, su personalidad estaba alterada, y por tanto no era totalmente consciente de sus actos. Sin embargo, la sentencia de los jueces militares fue tajante, fue condenado a deportación perpetua en un recinto fortificado como el de la Isla del Diablo y más tarde pasó gran parte de su vida en la colonia penal de Îles du Salut.
La Isla del Diablo
Su denominación de Isla del Diablo se debe a una vieja creencia nativa: según ellos, allí reside el espíritu del mal al que llaman Iroucan. Está situada en el archipiélago de las islas Salvación, frente a la costa de la Guayana Francesa y, desde que es administrada por Francia en el siglo XVIII, siempre fue utilizada como un recinto penal.
Se han escrito ríos de tinta sobre esta isla, no han sido pocos los reclusos famosos que allí han cumplido condena, muchos de ellos nunca regresaron, y no es para menos. La isla misma tiene un entorno hostil, es muy difícil cultivar nada en sus tierras debido a la fuerte erosión del suelo. El clima es muy húmedo, con dos largas temporadas de lluvia y una larga estación seca con un clima ecuatorial sofocante.
Las fugas eran difíciles pero no imposibles, el entorno natural se encargaba de eso. La isla de unos 1.200 metros de largo por unos 400 de ancho, está rodeada de un fondo marino muy profundo y la distancia más corta a la costa es de unos 14 kilómetros. Además, sus vigilantes son la propia fauna del océano, ya que sus costas están infestadas de tiburones.
Se calcula que de los 329 presos que habitaron la isla desde 1852, tan solo 58 lograron escapar con vida, muchos murieron en ella y otros lograron cumplir su condena y regresar a Francia. De los presos que intentaron fugarse resuenan nombres como: Casimir Péret, Alfred Dreyfus, Henri Charrière y/o Rene Belbenoit, estos últimos inspiraron tanto un libro como una película llamada Papillon.
En lo referente a Charles-Benjamin Ullmo, permaneció en la isla hasta 1923 y se estableció en Cayena. Cinco años más tarde el periodista y escritor francés Albert Londres, intercedió por Ullmo, y logró que en 1933 el presidente de la república, Albert Lebrun, firmara su indulto. Ullmo regresó a Francia en 1934, pero no pudo adaptarse y regresó a Cayena, en donde murió el 21 de septiembre de 1957.
Más información:
Llegada del Carabine a Barcelona en el diario El Diluvio del 5 de enero de 1908
Los torpederos y contratorpederos franceses de la Primera Guerra Mundial en la página web «La grande guerre 14-18, première guerre mondiale«
Más información del caso de Charles-Benjamin Ullmo AQUÍ