El eterno buque insignia

El 15 de mayo de 1888 llegaba al puerto de Barcelona el crucero de defensa de costa portugués Vasco da Gama al mando del capitán de navío Antonio Duarte Pedroz, tras intercambiar los saludos con las baterías del castillo de Montjuich quedaría fondeado de punta por popa en el Dique del Oeste en compañía del crucero protegido Etna italiano, y más tarde se les unirían la corbeta a hélice USS Quinnebaug y el acorazado Kaiser alemán.

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El puerto de Barcelona los días de la Exposición Universal, al fondo en el Dique del Oeste pueden verse de izquierda a derecha los buques de guerra: Kaiser, Etna, Vasco da Gama y USS Quinnebaug (imagen del Museo Marítimo de Barcelona)

Larga fue la vida de este crucero de defensa de costa que fue evolucionando a lo largo de su vida marinera llegado a ser calificado como corbeta acorazada y crucero acorazado. Visitaría Barcelona en tres ocasiones, dos de ellas durante las exposiciones de 1888 y 1929, en esta última representaría a la tecnología del siglo XIX y se codeó con los buques de guerra más modernos y muchos de ellos protagonistas de la próxima guerra mundial. Sin embargo, poca guerra tuvo, sin contar los problemas políticos internos de Portugal, y gozó del título de buque insignia de la flota durante sesenta años desde su botadura, todo un récord

El Vasco da Gama

El crucero de defensa de costa Vasco da Gama fue construido dentro del programa naval llamado “Programa Andrade Corvo” propuesto por el ministro de Marina João de Andrade Corvo. Dicho programa pretendía dar un primer paso en la modernización de la flota de la Marina y hacer el salto tecnológico de la vela al vapor. Se construyeron, además del crucero de defensa de costa, otras dos corbetas, tres cañoneros y un transporte a vapor.

La quilla del Vasco da Gama sería puesta en 1875 en la grada de los astilleros Thames Iron Works de Blackwall en Londres y puesto a flote el 1 de diciembre de 1876.

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Llevaría su nombre en honor al navegante y explorador portugués Vasco da Gama (Imperial War Museum)

Tenía un desplazamiento de 2.384 toneladas con una eslora de 61 metros por 12 metros de manga y 5,8 metros de calado. Su propulsión era a vapor, con una máquina de 3.000 HP. que conectada a dos ejes le daban una velocidad máxima de 10,3 nudos, además disponía de aparejo de bric barca para navegaciones más económicas. Dotación, 232 tripulantes.

Iba armado con 2 cañones de 260 mm. instalados en un reducto central, 1 cañón de 150 mm. y cuatro cañones de 9 libras. En el momento de su construcción su casco de hierro fue calificado como corbeta acorazada y fue dotado con una protección blindada de 230 mm. en el cinturón y de 250 mm. en las baterías artilladas.

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Pequeño plano de alzado y planta en donde se puede ver la distribución de su artillería principal dentro de un reducto central (vía Wikipedia)

Con estas características navegaría hasta 1901, a partir de ese año sería sometido a unas profundas obras de modernización en los astilleros Orlando de Livorno. Las mayores obras realizadas fueron la adición de una sección de 9,91 metros de longitud que aumentaban su eslora y su tonelaje hasta las 2.892 toneladas. Se modernizó su planta propulsora y de 3.000 HP. pasó a tener 6.000 HP. con el consiguiente aumento de velocidad hasta los 15,5 nudos.

La coraza protectora fue potenciada, se eliminó la original de hierro por una nueva de acero. Su armamento también fue actualizado, se eliminó el reducto central con los viejos cañones de 260 mm., en su lugar se instalaron otros dos cañones de 203,2 mm. en barbetas laterales, el resto de piezas fueron reemplazadas por un cañón de 150 mm. más moderno y seis cañones de 6 libras. Esta configuración se vio alterada otra vez en 1922 dejando una configuración mínima de 1 cañón de 203 mm., 1 de 152 mm., 1 de 101 mm. y 6 cañones de 14 libras.

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La transformación física fue evidente, Debido a estos cambios el crucero de defensa de costa pasaría ahora a calificarse como crucero acorazado (vía Wikipedia)

Un digno representante

Uno de sus primeros grandes eventos internacionales sería la Exposición Universal de Barcelona en 1888. Años más tarde, el 22 de junio de 1897, sería enviado para representar a Portugal en la revista naval del Jubileo de Diamante de la reina Victoria de Inglaterra, en el que se celebraba el 60ª aniversario desde su coronación.

En 1908 fue enviado a Sicilia y Calabria para prestar ayuda humanitaria a los afectados del terremoto de Mesina. Por esas fechas el crucero ya contaba con más de treinta años de servicio y clamaba un sustituto, sin embargo, había problemas económicos más acuciantes y el viejo buque insignia serviría otros treinta años con la bandera portuguesa.

Llegado el siglo XX su pacífica existencia se vería alterada por diversas revueltas y un golpe de estado en Portugal. En aquellos años la Marina estaba muy involucrada en asuntos políticos y varios miembros de la tripulación del Vasco da Gama que se oponían a la Primera República establecida en 1910 participando en los disturbios de abril de 1913. Pero peor fue en mayo de 1915 cuando la tripulación del crucero se amotinó, mataron al capitán y bombardearon Lisboa causando un centenar de muertos.

Corveta Vasco da Gama aumentada ao efetivo dos navios da armada
En 1915 fue nombrado el buque insignia de la División Naval de Defensa e Instrucción durante el periodo de la Primera Guerra Mundial (imagen vía Marinha Portuguesa)

En diciembre de 1917 un golpe de estado hizo tambalear a la república, el crucero Vasco da Gama fue enviado junto a los destructores Douro y Guadiana a restablecer el orden en Lisboa, pero fueron atacados desde tierra con artillería. Durante el breve combate se intercambiaron algunos disparos, pero ningún buque fue dañado.

El 17 de mayo de 1929 el Vasco da Gama volvía a Barcelona, habían pasado 28 años desde su última visita en compañía del crucero Adamastor en diciembre de 1901 y otros 41 años desde su estancia en la Exposición Universal de 1888. Fue el único buque de guerra que repitió visita durante las exposiciones representando a Portugal como buque insignia.

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El eterno buque insignia (vía Wikipedia)

A pesar de esos años tan agitados el crucero Vasco da Gama seguiría cumpliendo su tarea de buque insignia insustituible a causa de los mismos problemas económicos que a principios de siglo. A pesar de ello, el ahora crucero acorazado cumplió siempre con su deber hasta su último día causando baja el 25 de noviembre de 1936.

Mini perfil

 

 

Más información:
La corbeta acorazada Vasco da Gama en la página web de la Marinha Portuguesa
Ficha del crucero en la Wikipedia portuguesa
Llegada del Vasco da Gama a Barcelona en el diario La Vanguardia del 18 de amyo de 1929 páginas 8 y 31

La fragata del comodoro, una afrenta y los cañones de Decatur

El 2 de agosto de 1801 alcanzaba el puerto de Barcelona la fragata de guerra USS Essex de la marina norteamericana que iba al mando del capitán de fragata William Bainbridge. Procedía del puerto de Marsella y había tardado tres días en hacer la travesía. Con la fragata de guerra llegó otra civil de la misma nacionalidad que al mando del capitán Prince.

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Llegada de la fragata norteamericana USS Essex con otra fragata civil (ilustración de Laurianne Macron)

En el puerto de la ciudad Condal estuvieron fondeados muy cerca del jabeque guardacostas San Sebastián de la Armada española, y tan solo se quedarían el tiempo necesario para proveerse de víveres para seguir su camino hacia los Estados Unidos. La USS Essex aprovecharía el viaje para escoltar a todos los mercantes que lo desearan hasta las aguas de Océano Atlántico, de este modo irían protegidos de los ataques piratas. A Barcelona llegó con una fragata mercate pero a su siguiente puerto, Alicante, ya escoltaba a un convoy de 18 buques. Sin embargo, la estancia en Barcelona fue algo amarga, envuelta en un incidente con los oficiales del guardacostas español con el que compartían fondeo.

Una afrenta

Los hechos tuvieron lugar al cabo de unos días de su llegada, animados por la hospitalidad de los barceloneses y de las animadas visitas de la burguesía de la ciudad a bordo del USS Essex, sus oficiales bajaron a tierra para disfrutar de los encantos de la noche barcelonesa.

Puerto Barcelona 02 - ICC
Pocos puntos del puerto de Barcelona servían para atracar un barco y era mucho más útil y práctico fondear (vía Instituto Cartográfico de Cataluña)

Al volver a la fragata en un bote la oscuridad les jugó una mala pasada y se aproximaron demasiado a la popa del jabeque San Sebastián de la Armada española. Ese hecho alertó al oficial de guardia que les requirió que se identificaran.

Jabeque Armada
Típico jabeque de la Armada,  aunque era menor que una fragata podía armarse con 20 o 30 respetables cañones.

Los norteamericanos contestaron e indicaron que pasajeros iban a bordo del bote y sus intenciones, pero el oficial de guardia español parecía no tener una buena noche. Siempre según el relato norteamericano, el oficial español no fue del todo correcto en sus formas e incluso, no sólo amenazó con dispararles, si no que cumplió su amenaza realizando disparos de mosquete desde el jabeque para obligarles a que se abarloaran al costado del San Sebastián y que sus oficiales subieran a bordo. Los norteamericanos se negaron rotundamente y se negaron a dar más explicaciones. El incidente terminó sin más cuando los dejaron ir.

William Bainbridge
William Bainbridge al que se refieren en el relato de los hechos como comodoro.

Lo ocurrido llegó por carta al despacho del capitán general de Cataluña y mediante el cónsul William Willis intentaron solucionar y quitar hierro al asunto. Pero esto no iba a quedar así. La noche siguiente se repitió el incidente, esta vez en el bote de la fragata iban un grupo de tenientes. Fueron detenidos por el jabeque español y obligados a abarloarse al costado del San Sebastián durante un buen rato sin más explicaciones. Uno de estos tenientes, Stephen Decatur, solicitó la presencia del oficial al mando para protestar, pero nadie apareció, ese mismo teniente prometió volver a la mañana siguiente y ordenó a los remeros del bote poner rumbo al Essex.

by Charles Bird King
Stephen Decatur

Al día siguiente, Decatur se personó en el jabeque español con la misma solicitud para pedirle explicaciones al oficial español por el trato recibido. No obstante, le comentan que dicho oficial ha bajado a tierra y Decatur le deja un claro mensaje: “Pues entonces dile que el teniente Decatur de la fragata Essex manifiesta que el oficial al mando del jabeque es un sinvergüenza y un cobarde, y que si coinciden en tierra le cortará las orejas”.

Ahora sería el cónsul Willis el que sería requerido ante el capitán general, había que solucionarlo antes de que llegara la sangre al río. El mismo cónsul no entendía el comportamiento de los oficiales de ambos barcos y destacó publicamente que entre los oficiales, tanto españoles como norteamericanos siempre hubo un trato de cordialidad y de respeto. Por otro lado, el embajador norteamericano David Humphreys hizo llegar una queja al secretario de estado Pedro Ceballos. La solución más rápida fue la de confinar a los oficiales de ambos barcos durante su estancia en puerto, y por otro lado Bainbridge instó a Decatur a que cejara en su empeño de castigar al oficial español, hecho que parece que logró ya que partieron sin más novedad.

Los cañones de Decatur

Es posible que Decatur no olvidara nunca ese episodio y se llevara algún trofeo a casa, existe un parque en las instalaciones del museo nacional de la US Navy en la ciudad de Washington llamado Leutze Park. En él están expuestos al aire libre, entre otros objetos históricos, 25 viejos cañones de bronce de la época de las guerras berberiscas, un puñado están construidos en Barcelona y al menos cuatro de ellos reciben el calificativo de «Decatur guns» o los cañones de Decatur. Son los cañones numerados como 10, 11, 12 y 13, de estos los 10 y 13 fueron construidos en Barcelona en 1788 para el rey Carlos III. Son cañones de 27 libras capturados en combate por el mismo Decatur a buques de guerra de Trípoli el 3 de agosto de 1804. En cuanto a los 11 y 12 fueron capturados en Argel en 1815.

Cañones 10 & 13
Los cañones números 10 y 13, en el mismo parque hay otros seis cañones de origen barcelonés.

La fragata

La fragata USS Essex escribió su propia leyenda en una US Navy que apenas tenía seis años de edad. De su construcción se encargaron los talleres del arquitecto naval Enos Briggs en la ciudad de Salem en el estado norteamericano de Massachusetts. Sería puesta a flote el 30 de septiembre de 1799 y entregada a la US Navy el 17 de diciembre del mismo año al capitán Edward Preble.

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Llevaría el nombre del condado que la vio nacer: Essex (imagen del Naval History and Heritage Command)

Desplazaba 864 toneladas con una eslora de 42,2 metros por 11,4 metros de manga y 3,7 metros de calado. Su propulsión era a vela con aparejo de fragata con el que lograba alcanzar los 11,4 nudos. Dotación, 228 tripulantes. Estaba armada con 26 cañones de 12 libras más otros 10 de 6 libras.

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Perfil del USS Essex (The History Of American Sailing Ships)

Fue el primer buque de guerra en doblar el Cabo de Buena Esperanza, se enfrentaron contra Francia en la Cuasi-Guerra de 1798 participó en la Primera Guerra Berberisca  o Guerra de Trí`poli contra los Estados del Norte de África y en la guerra de 1812 contra Inglaterra. Sería en esta guerra cuando el 28 de marzo de 1814 entablaría batalla en Valparaíso contra una fragata y una goleta de la Royal Navy, y tras una cruenta batalla, fue capturada tras perder 214 hombres.

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Combate naval en Valparaíso entre la USS Essex y los HMS Phoebe y HMS Cherub (imagen del Naval History and Heritage Command)

La bandera de las barras y estrellas sería arriada de su mástil y su lugar ocuparía la de la Royal Navy, ahora navegaría con el prefijo HMS (Her Majesty Ship) y con el mismo nombre, y aunque recibió la calificación de fragata de quinta categoría y 46 cañones nunca volvería a primera línea de combate. Sin embargo, la Royal Navy le encontró otro cometido como buque prisión en el puerto de irlandés de Kingstown, ahora Dún Laoghaire, y ahí permanecería hasta el 6 de junio de 1837 hasta que fue vendida para desguace.

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La HMS Essex completamente desarbolada fondeada en el muelle del este del puerto de Kingstown (vía Dun Laoghaire Harbour Company)

Pero no todos los elementos del barco fueron reciclados, hubo uno que se encontró mucho después durante unas operaciones de dragado del muelle este del puerto de Dún Laoghaire, su ancla de fondeo. Lejos de destruirla el gobierno local decidió restaurarla y conservarla en recuerdo, ya no solo del barco, sino también de los amargos años en que permaneció atracado como prisión.

El ancla del Essex descansa en una rotonda entre las calles de Harbour Rd., Maine Rd. y Queen’s Rd., muy cerca del Royal St. George Yacht Club y a pocos metros del sitio de donde la sacaron del fondo del puerto.

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El ancla fue restaurada y colocada en esta rotonda (vía Google Maps)

 

 

Más información:
Llegada de la fragata USS Essex en el Diario de Barcelona del 3 de agosto de 1801
Ficha del USS Essex en la página web de Navsource.org
Relato del incidente en el puerto de Barcelona en las memorias del Commodore William Bainbridge, «The life and services of Commodore William Bainbridge, United States navy» vía archive.org

La Estrella de Valencia

La jornada del día 3 de abril de 1880 el puerto de Barcelona no tuvo una gran actividad, unos ocho barcos llegaron y otros tres partieron. De los llegados destacaban el vapor Minerva procedente de Ruan que traía una importante carga de sílice y silicato de sosa; de Newcastle llegó el vapor Headquarters con más de 1.000 toneladas de carbón mineral; de Nueva Orleans la corbeta Humber llevaba a bordo 86.000 duelas; también de Nueva Orleans llegaría la corbeta española Altagracia con 600 balas de algodón y 33.000 duelas; y de mucho más cerca y en 11 horas de viaje alcanzaba Barcelona el vapor Bellver que se hallaba en tránsito hacia Cardiff.

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El vapor Bellver atracado en el puerto de Barcelona a finales del siglo XIX (imagen del Museo Marítimo de Barcelona)

Así sin más, sin ninguna ceremonia realizaba la primera escala al puerto de Barcelona este vapor que había sido adquirido por la Empresa Marítima a Vapor a principios de 1880 y que poco después de llegar comenzaría a navegar con la contraseña de esta naviera palmesana.

El Bellver gozaría de una larga vida al servicio de tres navieras españolas conectando las islas baleares, las islas canarias y los puertos del norte de áfrica con la península. Pero como ya sucediera con el vapor Enrique Maynes, el Bellver también merece el título de “un barco de película” ya que quedó inmortalizado en tres cintas, un documental y dos películas, terminando su vida con el nombre de “Estrella de Valencia”.

El Bellver

Debía de haber navegado para una naviera china, pero por avatares del destino dicha naviera quebró y sería adquirido por D. José Altier, director de la naviera Empresa Marítima a Vapor. Sería construido en los astilleros de James & George Thomson en Clydebank, siendo botado el 22 de diciembre de 1879.

Desplazaba 1.260 toneladas de registro bruto con una eslora de 75,5 metros por 9,1 metros de manga y 3,8 metros de calado. Su propulsión la obtenía de una máquina a vapor de 123 NHP. que conectada a un eje le daba una velocidad de 12 nudos, además disponía de aparejo de bergantín, algo muy útil en cruceros largos para ahorrar carbón. Podía transportar hasta 70 pasajeros más carga en sus bodegas.

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El vapor Bellver (vía Pinterest)

Al quebrar la naviera china la Empresa Marítima a Vapor vio una buena oportunidad para reforzar su flota, lo compró y le dio el nombre de Bellver, tocando por vez primera el puerto de Palma el 21 de febrero de 1880. Sus primeros años fueron algo difíciles, de regreso de Cardiff sufrió un fuerte temporal en octubre de 1880 en el que perdió un tripulante y dos años más tarde navegaría muy lejos de casa al ser fletado por la compañía norteamericana North & South American Steam Navigation Co. para navegar entre Nueva York y las Indias Orientales. Durante esta etapa socorrió al bergantín francés Marie Anne cuya tripulación enfermó de fiebre amarilla y le dio remolque hasta el puerto de Hampton Roads. Ya habiendo regresado de Estados Unidos en 1889 realiza un viaje a Tierra Santa partiendo desde Barcelona, y al año siguiente lo repite.

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Aquí lo vemos atracado en el Muelle de Atarazanas, tras él de través se encuentra el vapor Lulio (imagen del Museo Marítimo de Barcelona)

A partir de 1891 comenzaría una nueva etapa cuando las navieras La Isleña, la Empresa Mallorquina de Vapores y la Empresa Marítima a Vapor se fusionan formando la Isleña Marítima, el Bellver quedaría integrado en la flota de esta nueva compañía. En 1895 el Bellver se somete a una profunda revisión, se mejoran sus máquinas, se instalan nuevas calderas y una nueva hélice

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El Bellver con el logotipo de la Isleña Marítima en su chimenea (imagen del Museo Marítmo de Barcelona vía Trasmeships.es)

Un primer documental

La primera aparición en el cine del vapor Bellver sucede cuando un joven aficionado al cine, Fructuós Gelabert, graba un breve documental del vapor llegando al puerto de Palma de Mallorca. Algo que hoy en día puede ser habitual, rutinario e incluso aburrido gracias a nuestros teléfonos móviles, para Gelabert fue un gran paso y para la cinematografía catalana y española.

Gelabert quedó muy impresionado al ver la primera proyección de los hermanos Lumière en Barcelona en 1896. Tras esta primera impresión él mismo filmó, dirigió e incluso protagonizó su primera película muda de un minuto de duración llamada «Riña en un café» que es considerada la primera película catalana y la primera película de ficción rodada en España.

El vapor Bellver testigo mudo de haber sido protagonista de la historia cinematográfica española sin saberlo siguió con su vida. Llegada la Primera Guerra Mundial sobrevivió con algunos sobresaltos, siendo detenido para inspección hasta en tres ocasiones por cruceros auxiliares franceses.

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Vieja fotografía del vapor Bellver llegando al puerto de Palma, una escena similar sería la que grabara Fructuós Gelabert (imagen del Museo Marítimo de Barcelona)

La etapa con la Isleña Marítima terminaba en 1918 cuando se convierte en una filial de la Compañía Trasmediterránea. La nueva compañía no le cambia el nombre y le asigna nuevas rutas utilizándolo para transportar carbón entre Reino Unido y España, también realizaría la ruta Barcelona-Génova y Barcelona-Melilla. En este nuevo ciclo sufriría diversos accidentes, como la avería del timón en 1922, el abordaje al velero italiano Emma en 1924 y/o la colisión en enero de 1929 en el puerto de Alicante por parte del vapor Cabo Creux que le dañó la proa.

El más grave sucedió la mañana del 9 de abril de 1933 cuando cubría la línea de Mahón a Palma embarrancó en la isla Conejera debido a la espesa niebla. Acudieron a su rescate los vapores Infante Don Jaime y Balear y tras horas de trabajo lograron ponerlo a flote.

La Estrella de Valencia

El rodaje de la película “La Estrella de Valencia” se desarrolló durante su último año de servicio, entonces navegaba en la línea de Palma a Cabrera y una productora alemana, la UFA GmbH, se fijó en él para filmar la misma película en alemán y francés. Pero, ¿por qué se filmaron dos películas iguales con distintos idiomas? pues porque en esa época no existía la industria del doblaje tal y como la conocemos hoy en día y era necesaria esta duplicación.

El argumento gira en torno a una pareja de enamorados separados por la burla de una tercera persona, el marinero del buque Estrella de Valencia en la búsqueda de su amada da con ella en un cabaret de Palma de Mallorca en donde trabaja como cantante. El marinero intentará liberarla comprando su libertad con la oposición del dueño del cabaret.

Der Stern von Valencia
Póster de la película (vía imdb.com)

Para ello la versión alemana estaría dirigida por Alfred Zeisler que contó con actores y actrices como Liane Haid, Peter Erkelenz, Ossi Oswalda entre otros. La filmación tuvo lugar entre febrero y abril de 1933 en los estudios AFU de Neubabelsberg y en las localidades de Palma de Mallorca y Valencia, además del vapor Bellver.

En cuanto a la versión francesa, que se estrenaría con el nombre de “L’étoile de Valencia” contaría como director a Serge de Poligny y su elenco principal lo protagonizarían Brigitte Helm, Jean Gabin y Simone Simon.

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En el póster de la versión francesa se puede ver el perfil del vapor Bellver (vía imdb.com)

La película fue recibida con buena crítica en Alemania y Francia, llegaría a estrenarse en España y en Barcelona se estrenó en el Salón Cataluña proyectaban la versión francesa; los espectadores barceloneses fueron unos afortunados ya que en la actualidad la cinta de “L’étoile de Valencia” se considera perdida.

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Fotográma de la película con Jean Gabin en la sala de máquinas del Estrella de Valencia (vía imdb.com)

En cuanto al vapor Bellver poca vida marinera le quedaba, sería retirado del servicio en 1934 y durante mucho tiempo permaneció a la espera de su futuro en el puerto de Mahón. A finales de enero de 1936 sería vendido para desguace, hecho que se llevó a cabo en Cala Figuera en Mahón a partir de febrero de 1936.

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El Bellver atracado en el puerto de Barcelona cuando ya le quedaba poco tiempo de mar (imagen del Museo Marítimo de Barcelona)

De él tan solo se conserva el escudo que adornaba su popa que se conserva en el Museo Marítimo de Barcelona.

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El escudo de popa del Bellver (imagen del Museo Marítmo de Barcelona vía Trasmeships.es)

 

Más información:
Más datos del vapor Bellver en la página web de Trasmeships.es de Laureano García
Ficha de las películas «Der Stern von Valencia» y «L’Etoile de Valencia» en la página web de Internet Movie Database
Artículo «El ‘eslabón perdido’ entre los Lumière y Villaronga» de Laura Jurado publicado en elmundo.es

 

 

 

El submarino S-11 y la boya de Génova

El día 16 de junio de 1962 se reunieron en el puerto de Barcelona tres generaciones de submarinos de la Armada española que estaban realizando un viaje de instrucción. Procedentes de Cartagena recalaron en el puerto de la ciudad Condal los submarinos Almirante García de los Reyes (S-31), S-11 y G-7, que atracaron en el Muelle de Bosch i Alsina y por unos días sus tripulaciones descansarían en la ciudad.

Submarinos S-11 y Almirante García de los Reyes (Museo Marítimo de Barcelona)

Aficionados y curiosos dirigieron sus miradas y cámaras fotográficas a los tres submarinos visitantes, el primero que llamaba la atención era el Almirante García de los Reyes (S-31) que con su apariencia de submarino atómico se llevaba todas las miradas. Este fue uno de los primeros submarinos norteamericanos transferido a la Armada española, fue puesto a flote en 1944 con el nombre de USS Kraken (SS-370) y aún tuvo tiempo de participar en la Segunda Guerra Mundial.

El Almirante García de los Reyes navegando por aguas del puerto de Barcelona (imagen de Galilea)

El segundo era el G-7, un auténtico U-Boot alemán, y es que sería botado en 1941 con la denominación de U-573 y participó en cuatro patrullas durante la guerra para la Kriegsmarine. En abril de 1942 un ataque de la Royal Air Force lo deja gravemente dañado frente a Cabo Palos y se refugia en Cartagena en donde quedó internado. En 1942 sería adquirido por la Armada y se incorpora a la flota.

El submarino G-7 estaba atracado no muy lejos de sus compañeros (imagen Armada española)

El tercero era el más veterano, al menos desde que se puso en marcha el proyecto de construcción, era el S-11 perteneciente a la clase D de submarinos. No fue una serie muy agraciada, aquejada de diversos problemas técnicos y deficiencias de seguridad, pero al menos sirvió como escuela de submarinistas hasta la llegada de la ayuda americana y de los submarinos de la clase Balao.

El S-11 abarloado al costado del Alm. García de los Reyes (imagen de Galilea)

La serie D de submarinos

La serie D de submarinos fue una problemática familia cuyo origen se remonta a los tiempos de la república española a principios de los años treinta. En esa década se buscaba modernizar y potenciar la flota del Arma Submarina de la Armada que contaba con los exhaustos primeros cuatro submarinos de su historia, el Isaac Peral más los tres de la clase A, que comenzaron a retirarse del servicio a partir de 1931. Por otro lado desde 1922 la Armada contaba con los seis submarinos de la clase B de diseño italiano construidos en España y a partir de 1928 se incorporaron otros seis de la serie C. Con la nueva serie D se esperaba que mejorara cualitativamente a la flota submarina a medida que la serie B se volviera obsoleta y se retiraran los submarinos.

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Submarino B-1 (imagen de Casaú vía Archivos históricos de la región de Murcia)
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Vieja postal del submarino C-1

Sin embargo, pronto aparecieron los primeros retrasos, estos nuevos submarinos fueron diseñados desde cero en España, y aun teniendo la experiencia de la construcción de la series B y C la nueva serie D supuso un reto para los astilleros españoles. Pero lo peor estaba por llegar, la Guerra Civil española paralizó la construcción de los submarinos que en 1934 ya estaban puestos en grada con la quilla instalada. Durante años acumularon óxido en la grada y para cuando terminó la Guerra Civil se intentó dar un empujón al proyecto ya quedaban muy pocos submarinos operativos, y en 1940 se reanudó la construcción de las serie D, no obstante, comenzaba otra guera, la Segunda Guerra Mundial que complicó al extremo la adquisición de materias primas y suministros para los submarinos.

Finalmente con un tremendo retraso el primer submarino de la serie, el D-1, sería puesto a flote el 15 de mayo de 1944 y causaría alta el 17 de marzo de 1947. Pero aquí no terminaron los problemas de la serie D, solo habían comenzado. Debido a los retrasos y a la mala calidad del acero el cabeza de serie, el D-1, había nacido con sobrepeso, aquejaba problemas en la estabilidad transversal y su cota de inmersión se redujo de los 80 metros planeados a los 50. Carecía de una electrónica moderna para la época en la que fue dado de alta y su armamento constaba de torpedos alemanes G7 de 533 mm. y un cañón de cubierta de 88 mm. Además incluía una innovación tecnológica probada en 1930, el “ascensor submarino”, que era básicamente una boya de rescate con capacidad para una persona.

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Fotografía de Casaú del submarino D-1 navegando por aguas de Cartagena.

Debido a estas deficiencias la Armada relegó a la serie D a un segundo plano, asignándolos a tareas de instrucción. Cuando llegó la ayuda americana dos de los tres submarinos de la serie D fueron modernizados, los D-2 y D-3, salvando las distancias la modernización fue similar a la GUPPY norteamericana. Se modificaron las líneas del casco haciéndolas más hidrodinámicas y silenciosas, se les instaló electrónica como un radar y un sonar, pero no se les instaló un esnórquel y perdieron el cañón de cubierta.

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El S-22, ex D-2, después de la modernización (imagen de Casaú)

Aun con la modernización siguieron con sus misiones de adiestramiento y en 1961 perdieron su denominación original de D-1, D-2 y D-3 por la de S-11, S-21 y S-22 respectivamente. Con la llegada de los submarinos de la clase Balao fueron retirándose del servicio progresivamente y el último de ellos, el S-22, causó baja el 2 de febrero de 1971.

El D-1

El 22 de noviembre de 1932 se firmaba la orden de ejecución del programa y la quilla del primer submarino que se denominaría D-1 se instalaba en Cartagena el 23 de noviembre de 1933, su botadura se efectuaría el 11 de mayo de 1944 y su alta se haría efectiva el 17 de marzo de 1947.

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El S-11 navegando por aguas de Barcelona (imagen de Galilea vía Museo Marítimo de Barcelona)

Desplazaba 1.050 toneladas en superficie y 1.375 toneladas en inmersión, su eslora era de 84,2 metros por 6,9 metros de manga y 4,4 metros de calado. Era propulsado por dos motores diésel Sulzer de 5.000 HP. más dos motores eléctricos de 1.350 HP. Su velocidad máxima era de 20 nudos en superficie y de 9,5 nudos en inmersión, con una autonomía de 9.000 millas náuticas a 10 nudos en superficie y 100 millas náuticas a 4 nudos en inmersión. Dotación, 60 tripulantes. Su armamento constaba de 1 cañón en cubierta de 88/45 más 1 ametralladora de 20 mm., más 6 tubos lanzatorpedos de 533 mm. con reserva para 10 torpedos.

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Su base quedó establecida en Cartagena y sus últimos años operativos los pasó asignado a la Primera Escuadrilla de Submarinos Oceánicos (imagen de Casaú vía Archivos históricos de la región de Murcia)

La boya de Génova

El 21 de julio de 1930 en aguas de Cartagena se efectuaron las primeras pruebas de un invento llamado el “ascensor submarino”, o la boya de Génova en referencia a su inventor, con el que se pretendía salvar a la dotación de un submarino atrapada en el fondo del mar. El invento fue instalado de forma provisional en el submarino C-3 de la Armada, y bajo la dirección y atenta mirada de las autoridades militares a bordo del cañonero Cánovas del Castillo, invento e inventor fueron puestos a prueba.

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Submarino C-3 navegando en superficie (vía revista Mundo Gráfico)

El ascensor se basaba en una boya estanca construida en duraluminio en cuyo interior tenía espacio para un hombre, a su vez la boya estaría conectada al submarino por un cable que accionaría un cabestrante e iba alojada en una esclusa de un compartimento debidamente preparado para casos de emergencia, bien fuera a proa o a popa.

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Planos de la boya de salvamento en el interior de un submarino (revista Vida Marítima)

Una vez el tripulante a evacuar estuviera correctamente instalado en el interior de la boya se abriría la escotilla que la liberaría hasta la superficie y ya fuera de peligro el submarinista podría comunicarse con el submarino con un teléfono para dar aviso de recoger el cable de la boya y bengalas para hacerse visible en superficie. Sobre el papel la boya estaba preparada para ser funcional hasta una cota de inmersión de 200 metros aunque fue probada a 140 metros.

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La boya de Génova en la superficie del mar (vía revista Mundo Gráfico)
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Al terminar el experimento la boya y su ocupante fueron recogidos por un bote (vía revista Mundo Gráfico)

El experimento terminó con éxito y fue el mismo inventor quien se subió a la boya del ascensor submarino, el capitán de corbeta Arturo Génova natural de Barcelona. Génova nació en Barcelona el 2 de marzo de 1889 y con 16 años ingresó en la Armada como aspirante. Su primera gran navegación la realizó en 1909 a bordo de la fragata Asturias y en 1911 logró el rango de alférez de fragata. A partir de ese momento su carrera fue imparable, estuvo embarcado en los cruceros Cataluña y Príncipe de Asturias, y su carrera como submarinista comenzó con el A-2 en 1916, llegando a ser su segundo comandante. Otros de sus destinos fueron el aviso Giralda, el acorazado España, el submarino B-3 y el portahidros Dédalo.

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El capitán de corbeta Arturo Génova a bordo de la boya de salvamento (vía revista Mundo Gráfico)

La creación de su invento coincidió cuando en 1930 ya con el rango de capitán de corbeta fue destinado a la Escuela de Submarinos de Cartagena. Para esas fechas ya habían sucedido gravísimos accidentes con submarinos alrededor del mundo con grandes pérdidas humanas y urgía lograr un método para que sus tripulantes tuvieran una opción de sobrevivir.

Su invento, por su sencillez y poco espacio, pareció gustar a los técnicos de la Armada y decidieron incorporarlo en el diseño de los nuevos submarinos de la clase D recibiendo el nombre de “boya Génova”, pero por fortuna nunca hubo que utilizarlo. Siempre es mejor disponer de estos medios y no tener que utilizarlos nunca, a querer usarlos y no disponer de ellos.

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Cámara de torpedos del submarino D-1 mirando hacia popa, en el centro se observa la escotilla de acceso a la boya de Génova (vía El Arma Submarina 100 años de imágenes 1915-2015)
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Plano de la sección de proa de un submarino de la clase D, en el extremo izquierdo se halla la esclusa de la boya de salvamento (vía Planos históricos de Buques de la Armada)

El capitán de corbeta Arturo Génova se comprometió con su “ascensor submarino” a salvar vidas de submarinistas, pero existieron otros inventores españoles que se unieron a su causa. Uno de ellos fue Adrián Álvarez Ruiz, un ingeniero que inventó una cápsula de salvamento y que en Barcelona la probó en la plaza de toros la Monumental en enero de 1933. Y hubo al menos otro más, el del profesor Francisco Espinosa que probó una cápsula muy parecida a la de Adrián Álvarez en el puerto de Barcelona en octubre de 1934.

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Más información:
Los submarinos de la clase D en el libro «Buques de la Armada española, los años de la posguerra» de Juan Luis Coello Lillo
Descripción del invento de Génova en la revista Vida Marítima del 30 de septiembre de 1931
Biografía de Arturo Génova Torruella en la página web de la Real Academia de la Historia
Libro «El Arma Submarina 100 años de imágenes 1915-2015» del Ministerio de Defensa