Un 3 de junio de 1986 se efectuaba la botadura la empujadora de submarinos YRS-03, con esta sencilla e importante operación para probar la flotabilidad de un barco terminaron, los Talleres del Puerto Llastarry, un encargo para construir y entregar tres empujadoras de submarinos para la Armada española, proyecto que comenzó en 1982.
De este modo los Talleres del Puerto Llastarry se unieron al grupo de astilleros catalanes que han recibido pedidos de la Armada española. Cabe recordar que la Maquinista Terrestre y Marítima construyó las máquinas de diversos buques de guerra y además realizaba la reparación y mantenimiento de los buques de guerra.
Los patrulleras de la clase Toralla, además de algunas lanchas para el servicio de Vigilancia Aduanera, fueron construidas por los Astilleros Viudes.
Y los astilleros ARESA de Arenys de Mar construyeron la numerosa serie de patrulleros ARESA PVC-160.
Los Talleres del Puerto Llastarry
Fueron fundados en 1942 por Josep Llastarri Balcells en en una parcela de 600 m² en el Muelle de Levante del puerto de Barcelona. Aun con las dificultades propias de la época, posguerra de la guerra civil y en plena Segunda Guerra Mundial, consiguieron levantar y mantener la empresa especializándose en la reparación y construcción naval de todo tipo de embarcaciones pequeñas, es decir lanchas auxiliares, dragas, ferrys, gánguiles, remolcadores y/o barcazas.
Tras la muerte de su fundador en 1968 y sin un heredero que se hiciera cargo de la actividad de la empresa, los Talleres del Puerto Llastarry a fin de sobrevivir y continuar con su actividad fueron vendidos a la Unión Naval de Levante a través de Nuevo Vulcano, talleres estos últimos que absorbieron el personal y su experiencia en el sector.
Pronto Llastarry se convirtió en una de las empresas más activas del puerto, tanto que en 1978 a través de Nuevo Vulcano se encargó a estos talleres la construcción de la compuerta del nuevo dique seco del puerto de Barcelona.
En los años ochenta el sector naval español se enfrentó a una crisis sin precedentes, que animada por una recesión global, muchos astilleros se vieron forzados a cerrar con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo y la evidente falta de productividad.
Los Talleres Nuevo Vulcano intentaron sobrevivir, se recibieron algunos pedidos desde el Ministerio de Defensa y se construyeron algunas embarcaciones auxiliares como lanchas de transporte de personal y empujadoras de submarinos. Sin embargo, en 1989 la Unión Naval de Levante decidió extinguir la sociedad, poniendo así fin a los Talleres del Puerto Llastarry.
Las empujadoras de submarinos de Llastarry
La división de construcción militar comenzó a funcionar tras asociarse Nuevo Vulcano con Denaval, estos últimos estaban especializados en la construcción de unidades de tren naval y pronto comenzó el desarrollo de lanchas de apoyo logístico, lanchas para buzos, remolcadores y lanchas de combate; además de otras unidades menores como lanchas de prácticos, de amarre, etc.
La sección que diseñaba los remolcadores también se encargaba de las empujadoras de submarinos, que en definitiva no dejan de ser pequeños remolcadores de puerto usados tan solo para ayudar en la maniobra de submarinos.
La Armada española encargó a estos talleres unas empujadoras que tuvieran estas características: una eslora de unos 8 metros, una gran maniobrabilidad, una potencia de 1,6 toneladas tanto de empuje como de arrastre y que fueran tripulados por dos personas.
Con estas características Llastarry construyó un total de tres empujadoras de submarinos entre 1982 y 1986 en dos series. La primera serie disponía de tan solo una unidad, YRS-01 entregada el 3 de noviembre de 1982; y la segunda serie la formaban las YRS-02 y YRS-03 dadas de alta el 28 de marzo de 1986.
Con algunas pocas diferencias entre ambas series, estas empujadoras tenían una eslora de unos 9 metros, eran propulsadas por dos motores diésel Pegaso Guascor 9222/4 sobrealimentados de 400 HP. y su velocidad máxima era de unos 8,8 nudos.
Llastarry recibió además el pedido de construcción de dos lanchas de transporte de personal y para buzos como la YQP-02 (luego Y-502).
La división militar estudió el diseño y construcción de lanchas de patrulla costera de 9 a 15 metros de eslora construidas en aluminio o poliéster y de catamaranes de amunicionamiento capaz remolcar blancos navales y de alcanzar los 30 nudos de velocidad.
El tren naval de la Armada española
En la actualidad la flota del tren naval consta de unas 126 unidades que dan apoyo a los principales buques de combate cuando se hallan en puerto. Están repartidas entre las distintas bases navales y arsenales de la Armada. Entre ellos hay remolcadores de rada, empujadoras de submarinos, gabarras de combustible y aguas sucias, transporte de personal, y embarcaciones a vela para la instrucción.
Archivo de Camil Busquets en custodia del Museu Marítim de Barcelona
Libro «La fusta, el ferro i la fibra» de Isabel Graupera y Lluís Burillo
Listado actual del Tren Naval de la Armada española en la página web de Los Barcos de Eugenio