Un 1 de noviembre de 1927 mientras las familias se disponían a visitar a sus difuntos en los cementerios, el puerto de Barcelona seguía con su actividad y no paraba ni en esta señalada fecha. Ocho fueron los buques llegados esa jornada, cinco vapores y dos bergantines-goleta más un pailebote; también hubieron once salidas, de los que diez fueron vapores y uno era un crucero de guerra español.

Pero esa fecha iba a ser recordada por otro motivo, evidentemente no fue tan importante como la de Todos los Santos mas tenía cierta importancia para la Autoridad Portuaria de Barcelona. Ese primero de noviembre se encendía de forma oficial la linterna del Faro del Dique del Este, un faro efímero ya que las constantes ampliaciones necesarias del dique impulsaron tanto su construcción como su demolición.
Hasta mediados de los años veinte el puerto de Barcelona contaba con dos faros principales: el del Prat de 1852 y el de Montjuich cuya linterna se instaló en 1906, aunque el edificio definitivo no se construiría hasta 1922. Existieron otros faros, pero ninguno tan emblemático como el del Dique del Este, lugar de peregrinación de muchas familias en días festivos.

El faro
La concepción de este faro comenzó en el momento que el Dique del Este comenzó a ampliarse hacia el sur, pronto se hizo necesario un correcto balizamiento de la bocana que hasta principios del siglo XX tan solo estaba señalizada con una boya con luces verdes en el extremo del dique. Al término de las obras de ampliación del Dique del Este tan solo faltaba señalizar correctamente su extremo con un faro. Para su construcción se utilizarían ciertos elementos que la Autoridad Portuaria tenía almacenados en depósito, estos eran: una torre metálica, un torreón, la linterna, una cúpula, un tambor dióptrico y diversos accesorios.

A principios de 1925 se terminaron las obras de refuerzo del morro y comenzó la construcción del faro, la base que sostendría la torre se completó a finales de ese año y a lo largo de 1926 se erigiría la torre con todos los elementos luminosos y de señalización de la misma. El resultado fue un faro de 4º orden de luz verde centelleante con 20 destellos por segundo, su alcance óptico era de unas 10 a 12 millas y la altura del plano focal estaba a 33,20 metros sobre el nivel del mar, la torre fue erigida sobre un edificio de planta baja al que se le daría un uso como restaurante.


En cuanto a la alimentación de la linterna en un principio debía ser eléctrica conectado a la red de energía de la propia ciudad, y además, disponía de un sistema de emergencia mediante un motor a gasolina que conectado a una dinamo proveía de la energía eléctrica necesaria por unas horas.

Sin embargo, los cortes de energía fueron por unos años demasiado frecuentes y forzaban a operar con tan solo el sistema de emergencia, por ello se dotó de una linterna que podía consumir acetileno disuelto en acetona con dos tanques de 5.000 litros. Con todo a punto el faro comenzó a operar de forma oficial el 1 de noviembre de 1927, y a excepción de los cortes de energía, nunca dio ningún problema.

En una entrevista al torrero del faro del Dique del Este localizada en la revista “Imatges” del 3 de septiembre de 1930, él mismo citaba la importancia de este faro que en el momento de su inauguración era el más moderno de España. Además, su testimonio nos sirve para acercarnos un poco a la vida de torrero, destaca que su jornada y la de su ayudante constaba de 16 horas de trabajo y que su salario era de diez pesetas con cincuenta céntimos. Pero su trabajo en ocasiones no era nada plácido ni tranquilo, sobre todo cuando la mar sacudía el Dique del Este con la fuerza de un temporal. Relata que en febrero de 1927 las olas rompieron los cristales de la sala de máquinas penetrando en el interior y poniendo en riesgo el funcionamiento del faro, incluso la torre misma se balanceaba con la fuerza del viento y de las olas.

El restaurante
Pero la sociedad barcelonesa recordará ese faro por otro motivo, su restaurante llamado “Mar y Cielo”. Durante su primer tramo de vida hasta la guerra civil hubo un restaurante en la base del faro con una buena terraza. En él se podían degustar los frutos de la mar, sobretodo sus mejillones ya que a pocos metros de ahí habían criaderos. El acceso al faro podía ser o a pie, o desde una de las Gaviotas o Sirenas (también conocidas como Golondrinas) que partían del Muelle del Portal de la Pau en dirección al embarcadero del faro.

Llegada la guerra el puerto fue bombardeado, por mar y por aire, y el Dique del Este sufrió los embites de la aviación italiana que dejaba caer sus bombas en el puerto.

Con la posguerra de ambas guerras, civil y mundial, todo mejoró, el restaurante cambió de propietarios y también su nombre, ahora se llamaría Porta Coeli. Se reanudó la frénetica actividad social alrededor del faro. Las golondrinas volvían a desembarcar a sus pasajeros deseosos de pasar el día en la escollera, pero esta dinámica cambió un poco a finales de la década de 1960.


Entre 1967 y 1968 la Autoridad Portuaria decidió derruir el faro, el motivo era claro, el Dique del Este debía ampliarse hacia el sur. En el lugar del faro se construiría un nuevo edificio, una parte de él sería utilizado por el restaurante Porta Coeli, la otra serían oficinas y entre ellas estarían las de la Corporación de los Prácticos del puerto.

Tras esta renovación y a pesar del desaparecido faro, este punto del puerto cobró nueva vida, sobretodo social, convirtiéndose en un lugar de obligada visita en la ciudad hasta el año 2000.

En la actualidad el ‘rompeolas’ carece ni de bar ni de restaurante ni de nada parecido, algunos aun acudimos a él ya que en prácticamente toda su extensión se ha convertido en un lugar libre de vehículos y es ideal para pasear. Sin embargo, al fondo del Dique del Este ya no se encuentra en señor Faro, ni el restaurante Porta Coeli y más de uno mira con añoranza hacia el sur esperando ver al final del dique algo más.
Más información:
Memorias de la Junta de Obras del Puerto de 1924-1926 y 1926-1929
Revista «Imatges» del 3 de septiembre de 1930 vía Biblioteca de Catalunya
Artículo «PORTA COELI. El Restaurant del Trencaones (1926-2000)» del blog Barcelofília
Y entrevista a Maria Teresa Ollé, última porpietaria del restaurante Porta Coeli publicada en el diario El Periódico