Los latidos de un corazón barcelonés

La mañana del 13 de marzo de 1911 se oyó en la bocana del puerto de Barcelona el estruendo de unos cañones que, tras una pausa, se repitieron desde la montaña de Montjuich. Los disparos podían tratarse de una batalla naval, sin embargo no era más que la ceremonia de saludo al cañón de una escuadra visitante.

Dicha escuadra era la del contralmirante Enrique Santaló que, procedentes de Tarragona, con este saludo iniciaron una escala de unos quince días a la ciudad Condal. Estaba compuesta por los cruceros acorazados Carlos V, Cataluña y Princesa de Asturias, más el crucero protegido Extremadura y el contratorpedero Audaz.

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Cruceros acorazados Carlos V a la izquierda y Princesa de Asturias a la derecha (revista La Hormiga de Oro vía Biblioteca Nacional de España)
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El contratorpedero Audaz con la letra «A» como identificador (revista La Hormiga de Oro vía Biblioteca Nacional de España)

En una entrada anterior ya hice un repaso de los componentes de esta escuadra, e incluso traté por separado al contratorpedero Audaz. Ahora es el turno del crucero acorazado Carlos V que fue construido según el programa naval del almirante Rafael Rodríguez Arias y que, como muchos otros buques de la Armada en aquella época, en su interior latía un corazón barcelonés.

El crucero Emperador Carlos V

Con este nombre fue ordenada su construcción el 30 de abril de 1890, los astilleros encargados de tal empresa fueron los gaditanos de Vea Murguía. En sus gradas fue puesta la quilla el 4 de marzo de 1892, puesto a flote el 12 de marzo de 1895 y entregado a la Armada el 18 de agosto de 1897.

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Imagen tomada poco antes de su botadura que se llevó a cabo el 12 de marzo de 1895 (vía Naval History and Heritage Command)

En su diseño se tuvo en cuenta el crucero acorazado Infanta María Teresa, los planos de este fueron modificados según el nuevo diseño y el resultado fue el de un crucero de unas 10.066 toneladas a plena carga con una eslora de 129,3 metros por 20,4 metros de manga y 12,3 metros de calado. Era propulsado por dos máquinas de triple expansión construidas en Barcelona por La Maquinista Terrestre y Marítima de 18.500 CV. y que le daban 20 nudos de velocidad. Su era de 12.000 millas a 15 nudos. Dotación, 554 tripulantes.

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Sus motores fueron construidos en los talleres de La Maquinista Terrestre y Marítima de Barcelona (revista El Mundo Naval Ilustrado vía Biblioteca Nacional de España)

En cuanto a su armamento, debía haber estado armado con 2 cañones González Hontoria de 280/37 mm. pero fueron sustituidos por montajes del tipo Canet en Le Havre del mismo calibre. Su artillería secundaria instalada era de 8 cañones González Hontoria de 140/35 mm., 4 García Lomas de 100/35 mm., 2 cañones de 70 mm. de tiro rápido, otros 4 cañones de tiro rápido de 57 mm., 4 ametralladoras de 37 mm., 2 ametralladoras de 11 mm. y 6 tubos lanzatorpedos.

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Cañón de proa de 280 mm. (imagen del Museo Marítimo de Barcelona)

Su protección blindada era su talón de Aquiles, contaba con un blindaje vertical de 50 mm., algo escaso para un buque de esta categoría. Sin embargo, su cubierta estaba reforzada con gruesos de 76 a 162 mm. y las barbetas con 250 mm.

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Crucero acorazado Carlos V

La Maquinista Terrestre y Marítima

El 14 de septiembre de 1855 se fundaba en Barcelona La Maquinista Terrestre y Marítima tras la fusión de los talleres de Valentín Esparó Giralt y la Sociedad La Barcelonesa. Sus talleres estaban ubicados en el barrio de la Barceloneta, aunque más tarde se expandieron por la ciudad con instalaciones en Sant Andreu de Palomar y el Bon Pastor.

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Diferentes servicios ofrecidos por La Maquinista Terrestre y Marítima a principios del siglo XX (revista La Vida Marítima vía Biblioteca Nacional de España)

Su principal actividad era la construcción de maquinaria pesada y pronto su buena reputación les hizo ganar buenos contratos con el gobierno español para la construcción de los motores de los buques de la Armada. Si bien la actividad de la Maquinista se dilató en el tiempo hasta mediados de los años ochenta del siglo XX, fue a finales del siglo XIX y principios del XX cuando fabricó el mayor número de motores para buques de guerra de la Armada, he aquí algunos de ellos.

En la lista hay buques de todos los tipos, como el vapor a ruedas Narváez, el crucero de 2ª clase Colón de 1889 que era propulsado por una máquina de 1.600 CV. y cuatro calderas que le daban 14,9 nudos de velocidad.

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A falta de una buena imagen del Colón, esta del Infanta Isabel sirve como referencia visual (imagen del Naval History and Heritage Command)

El torpedero Vicente Yáñez Pinzón, los cañoneros Alsedo y General Concha, este último fue construido en Ferrol en 1883 y estaba equipado con una máquina de doble expansión de 600 CV. que le daba 11 nudos de velocidad.

Cañonero General Concha (vía Wikipedia)

El crucero de primera clase Alfonso XIII construido en Ferrol en 1891, la Maquinista Terrestre y Marítima construyó dos máquinas horizontales de triple expansión de la firma Thomson, que tenían una potencia de 11.598 CV. de las que obtenían 20 nudos.

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Parte de la maquinaría del Alfonso XIII (imagen del Museo Marítimo de Barcelona)
El crucero Lepanto y gemelo del Alfonso XIII también tenía un corazón barcelonés (vía Wikipedia)

En 1889 se iniciaba la construcción de los cruceros acorazados de la clase Infanta María Teresa, los tres buques que fueron construidos por la Sociedad Astilleros del Nervión y estaba compuesta por los: Infanta María Teresa, Vizcaya y Almirante Oquendo. La planta motriz instalada contaba de dos máquinas verticales de triple expansión de 13.700 CV. a tiro forzado y 20 nudos de velocidad máxima.

Crucero Almirante Oquendo (vía Wikipedia)

El crucero Extremadura construido por los astilleros de Vea Murgía y entregado a la Armada en 1902. Sus motores también eran de la firma Thomson como los del Alfonso XIII y fueron construidos por La Maquinista, dos fueron las máquinas de triple expansión instaladas de 6.950 CV. y 20 nudos.

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Crucero de 3ª clase Extremadura (Museo Marítimo de Barcelona)

Los tres cruceros de la clase Cardenal Cisneros: Cardenal Cisneros, Princesa de Asturias y Cataluña entregados entre 1902 y 1908; también fueron equipados con motores fabricados en La Maquinista, concretamente máquinas horizontales de triple expansión de 15.000 CV. de tiro forzado y 18 nudos de velocidad.

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Crucero Cataluña (imagen del Museo Marítimo de Barcelona)

Los cañoneros Álvaro de Bazán, María de Molina y Marqués de la Victoria construidos a partir de 1902 que eran propulsados por dos motores de triple expansión de 3.500 CV. a tiro forzado y 19 nudos de velocidad máxima.

Alvaro de Bazan
Cañonero Álvaro de Bazán (Hauser y Menet vía Armada Española)

El acorazado España de 1913 también tuvo un corazón barcelonés, su planta motriz consistía en turbinas a vapor Parsons y calderas Yarrow que fueron fabricadas por La Maquinista. En total le daban 15.500 SHP. y 19,5 nudos de velocidad.

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Acorazado España en el puerto de Barcelona (imagen del Museo Marítimo de Barcelona)
Caldera acorazado España
Una de las calderas del acorazado España (vía Revista Ibérica)

Mas en las instalaciones de La Maquinista no solo se construían los motores de estos buques de guerra, también se les hacía el mantenimiento o se los reparaba. Este es el caso del crucero de 2ª clase Don Juan de Austria llegado a Barcelona para someterse a reparaciones y que a su partida en compañía del crucero de 1ª clase Castilla y del crucero pero de 2ª clase Don Antonio de Ulloa pusieron rumbo a Filipinas formando la llamada “escuadra negra”, destino del que nunca más regresaron.

Don Juan de Austria 01 - 1890 - BNE
Representación de J. Vehil del crucero Don Juan de Austria (vía La Ilustración Ibérica)

 

Más información:
Llegada de la escuadra española publicada en el diario La Vanguardia del 14 de marzo de 1911 página 2
Historial del Carlos V en la página web de Todoavante.es
Libro «Buques de La Armada Española. Historiales (1700-2014)» de Pedro Fernández Núñez, José Mª Mosquera Gómez y José Manuel Budiño Carlés

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