Un 23 de agosto de 1969, tal y como estaba anunciado, hacía su entrada al puerto de Barcelona el transatlántico inglés RMS Carmania perteneciente a la naviera Cunard Line. Procedió a amarrar sus cabos en la Estación Marítima paramento Este y allí permanecería unas horas, tiempo más que suficiente para que sus cerca de 1.000 cruceristas disfrutaran de los encantos de la ciudad Condal.

Mientras los turistas se desperdigaban por la ciudad y alrededores, la tripulación esperaba descansar al menos por unas horas. Aquel año de 1969 había sido algo duro para ellos, primero en enero quedaron embarrancados en un banco de arena en San Salvador y tres meses después colisionaron con el petrolero soviético Frunze de 3.900 toneladas, ambos barcos sufrieron pocos daños.
Sin embargo, la Cunard no tardaría mucho en eliminar a este barco de su flota y en pocos años lo pondría en venta. Al poco tiempo sería comprado por la compañía soviética Black Sea Shipping Company y renombrado a Leonid Sobinov, y con su nueva bandera aun le quedaba una historia por contar relacionada con la libertad.
El RMS Saxonia
Tras la Segunda Guerra Mundial muchas navieras se han quedado sin barcos, principalmente tras haber sido requisados e incorporados para el servicio militar, y la Cunard se quedó sin barcos de pasaje que pudieran conectar el Reino Unido con Canadá. La solución fue la de contratar la construcción de una nueva serie de transatlánticos gemelos. El primero fue el Saxonia en 1954, seguido del Ivernia y Carinthia en 1955, y el último fue el Sylvania en 1957.
El Carmania fue uno de estos cuatro gemelos, concretamente el primero llamado Saxonia. De su construcción se encargaron los astilleros escoceses de John Brown and Company en Clydebank que lo pusieron a flote el 17 de febrero de 1954 y llegaría a realizar su primer viaje inaugural el 2 de septiembre del mismo año.
El resultado fue un barco de unas 21.637 toneladas de registro bruto con una eslora de 185 metros por 24 metros de manga y 8,5 metros de calado. Era propulsado por turbinas a vapor de 24.500 SHP. que le daban una velocidad máxima de 20 nudos. Podía transportar hasta 925 pasajeros, de los que 125 viajaban en primera clase y 800 en clase turista.
Al poco de ser entregado realizaría su primer viaje inaugural desde Liverpool a Montreal, ruta que mantuvo durante muchos años con alguna escala adicional en los puertos de Le Havre y Rotterdam.
Como otros tantos casos vistos en este blog, la aviación comercial rápidamente copó el protagonismo en el transporte de personas a nivel mundial, ya fuera por su rapidez como por su precio. Por ello las compañías marítimas se vieron forzadas a evolucionar si no querían perder dinero y la solución llegó en forma de cruceros turísticos.
La Cunard modificó al Saxonia para su nuevo cometido, si bien continuó con sus viajes transatlánticos desde Europa a Canadá, en invierno el barco se transformaba en un crucero realizando viajes por las cálidas aguas del Caribe y del Mar Mediterráneo. Pero su habitabilidad interna como los camarotes y el resto de los atractivos de a bordo no fueron los únicos que cambiaron, también lo hizo su nombre y ahora el barco se llamaría Carmania.

Como Carmania visitó diversas veces el puerto de Barcelona, pero también lo hizo con su nuevo nombre de Leonid Sobinov con bandera rusa a partir de 1973, cuando es adquirido por la Black Sea Shipping Company y renombrado a Leonid Sobinov hasta 1999 cuando fue dado de baja y vendido para desguace en Alang.
El miedo no existe
Eso debió pensar Liliana Hasynska (o Gasinskaya según fuentes), una camarera del barco que decidió saltar por el ojo de buey de su camarote vestida con tan solo un bikini rojo. Pero su fuga no fue nada casual, desde los 14 años Liliana Hasynska dirigió su carrera para la huida de la Unión Soviética, y en Odesa ingresó en una escuela que preparaba a tripulaciones para la flota de buques de pasaje soviética. Al graduarse consiguió su primer y único destino, el Leonid Sobinov, y esperó hasta el momento y el puerto apropiado para culminar su plan.

El crucero los llevó por distintos puertos de la Polinesia y de Australia, destino final de la joven camarera. El 14 de enero de 1979 llegaron a las proximidades del puerto de Sydney y por la noche se deslizó por un ojo de buey y se puso a nadar hasta la orilla. Su viaje a nado duró 40 minutos, que según la prensa en algún momento se cruzó con tiburones.
El primero que la ayudó fue un hombre que estaba paseando a su perro, a él le pidió algo de ropa y a partir de aquí se inició una carrera para capturarla o salvarla. Ese hombre la escondió en su casa y desde ahí llamaron a funcionarios australianos y Hasynska les solicitó asilo político y más tarde llamaron a la prensa.

Por otro lado, el gobierno soviético hizo todo lo posible para que su homónimo australiano extraditara a la fugitiva, mas todos sus esfuerzos fueron en vano y Hasynska se quedó en Australia. Allí experimentó el capitalismo al recibir 15.000 dólares por una exclusiva en la revista Penthouse. Además, trabajó como modelo, bailarina, disyóquey y participó en algunos programas de televisión. Se casó un par de veces, matrimonios que no duraron mucho y desde Australia ayudaba a su familia afincada en la actual Ucrania.
Para la historia se la conocerá para siempre como “la chica del bikini rojo” y por vez primera pudo decidir qué hacer con su vida, primero en Australia y luego en Reino Unido, país este último en el que vive modestamente.
Más información:
El Saxonia en la página web Chris’ Cunard Page de Chris Frame
«Una chica en bikini rojo – Caso KGB desclasificado» en la página web de ІСТОРИЧНА ПРАВДА de Ucrania.