La épica huida del HMS Calliope del ciclón de Apia

El día 5 de marzo de 1900 hacía su entrada al puerto de Barcelona, en visita de cortesía, el crucero de tercera clase HMS Calliope bajo el mando del capitán Henry Peter Routh perteneciente a la flota de la Royal Navy. Tras efectuar el protocolario saludo a la plaza con 21 cañonazos, procedió a amarrar sus cabos en la escollera del Este, lugar en el que permanecería ocho días, a su partida continuaría su viaje poniendo rumbo a Mahón.

HMS CALLIOPE, 58 YEARS AFTER LAUNCHING STILL FLYS THE WHITE ENSI
HMS Calliope (Imperial War Museum)

El HMS Calliope se encontraba realizando un viaje de instrucción por el Mediterráneo y aprovechó su visita a la ciudad de Barcelona para el descanso de su dotación, descanso aprovechado gracias a la hospitalidad de los barceloneses. La visita del HMS Calliope culminaría con un partido de fútbol que se disputó en el velódromo de la Bonanova y que enfrentó a ciudadanos ingleses residentes en la ciudad Condal contra marinos del crucero de guerra visitante.

Sin duda alguna esta nueva vida del HMS Calliope fue mucho más saludable y tranquila que sus anteriores navegaciones por el globo, aún más teniendo en cuenta que este buque fue el único superviviente del llamado «ciclón de Apia de 1889», en donde seis buques de guerra alemanes y norteamericanos sucumbieron en la bahía de Apia en Samoa a la terrible fuerza de la naturaleza.

El HMS Calliope

La corbeta HMS Calliope pertenecía a la clase Calypso de dos unidades, estas eran unas corbetas construidas en acero con planchas de cobre por debajo de la línea de flotación, su propulsión era mixta a vela con aparejo de barca y máquinas a vapor.

HMS Calypso
La HMS Calypso a todo trapo

El cometido principal de estas corbetas era el de proteger el tráfico comercial marítimo del imperio británico además de ejercer de policía colonial. Su propulsión mixta le daba la ventaja de poder navegar en zonas en donde no fuera posible repostar carbón, obteniendo de esta forma una autonomía mayor y la virtud de navegar en las zonas más distantes del imperio.

La HMS Calliope fue el tercer buque de guerra de la Royal Navy en ostentar este nombre, en honor a la musa de la mitología griega Calíope, hija de Zeus y Mnemósine, poseedora de la poesía épica y la elocuencia.

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Ilustración de la HMS Calliope navegando a vela (National Maritime Museum – London)

Nuestra protagonista fue construida en los Reales Astilleros de Portsmouth en Reino Unido, siendo botada el 24 de junio de 1884 y entrando en servicio el 25 de enero de 1887 como crucero de tercera clase.

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Detalle de la cubierta del HMS Calliope (Imperial War Museum)

Desplazaba 2.770 toneladas, con una eslora de 71,6 metros por 13,6 metros de manga y 6,1 metros de calado. Era propulsado por dos máquinas de vapor de 4 cilindros «compound» o de doble expansión y seis calderas J. and G. Rennie de 4.023 ihp. a un eje, que le daban una velocidad máxima de 14,75 nudos y una autonomía de 4.000 millas náuticas a 10 nudos.

Su armamento lo componían 4 cañones de 152,4/26 mm. Mk. II, 12 de 127 mm., 6 cañones de tiro rápido Nordenfelt, 4 ametralladoras Gardner y dos lanzatorpedos de 350 mm. Dotación, 293 tripulantes.

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Artilleros realizando ejercicios de tiro con un cañón de 5 pulgadas (o 127 mm.) a bordo del HMS Calliope, en la parte superior izquierda se aprecia un cañón de tiro rápido Nordenfelt.

A su entrada al servicio activo fue asignado a patrullar la zona Asia y del Océano Pacífico con base en la Estación de China en Singapur primero y más tarde cambiaría su base a la Estación de Australia en Sídney.

Samoa

A finales del siglo XIX la llamada Pax Britannica se vio interrumpida por la codicia colonial de las nuevas potencias emergentes que pusieron su mirada más allá del fértil continente africano pretendiendo colonias en la zona de Asia-Pacífico.
Una de estas regiones deseadas fue Samoa, en donde el imperio alemán propició una serie de revueltas a fin de conseguir inclinar la balanza en favor propio, estas revueltas fueron combatidas por el Escuadrón Asiático de la Marina de los Estados Unidos, establecidos también en la zona para proteger a los intereses estadounidenses, aunque los esfuerzos por controlar el archipiélago samoano degeneraron en una guerra civil.

En marzo de 1889 Reino Unido enviaba a la zona su representación militar en forma del crucero de tercera clase HMS Calliope al mando del capitán Henry Coey Kane.
El HMS Calliope se unió en el pequeño puerto de Apia a los buques alemanes que allí estaban destacados, estos eran la corbeta SMS Olga y los cañoneros SMS Adler y SMS Eber; más los norteamericanos el vapor de guerra USS Trenton, la corbeta USS Vandalia y el cañonero USS Nipsic. También se hallaban fondeados un grupo de buques mercantes.

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Situación de los buques en la bahía de Apia antes y después del ciclón (Naval Historical Center)

El ciclón

El puerto de Apia está dentro de la bahía que lleva el mismo nombre, la entrada de la bahía da al norte, al océano Pacifico, mientras que al sur se encuentra tierra firme con playas, colmado de arrecifes y con la desembocadura del río Vaisignano.
Los buques militares presentes estaban fondeados a los costados de la bahía, el HMS Calliope junto a los buques alemanes estaban fondeados en el lado oeste, mientras que los norteamericanos permanecían en el lado este dejando el centro de la bahía libre.

Días antes de la llegada del ciclón, la población autóctona notó como la atmósfera cambiaba y así se lo comunicó a las tripulaciones de los barcos ahí fondeados. Los marinos occidentales no eran unos ignorantes en la materia y también notaron como la presión atmosférica comenzó a caer rápidamente como paso previo a una gran tormenta. A pesar de los múltiples avisos e indicios de que se estaba preparando un ciclón, nadie se movió ni nadie tuvo la menor intención de hacerlo.

El ciclón llegó a Apia el día 15 de marzo de 1889, el río Vaisigano subió rápidamente de nivel y a su desembocadura arrastró toda la arena y lodo de la cuenca al centro de la bahía, provocando que algunos amarres se soltaran y obligando a los buques a encender sus máquinas para contrarrestar la fuerza del viento y mantener una posición segura.

La mañana del día 16 y después de aguantar precariamente todos los buques amarrados, los acontecimientos se precipitaron. Las máquinas de los buques más antiguos comenzaron a fallar y los navíos perdieron su posición comenzando a colisionar entre ellos y con los arrecifes, todo ello agravado por lluvias torrenciales y vientos con rachas de 130 a 185 km/h que penetraban en la bahía por su costado norte, empujando a los buques fondeados hacia el sur, a la costa.

El primer buque perjudicado por esta situación fue el SMS Eber, el cual con su hélice averiada días antes no pudo hacer frente al viento, los anclajes se rompieron y el buque se vio empujado hacia los arrecifes matando a 72 miembros de su tripulación capitán incluido, tan sólo sobrevivieron 10 marineros.

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SMS Eber

El USS Nipsic colisionó diversas veces contra los SMS Adler y SMS Olga, en una de estas colisiones perdió la chimenea con el riesgo evidente de perder la propulsión por la inundación de sus máquinas. El capitán del Nipsic arrojó grasa de cerdo a fin de avivar las llamas de las calderas para que no se apagaran y procuró dirigir al buque hacia la playa para vararlo en la costa este en donde habían pocos arrecifes. En su intento de salvar buque y tripulación golpeó las amarras de la goleta mercante Lily la cual se inundó muriendo dos de sus tripulantes.

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SMS Olga

El resto de buques no se encontraban en mejor situación, el USS Vandalia destrozó su quilla en los arrecifes, causando una importante inundación que terminó con su naufragio y causando la muerte de 43 tripulantes; al USS Trenton le sucedió lo mismo aunque la dotación pudo actuar con rapidez y controlar la inundación; el SMS Adler quedó embarrancado en los arrecifes perdiéndose completamente el barco y el SMS Olga tuvo más suerte, la fuerza del mar lo empujó hacia la playa y ahí permaneció hasta que fue rescatado y reparado.

Por su parte el HMS Calliope luchaba por no colisionar otra vez contra el SMS Olga y a su vez intentaban evitar que los bandazos del USS Vandalia les cortara los amarres. Ante tan aciaga situación y a riesgo de terminar como el SMS Eber, el capitán Kane decidió abandonar el puerto de Apia. Ordenó poner las máquinas a toda potencia y a toda la velocidad que le daban sus dos motores empezó a salir de la bahía arrastrando sus amarres. Después de lograr dejar atrás a los USS Vandalia y SMS Olga, quedaba un último escollo que sortear para salir de la bahía. Frente a ellos por babor amenazaba el arrecife y en el centro de la bahía se encontraba el USS Trenton sin propulsión ni gobierno al tener su timón destrozado. El capitán del HMS Calliope tan sólo tenía un pequeño hueco para pasar con su crucero, entre el arrecife a babor y el USS Trenton a estribor, y así lo hizo, soltó el ancla y con sus máquinas a toda potencia avanzó contra el viento y la fuerza del mar a medio nudo de velocidad, no por precaución, sino porque era toda la velocidad que daban sus máquinas en esas condiciones.

Desde hacía horas la tripulación del USS Trenton luchaba para evitar el hundimiento de la nave, que había tocado fondo en el arrecife destrozando su quilla, pero al ver aproximarse al HMS Calliope en su lucha contra el ciclón para salir del puerto de Apia, dejaron momentáneamente su trabajo para animar a la dotación inglesa.
Tan cerca pasó el HMS Calliope del USS Trenton que las vergas del primero pasaron por encima de la cubierta del segundo, si en ese preciso instante ambos buques se hubieran tocado, sus consecuencias habrían sido desastrosas para ambos navíos y sus tripulaciones.

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Representación artística de la huida del HMS Calliope de Apia (National Maritime Museum – London)

Una vez alcanzada la entrada del puerto la furia del viento y la fuerza del agua empujaban al HMS Calliope de nuevo al interior de la bahía, en demasiadas ocasiones la popa con su timón y la hélice era expulsadas fuera del agua complicando el gobierno del buque, y necesitando cerca de dos horas para recorrer apenas 700 metros.

El HMS Calliope se mantuvo navegando otros dos días bajo tormenta, el día 19 volvió a Apia para valorar los daños sufridos, participaron en las tareas de rescate de las dotaciones de los buques naufragados en Apia, navegó hacia Sídney en busca de un equipo de buzo de la US Navy para ayudarles a localizar el ancla que habían dejado en la bahía, también transportó botes de refuerzo para los buques norteamericanos.

Los samoanos dejaron descansar sus armas por unos días, y también colaboraron en las tareas de rescate de los marineros occidentales.

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A la izquierda de la imagen el USS Nipsic y al fondo los USS Trenton y USS Vandalia (Naval Historical Center)

Los buques SMS Adler, SMS Eber, USS Trenton y USS Vandalia se perdieron completamente, siendo imposible su recuperación y pereciendo gran parte de su dotación; los únicos buques que pudieron rescatarse fueron los SMS Olga y USS Nipsic. Las víctimas mortales a causa de la tormenta entre los marineros alemanes y estadounidenses ascendieron a 140 hombres en total.

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Estado en el que quedó el SMS Adler (Naval Historical Center)
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Dramática imagen en donde se puede apreciar en primer plano los restos de la proa del cañonero SMS Eber, al fondo en el centro de la imagen el casco del SMS Adler y a la derecha el USS Trenton con el USS Vandalia hundido en su costado (Naval Historical Center)

El capitán Kane a su regreso a casa fue agasajado como héroe y como recompensa le fue entregado el mando del HMS Victory, más tarde fue ascendido a contraalmirante y su ingeniero jefe, Henry George Bourke, fue ascendido a ingeniero de flota.

El crucero de tercera clase HMS Calliope fue puesto en la reserva en 1890 y en el año 1900 fue reactivado y adaptado a buque escuela, realizando diversos cruceros de instrucción por el Mediterráneo y visitando Barcelona en al menos otras dos ocasiones, y como no, sus dotaciones volvieron a jugar al fútbol con los equipos locales barceloneses.

El HMS Calliope cedió su nombre a un nuevo crucero ligero de la clase C, por este motivo se lo renombró a HMS Helicon de 1915 a 1931. En 1931 volvió a recuperar su nombre hasta 1951 momento en el que causó baja definitiva.

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Timón y timonel del HMS Calliope con la inscripción: «England expects that every man will do his duty» / «Inglaterra espera que todo hombre cumplirá con su deber» y desde luego que cumplireron.

Calliope

 

 

Más información:
Diario La Dinastía de Barcelona del día 6 de marzo de 1900
Samoan Hurricane por Rear Admiral L. A. Kimberly, US Navy (inglés)
Artículo de la Wikipedia sobre la Crisis samoana

Lanchas torpederas G-5 en España

El día 8 de enero de 1939 llegaban a Barcelona provenientes del puerto de Portmán las lanchas torpederas y antisubmarinas 11 y 21 de la Marina de guerra de la República Española. Su viaje de cinco días a la que sería su nueva base fue de todo menos tranquilo, el mal tiempo les obligó a refugiarse en Jávea, y en la escala que realizaron en el puerto de Valencia fueron atacadas por aviones de las tropas sublevadas, la lancha número 11 por poco no quedó varada en Cullera debido a una avería y finalmente lograron llegar a la ciudad Condal. Estas lanchas se unieron a la número 31 que se hallaba en reparaciones después de su última patrulla de Barcelona a Mahón.

Número 11
Lancha torpedera republicana número 11 (vía Revista de Historia Militar de Junio 2006)

El traslado de estas lanchas desde su base en el puerto de Portmán a Barcelona estaba motivado por el necesario refuerzo de medios navales republicanos a las costas catalanas debido a la intensificación de los combates en la ofensiva de Cataluña entre diciembre de 1938 a febrero de 1939.

Estas lanchas torpederas formaban parte de la ayuda militar que prestó la Unión Soviética de Stalin a la República Española, y llegaron a España gracias a la denominada Operación X organizada entre otros por el que más tarde sería calificado como héroe de la Unión Soviética, el oficial de marina Nikolái Guerásimovich Kuznetsov.

La Operación X

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Kuznetsov

Poco después del inicio de la Guerra Civil española en julio de 1936, el líder de la Unión Soviética Iósif Stalin (1878-1953), enviaba a España a un joven oficial de la marina de guerra soviética llamado Nikolái Guerásimovich Kuznetsov (1904-1974) que con tan sólo 32 años de edad se convertiría en el agregado naval soviético en España y asesor y coordinador de toda la ayuda prestada por este antiguo estado euroasiático a la República Española en la denominada Operación X.

Paralelamente en 1936 se creaba en Londres el Comité de No Intervención, mediante este comité se buscaba la manera de evitar que otras naciones intervinieran en el conflicto y de esta manera internacionalizar la guerra, traspasando las fronteras españolas. A finales de 1936 la mayoría de potencias europeas firmaron el Pacto de No Intervención, comprometiéndose a no influir de ninguna forma en la guerra española. En este Pacto se incluía la firma de Alemania, Italia y la Unión Soviética.

Representantes soviéticos en el Comité de No intervención nunca cejaron de afirmar que si los estados fascistas apoyaban a las tropas sublevadas del General Franco, ellos seguirían enviando suministros y material de guerra al bando republicano.
Por este motivo una de las tareas más complicadas de la Operación X fue la de lograr que todo el material solicitado más el personal técnico y voluntarios llegaran a los puertos bajo control republicano en España, esta fue la tarea del agregado naval soviético a España, Kuznetsov.

Kuznetsov se tuvo que enfrentar a diversos inconvenientes, uno de ellos fue el logístico y naval, las marinas de guerra de la Unión Soviética y de la República Española no disponían de suficientes buques para tal empresa y debían de desviar a barcos mercantes de sus rutas habituales de comercio para enviar material de guerra desde puertos soviéticos a España.

Otro de los inconvenientes se encontraba en el Pacto de No Intervención, aunque la Unión Soviética admitía la ayuda a la República Española, nunca hizo público en que medida y proporción ayudaban al gobierno español, por tanto los mandos soviéticos y españoles se tuvieron que inventar toda una red de camuflaje de buques y cargas debidamente coordinados utilizando rutas marítimas alternativas a fin de romper el bloqueo naval alrededor de las costas españolas.
En su empeño para llegar a puertos controlados por la República Española, los buques soviéticos y republicanos intentaban evitar en todo momento las rutas habituales de comercio, dando un rodeo por las costas del norte de África y si no existía otra opción que no fuera la de cruzar o navegar una ruta comercial, como por ejemplo en el estrecho de los Dardanelos, los buques y la tripulación se camuflaban lo máximo posible, cambiando la bandera del buque o incluso disfrazando a sus tripulantes.

Por último el tramo más peligroso para estas dotaciones se hallaba en las proximidades de las costas españolas. Estos buques navegaban en misión militar pero sin escolta alguna, excepto cuando alcanzaban las costas españolas. A pesar de que el bloqueo naval era fácil de burlar, los buques mercantes se exponían al ataque de aviones y barcos de guerra de ambos bandos, y sobre todo de los submarinos italianos que patrullaban el Mediterráneo en busca de buques de suministros soviéticos y republicanos.

El único momento en que podían considerarse a salvo era en los encuentros con buques de guerra republicanos cerca de aguas españolas para poder ser escoltados a puerto seguro.

Las lanchas torpederas G-5

Las lanchas torpederas Tupolev G-5, Glissiryuschchyi Nº 5 en ruso, fueron diseñadas poco antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, habiéndose producido 321 unidades en 8 series distintas entre 1933 a 1941 que sirvieron en las marinas de guerra de la Unión Soviética, Finlandia, Corea del Norte y en ambas Marinas de guerra española, la republicana y la nacional.

Las lanchas del tipo G-5 eran una mejora del modelo Sh-4, ambas diseñadas por el pionero de la aviación soviética Andrei Tupolev (1888-1972). Su casco estaba construido con duraluminio y su forma era similar a las lanchas Thornycroft excepto por la proa modificada que asemejaba a una ballena y ligeramente convexo en su popa para propiciar el efecto Lürssen. Gracias a su diseño estas lanchas eran más estables a mayor velocidad y su estela era menor por lo que aumentaba su supervivencia y su habilidad para realizar ataques por sorpresa.

Tupolev G-5
Lancha torpedera Tupolev G-5 (colección de Josep de Dios)

Desplazaban 14,03 toneladas con una eslora de 19,1 metros por 3,5 metros de manga y 0,60 metros de calado. Eran propulsadas por dos motores Mikulin GAM-34B alimentados con petróleo de 635 hp. cada uno a dos ejes, con una velocidad máxima de 48 nudos (88 km/h) y una autonomía de 80 a 90 millas a velocidad máxima. Dotación, cinco tripulantes.

Torpedera Sovietica
Torpedera soviética (autor desconocido)

Su armamento en distintas configuraciones constaba de dos torpedos de 533 mm. del modelo 53-27 situados a popa sin torpedos de reserva a bordo, 12 cargas de profundidad de los modelos M-1 o VM, 4 minas del modelo R y una ametralladora antiaérea Degtyareva Aviatsionnyi de 7,62 mm.

Llegada de las lanchas a España

Gracias a la Operación X el día 1 de mayo de 1937 desembarcaban en la Base Naval de Cartagena provenientes de Odesa las dos primeras lanchas torpederas del tipo G-5. Estas iban a bordo de la motonave Cabo de Santo Tomé de 12.589 toneladas de registro bruto, de la naviera Ybarra y Cía. Este mismo buque también transportaba repuestos para las mismas, más ocho torpedos de 533 mm. y cinco ametralladoras Degtyarev de 7,62 mm.

Estas lanchas y su personal técnico soviético a su llegada ocuparon temporalmente las instalaciones de la Escuela de Submarinos dentro de la Base Naval de Cartagena a la espera de la recepción de las otras dos lanchas adquiridas por la Marina de guerra de la República Española.

El día 21 de junio a bordo del mercante español Aldecoa de la Compañía Marítima del Nervión, llegaron las otras dos lanchas G-5 esperadas. Como en el caso anterior, además de los torpedos, el Aldecoa trajo suministros, repuestos más 200 cargas de profundidad de los tipos M-1 y VM, y seis ametralladoras de 7,62 mm.

Con las cuatro lanchas torpederas operativas se formó la denominada Flotilla de Lanchas Torpederas las cuales recibieron los numerales 11, 21, 31 y 41. Su base se trasladó al pequeño puerto de Portmán en julio de 1937, a unos 20 kilómetros al este de la base naval de Cartagena y fuertemente custodiada por las baterías de costa de La Chapa y Las Cenizas con cañones de 381 y 152 mm. En sus instalaciones los oficiales soviéticos adiestraron a los marinos republicanos en el funcionamiento, mantenimiento y tácticas de guerra de las lanchas torpederas G-5.

Portmán
Bahía de Portmán (RTVE)

Algunas misiones

Desde la base naval de Portmán las lanchas partían con tripulaciones mixtas de marinos soviéticos y republicanos, para dar escolta a los buques, que procedentes de distintos puertos soviéticos del Mar Negro, llegaban a la España republicana cargados con material de guerra. Sus zonas de patrulla habituales comprendían el litoral Mediterráneo catalán y valenciano hasta Cartagena.

Una de las misiones en donde estas lanchas podrían haber demostrado sus capacidades torpederas fue en la denominada Batalla del Cabo de Palos. La noche del 5 al 6 de marzo de 1938 la Marina de guerra republicana habiéndose enterado de la presencia de tres grandes cruceros de las tropas sublevadas en la bahía de Palma, organizó un gran ataque a fin de lograr un duro golpe al bando nacional. Estos tres cruceros eran los Baleares, Canarias y Almirante Cervera, que provenían de escoltar a un convoy italiano.

El eje del plan de batalla republicano implicaba directamente a las lanchas torpederas 11, 21 y 31 la cuales debían de realizar un ataque por sorpresa a la medianoche del día 5. A la zona y para darles apoyo se desplazó la 1ª Flotilla de destructores compuesto por los Escaño, Jorge Juan, Ulloa y Almirante Valdés; más los cruceros Libertad y Méndez Núñez que iban escoltados por la 2ª Flotilla de destructores, los Sánchez Barcaiztegui, Almirante Antequera, Lepanto, Gravina y Lázaga.

Según el plan establecido las lanchas torpederas, después de aprovisionarse de combustible, debían de proceder en solitario hacia a la bahía de Palma a media noche para atacar a los cruceros nacionales. A causa del mal tiempo las lanchas torpederas no pudieron alcanzar sus objetivos, ni tan siquiera lograron llegar al primer punto de encuentro establecido en Alicante. La batalla, sin las lanchas G-5, se saldaría con el hundimiento del crucero Baleares de 10.000 toneladas probablemente por torpedos lanzados por el destructor Lepanto.

Crucero Baleares
Crucero Baleares (colección A. Aguilera vía Armada española)

Poco antes de finalizar la guerra, la lancha torpedera número 11, realizó un ataque por sorpresa en solitario la tarde del 13 de enero de 1939 a una agrupación naval nacional compuesta por los cruceros Canarias, Navarra y Almirante Cervera. La lancha torpedera lanzó sus dos torpedos al crucero Almirante Cervera, pasando ambos por popa del mismo y fallando en su ataque, el resto de la flotilla realizó maniobras evasivas a fin de esquivar a otros posibles torpedos y a su vez intentar localizar a la lancha atacante, lancha que logró huir.

Crucero Almirante Cervera
Crucero Almirante Cervera (Armada española)

Durante la guerra tan sólo se perdió en combate una de las cuatro lanchas recibidas de la Unión Soviética, la lancha número 41 fue destruida en un ataque a unas 15 millas frente a la costa de Arenys de Mar el 30 de julio de 1937, durante una misión de escolta al buque mercante griego Laris el cual navegaba bajo bandera panameña con el nombre de Chepo. Este mercante iba escoltado por los destructores Almirante Valdés y Escaño, más las lanchas torpederas números 31 y 41.

Los atacantes fueron dos hidroaviones Heinkel He-59 de la Legión Cóndor, sus múltiples ataques con ametralladora dañaron al destructor Almirante Valdés, a la torpedera número 31 y destruyeron a la torpedera número 41, el mercante acabó encallado cerca de Calella. Uno de los aviones atacantes resultó gravemente averiado teniendo que amerizar a 15 millas de Blanes, en donde acudió el crucero Canarias para remolcar al hidroavión y rescatar a sus tripulantes.

Fin de la guerra y lanchas supervivientes

Las lanchas restantes sobrevivieron a la guerra, las números 11 y 21, a pesar de que su estado no era el más óptimo, fueron reparadas e incorporadas a la Marina de guerra nacional bajo las nuevas denominaciones de LT-15 para la número 11 y LT-16 para la número 21. Ambas fueron destacadas a la Base Naval de Puntales en Cádiz hasta el 14 de marzo de 1946, fecha en que causaron baja en la Armada.

Por último, la lancha número 31, probablemente no superó la avería que la mantenía inmovilizada en Barcelona desde enero de 1939.

 

Dibujo ancla

 

 

Más información:
Revista Española de Historia Militar Nº72 de Junio de 2006 «Las lanchas torpederas rusas del tipo G-5 en la Guerra Civil Española (1936-1939)» por Cesar O’Donnell Torroba
Revista de Historia Naval año 1993 Nº41 «Los marinos de la flota soviética y la asistencia a la España republicana (1936-1939)» por M. Monakov & Y. Ribalkin
Torpederas soviéticas de la Segunda Guerra Mundial en «War Is Over» (ruso/inglés)

Vapor correo Alicante y los últimos de Filipinas

El día 1 de septiembre de 1899 llegaba al puerto de la ciudad de Barcelona, tras un largo viaje de más de un mes, el vapor correo Alicante de la Compañía Trasatlántica española proveniente de su última escala en Port Said con puerto de origen en la ciudad de Manila en Filipinas.

A bordo del vapor Alicante se alojaban, entre otros pasajeros, los 33 supervivientes del Sitio de Baler con el teniente segundo Saturnino Martín Cerezo a la cabeza del destacamento, estos soldados españoles fueron conocidos popularmente como «los últimos de Filipinas».

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Vapor correo Alicante (Museu Marítim de Barcelona)

De todos los acontecimientos acaecidos en el puerto de Barcelona, la llegada del vapor Alicante con los 33 supervivientes del Sitio de Baler fue uno de los más discretos, a pesar de conocer con la suficiente antelación de la llegada del vapor Alicante a Barcelona previo aviso por telegrama desde Manila, la estancia de estos héroes españoles pasó desapercibida.

La Compañía Trasatlántica española y los primeros buques hospitales

El germen de la Compañía Trasatlántica española se encuentra en la primera empresa que el mismo Antonio López (1817-1883) fundó en Cuba en 1849 con Patricio de Satrústegui con el nombre de Compañía de Vapores Correo A. López, este fue el principio de una de las principales empresas españolas de transporte marítimo de pasajeros y de mercancías. Presente en todo el mundo especialmente allí en donde España tenía posesiones coloniales como en Cuba y Filipinas, todo ello sin menospreciar al resto de compañías españolas.

Servicios de la Compañia Transatlantica de Barcelona
Revista de Navegación y Comercio del 30 de abril de 1892

Con las colonias de ultramar españolas de Cuba y Filipinas en el punto de mira de la nueva potencia emergente, Estados Unidos, más la escasez de medios navales militares en dichas posesiones españolas, propició que muchos buques mercantes de distintas compañías civiles fueran utilizados como cruceros auxiliares, transportes de tropas y buques hospitales improvisados.

Una de las primeras colaboraciones de la Compañía Trasatlántica con el gobierno español y su ejército tuvo lugar durante la Guerra de los Diez Años de 1868 en Cuba, en este conflicto los  buques de La Trasatlántica realizaron 1.028 viajes transportando un total de 400.000 soldados. Años más tarde en 1898 con la empresa al mando de Claudio López Brú (1853-1925), hijo de Antonio López, la Compañía Trasatlántica se embarcaría en otra colaboración con el ejército español y con la Armada para la evacuación de todos los heridos de guerra y repatriados hacia España. Todas las navieras españolas colaboraron en mayor o menor medida, asumiendo en muchos casos misiones para las que estos buques no estaban diseñados y en donde sus dotaciones no habían recibido adiestramiento, en muchos casos tuvieron que romper los bloqueos navales norteamericanos a fin de poder proveer de suministros a las tropas españolas y en más de una ocasión dichos buques resultaron hundidos en combate.

Para la Guerra de Cuba de 1898 la Compañía Trasatlántica fue pionera en la marina mercante española al habilitar dos buques existentes para el transporte de pasajeros y mercancías a buques hospitales, estos dos buques fueron los vapores correo Alicante y Montserrat. Los dos vapores disponían de instalaciones, equipamiento y personal necesario para transportar y tratar a heridos y enfermos de diversa consideración y funcionaban lo más parecido posible a un hospital flotante. Como contraste existían otros buques denominados hospitales, pero se limitaban a transportar al personal en los sollados sin ninguna consideración especial, en donde en muchos casos los pacientes y heridos morían sin recibir el trato adecuado durante el viaje.

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Buque hospital Alicante en Cuba (NH46856 – Colección del Cadete Naval C. R. Miller vía Naval Historical Center)

A estos dos buques más otros 18 de la Compañía Trasatlántica habría que añadirles otros 23 fletados al extranjero, toda esta flota fue la responsable de repatriar a más de 235.000 personas de las últimas colonias de ultramar.

El vapor correo Alicante

El vapor correo Alicante fue construido por los astilleros escoceses de William Denny & Bros. en Dumbarton, siendo botado el 4 de febrero de 1889. Bajo su primer nombre, Pegu, navegó con el pabellón de la naviera British & Burmese Steam Navigation Co. Ltd., esta compañía operaba diferentes líneas comerciales con puerto base desde Glasgow hacia puertos lejanos como la Bruma inglesa (actualmente Myanmar), Rangoon, Nueva Zelanda o África Occidental empleando rutas por el Mediterráneo y utilizando el Canal de Suez a partir de su inauguración en 1869.

El Pegu desplazaba 7.910 toneladas de desplazamiento con una eslora de 113,44 metros por 13,74 metros de manga y 7,62 metros de calado. Era propulsado por una máquina de cuádruple expansión a un eje con una potencia de 3.000 hp. y una velocidad máxima de 12,5 nudos. Dotación, 60 tripulantes.

En 1896 el Pegu fue comprado por la Compañía Trasatlántica española con sede en Barcelona, fue utilizado para las líneas comerciales con Cuba y disponía de una capacidad máxima para 62 pasajeros repartidos en primera y segunda clase, más capacidad para transportar 196.090 m³ carga en sus bodegas.

Al estallar la guerra de 1898 fue convertido como transporte de tropas incorporándose a la escuadra de Cervera y al finalizar la misma fue transformado nuevamente a buque hospital. Realizó repatriaciones de personal militar herido hacia España desde Cuba y Filipinas.

Durante la Guerra del Rif de 1911 a 1927, el vapor Alicante volvió a ser requerido para ejercer de transporte de tropas desembarcando soldados en los puertos de Ceuta y Melilla, y para el Desastre de Anual fue utilizado nuevamente como buque hospital.

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Vapor correo Alicante (A Rumbo A.López Cia. Trasatlántica de Lino J. Pazos)

En la década de 1930 fue destacado como buque pontón y buque depósito de carbón en el puerto de Barcelona. Su fin llegaría con la Guerra Civil española en donde resultaría gravemente dañado y hundido en el puerto de Barcelona después de un bombardeo de la aviación nacional.
Terminada la guerra alrededor de 1940 sería reflotado para ser finalmente desguazado.

Salida de Baler

En poco más de tres meses España perdió todas (o prácticamente) sus colonias y posesiones de ultramar en la guerra hispano-estadounidense de 1898. Se perdió Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam; más las Islas Marianas, las Islas Carolinas y Palaos que fueron vendidos al Imperio alemán por 25 millones de marcos.

Terminada la guerra el 12 de agosto de 1898 aún quedaba un último reducto en donde seguía ondeando la bandera española, la iglesia de San Luis de Tolosa de Baler, en la provincia de Aurora al noreste de Manila en Filipinas. En esa iglesia y durante 337 días resistió un destacamento del ejército español compuesto por 50 soldados, incomunicados del mando central y de la que aún creían la capital de la zona, Manila. Sin ninguna información fiable del fin de la guerra, no fue hasta la llegada del coronel Cristóbal Aguilar quien previo permiso de los sitiadores consiguió convencer al oficial que quedaba al mando, el teniente segundo Saturnino Martín Cerezo, de que la guerra había terminado en favor de los Estados Unidos y de los sublevados filipinos y que debían de proceder a su evacuación.

Una vez se hubo convencido el oficial al mando, procedieron a abandonar la iglesia que había dado cobijo los 33 españoles supervivientes, dejando bajo tierra de manera provisional a los fallecidos. Pusieron rumbo a Manila en donde fueron recibidos y agasajados como héroes y el 29 de julio de 1899 embarcaron a bordo del buque hospital Alicante de la Compañía Trasatlántica con rumbo a Barcelona.

Llegada a Barcelona

Era de sobras conocido que el día 1 de septiembre de 1899 llegaría el vapor correo Alicante proveniente de Manila con los 33 supervivientes del Sitio de Baler, tal y como estaba previsto el vapor de La Trasatlántica hizo su entrada al puerto de Barcelona a primera hora de la mañana al que salieron a recibirlo una flotilla de pequeñas embarcaciones.

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Llegada del vapor correo Alicante a Barcelona (Revista Iris del 9 de septiembre de 1899 Nº 18)

En el Muelle del Portal de la Paz embarcaron en una falúa de la Sanidad del Puerto el Gobernador Militar de paisano el General don José García Navarro que junto a sus ayudantes se dirigieron al vapor Alicante para recibir a los supervivientes de Baler.

Cerca del mediodía desembarcaron, previa orden del General Navarro, del vapor Alicante dirigiéndose los supervivientes en diversas embarcaciones al Muelle del Portal de la Paz en donde les espera don Eulogio Despujol y Dusay (I Conde de Caspe) vestido de paisano, al tocar tierra un numeroso grupo de personas presentes les ofrecieron un homenaje en forma de aplauso.

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Desembarco de los supervivientes de Baler (Revista Iris del 9 de septiembre de 1899 Nº 18)

Los recién llegados se dirigieron con su comitiva a Capitanía General y por la noche se les ofreció un banquete en el cuartel de Jaime I en la Ciutadella.

Los últimos de Filipinas
Los últimos de Filipinas en el cuartel Jaime I (Revista Iris del 9 de septiembre de 1899 Nº 18)

Una semana más tarde 23 de ellos partían de Barcelona en tren rumbo a Zaragoza para reunirse con sus familias, nadie fue a despedirlos, ningún acto oficial tuvo lugar, se fueron como llegaron, discretamente.

Descanso en casa

Los restos de los soldados españoles fallecidos en el Sitio de Baler fueron exhumados por misioneros españoles en 1903 y repatriados a España. Por otro lado la Federación Española Protectora de Repatriados de Ultramar intentó por todos los medios que el Ayuntamiento de Barcelona consiguiera levantar un monumento y un panteón a fin de poder dar un homenaje y recuerdo, además de la correcta sepultura, a 734 soldados muertos en Cuba y Filipinas durante el conflicto de 1898, muchos de ellos fallecieron en hospitales y centros de acogida de la ciudad de Barcelona que quedó desbordada por el alud de repatriados recibidos.

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Monumento y panteón a los repatriados de ultramar (imagen de Antoni Casinos Va)

Sus esfuerzos dieron fruto cuando se les adjudicó unos terrenos libres en el cementerio barcelonés de Les Corts, allí fue construido un monumento diseñado por el arquitecto Pere Falqués en 1904, coronado con una cruz cristiana y debajo de la misma un panteón, que recuerda a una fortaleza, en donde descansan algunos de los soldados fallecidos en la guerra de 1898.

Bandera Compañia Transatlantica

 

Más información:
Crónica de la llegada del vapor Alicante en la Revista Iris (Barcelona) del 9 de septiembre de 1899 Nº 18 página 3
Revista General de Marina Tomo 117 año 1935 página 849, Barcos Hospitales de Francisco Pérez Cuadrado
Art Públic, Ajuntament de Barcelona Cementiri de Les Corts – Als repatriats d’ultramar (catalán)

El pasado guerrero del transatlántico argentino Corrientes

La tarde del día 7 de noviembre de 1952 llegaba al puerto de Barcelona procedente de Buenos Aires y escalas el transatlántico argentino Corrientes de la compañía Río de la Plata S. A. de Navegación de Ultramar, procedió a atracar de costado en el Muelle de Barcelona junto a la Estación Marítima en donde le estaban esperando algunos pasajeros para embarcar más algunas sacas de carga. Terminadas las operaciones de embarque se hizo nuevamente a la mar el mismo día de su llegada poniendo rumbo a su siguiente destino, Génova.

Transatlántico Corrientes saliendo del puerto de Barcelona (Museo Marítimo de Barcelona)

Tras la pacífica apariencia del transatlántico Corrientes se esconde una breve pero intensa vida guerrera, nacido como buque de carga y requisado para ser convertido a portaaviones de escolta, fue alquilado a la Royal Navy bajo el contrato de la ley norteamericana de la Segunda Guerra Mundial de Préstamo y Arriendo y renombrado a HMS Tracker combatiendo en la Batalla del Atlántico y en el desembarco de Normandía.

El HMS Tracker

El portaaviones de escolta HMS Tracker con numeral D-24 pertenecía a la clase Attacker de los que se construyeron 8 buques en astilleros norteamericanos entre 1941 a 1943, todos ellos fueron construidos como cargueros del tipo C3 y requisados por la US Navy para ser utilizados como portaaviones de escolta, tras ser modificados fueron alquilados bajo el contrato de Préstamo y Arriendo (Lend and Lease) a la Royal Navy.

USS Hercules AK-41
USS Hercules AK-41, primer buque de transporte del tipo C3 en ser completado

Podían desarrollar las misiones antisubmarinas, ataque o defensa aérea, para ello podían embarcar hasta 24 aviones en distintas configuraciones de los modelos Hawker Sea Hurricane, Supermarine Seafire, Fairey Swordfish, Grumman Wildcat, Vought F4U Corsair y Grumman Avenger.

El casco del HMS Tracker fue construido originalmente como un buque mercante del tipo C3-S-A1 en los astilleros de Seattle-Tacoma Shipbuilding Corp. para la compañía Moore-McCormack Lines con el nombre de Mormacmail, colocando su quilla el 3 de noviembre de 1941 y siendo botado el 7 de marzo de 1942. La US Navy requisó el mercante en fecha de 2 de mayo de 1942 para ser reconvertido a portaaviones de escolta cambiando su nombre a BACV-6.

Los astilleros Willamette Iron & Steel Corp. en Portland serían los encargados de realizar las modificaciones pertinentes para convertir al Mormacmail a un portaaviones de la clase Attacker, terminados los trabajos fue transferido a la Royal Navy en fecha de 31 de enero de 1943 con el nombre de HMS Tracker en honor a los nativos originales de Norteamérica que efectuaban las tareas de rastreador.

HMS TRACKER
Portaaviones de escolta HMS Tracker (IWM FL22590)

Desplazaba 14.170 toneladas a plena carga, sus dimensiones eran de 141,7 metros de eslora por 21,2 metros de manta y 7,5 metros de calado. Era propulsado por dos turbinas a vapor de 8.500 shp. alimentadas por dos calderas de 285 psi. a un eje que le daban una velocidad de más de 18 nudos y una autonomía de 27.300 millas náuticas a 11 nudos. Dotación, 646 tripulantes, entre marineros y equipo de vuelo.

Su armamento de carácter defensivo y antiaéreo lo componían 2 cañones sencillos de 4″/50, 3 montajes dobles de 40 mm. y 21 sencillos de 20 mm.

LIFE ON BOARD HMS TRACKER. SEPTEMBER TO OCTOBER 1943, IN THE NOR
Disparando los cañones Bofors de 40 mm. en el HMS Tracker (IWM A19749)

Su electrónica, instalada en el Reino Unido, constaba de un radar de descubierta aérea Tipo 79B y otro de descubierta de superficie Tipo 271, más equipos para la localización de transmisiones inalámbricas.

Disponía de una cubierta de vuelo de 137 x 37 metros y un hangar debajo de la misma de 79,2 x 18,9 metros, con dos ascensores y 1 catapulta hidráulica, con una capacidad máxima operativa de 24 aviones.

ON BOARD THE ESCORT CARRIER HMS TRACKER. 11 JULY 1944.
Aviones torpederos Grumman TBF Avengers listos para despegar del HMS Tracker (IWM A24946)

El HMS Tracker participó en la escolta de 14 convoyes entre mayo de 1943 a noviembre de 1944, y entre todas sus misiones de guerra destacaría tres hechos.

El 6 de noviembre de 1943 mientras realizaba una escolta antisubmarina al convoy HX 264 en ruta por el Atlántico Norte desde el Reino Unido a Estados Unidos, el convoy se vio sorprendido por el ataque de los submarinos alemanes U-262 y U-842, tras localizarlos fueron hundidos por el 2º Grupo de Escolta.

LIFE ON BOARD AN ESCORT CARRIER, HMS TRACKER. SEPTEMBER TO OCTOB
Aviones torpederos Fairey Swordfish preparándose para una nueva misión antisubmarina a bordo del HMS Tracker (IWM A19704)

Pocas horas después el 8 de noviembre el convoy se vio sorprendido de nuevo por otro submarino, el U-648, el cual disparó diversos torpedos G7es o también llamados torpedos GNAT (German Navy Acoustic Torpedo o Torpedo Acústico de la Marina alemana), todos los torpedos fallaron en sus objetivos y el submarino alemán logró evadir a las defensas del convoy.

El HMS Tracker se integró el 29 de marzo de 1944 en el convoy JW 058 en la Bahía de Kola, este convoy debía de transitar hacia el Reino Unido por el Ártico, allí se unió al crucero HMS Diadem y al portaaviones de escolta HMS Activity más 11 destructores de la Royal Navy y uno noruego. El día 3 de abril en el Mar de Barents se localizó al submarino alemán U-288 que intentaba atacar al convoy, inmediatamente se lanzaron los aviones para interceptarlo, los Swordfish desde el HMS Activity y los Avenger y Wildcat desde el HMS Tracker, quienes lo atacaron con cargas de profundidad y cohetes causando su hundimiento, no hubo supervivientes.

FLEET AIR ARM IN CONVOY ACTION. 3 APRIL 1944, AVENGER AIRCRAFT F
Submarino alemán U-288 siendo acosado por las cargas de profundidad lanzadas desde los aviones Avenger del HMS Tracker (IWM A22860)

Finalmente una de sus últimas acciones de guerra destacable fue la desarrollada a partir del 3 de junio de 1944, cuando junto a los portaaviones de escolta HMS Pursuer y HMS Emperor fue destacado a 130 millas al oeste de Lands End en la península de Penwith en Reino Unido. Su misión era la de bloquear el tráfico a los submarinos enemigos al interior del Canal de la Mancha, para de este modo, facilitar la navegación de los buques de desembarco y sus escoltas a las playas de Normandía. La misión se desarrolló sin novedades excepto por la colisión contra la fragata canadiense HMCS Terme K-458 que sufrió diversos daños teniendo que ser remolcada por la HMCS Outremont hacia Cardiff para ser reparada.

En noviembre de 1944 el HMS Tracker fue devuelto a los Estados Unidos en donde fue utilizado como buque de transporte de aviones en la zona del Océano Pacífico hasta julio de 1945. Fue asignado a la flota de reserva el 9 de agosto de 1945 quedando estacionado en la base naval de Norfolk en noviembre del mismo año.

Incorporándose a la vida civil

En 1949 el empresario argentino Alberto Dodero (1887-1951) adquirió a la US Navy cinco portaaviones de escolta para convertirlos en buques de carga y pasajeros, estos buques navegarían bajo bandera de la compañía Río de la Plata S. A. de Navegación de Ultramar dentro del Grupo Dodero.

Estos cinco buques fueron los:

– Artillero ex USS Vermillion CVE-52 / HMS Smiter
– Coracero ex USS St. Simon CVE-51 / HMS Arbiter
– Corrientes ex BACV-6 / HMS Tracker
– Lancero ex USS Delgada CVE-40 / HMS Speaker
– Salta ex USS Jamaica CVE-43 / HMS Shah

De estos cinco buques comprados los Artillero, Coracero y Lancero recuperaron su cometido original de buques mercantes; mientras que los dos restantes se convirtieron a buques de pasajeros, los Corrientes y Salta, para cubrir la nueva línea creada por Dodero que partiría de Buenos Aires con escalas en Río de Janeiro, Las Palmas, Lisboa, Barcelona, Marsella, Nápoles y Génova, con una escala adicional en Montevideo. Estos dos buques más otros de la misma compañía y de otras navieras tuvieron un importante papel para transportar a todos aquellos emigrantes que dejaron España para probar suerte en el continente sudamericano y en especial en Argentina.

El resto de buques de la compañía de Dodero eran los Alberto Dodero, Buenos Aires, Córdoba, Entre Rios, Eva Perón, Maipú, Mendoza, Presidente Perón, Santa Fe, Tucumán, Yapeyú y 17 de Octubre.

El Corrientes

Una vez adquirido por el Grupo Dodero, el HMS Tracker ya renombrado a Corrientes, fue convertido a buque de pasajeros con capacidad adicional para el transporte de carga en los astilleros norteamericanos de Newport News S.B. & D.D. Co. en Newport News.

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Obras de transformación del HMS Tracker a su nuevo aspecto como transtatlántico Corrientes (Newport News S. B. & D. D. Co. vía Histarmar)

En su nueva vida, el Corrientes podía transportar a 4 pasajeros de primera clase con opción a otros 18, más 1.640 pasajeros de tercera clase o clase turista. Se le añadió una bodega con una capacidad de de 2.768 m³ de carga a granel o de 2.461 m³ de carga general. Conservó sus dimensiones y su desplazamiento varió a 12.053 toneladas, se le instaló una nueva planta propulsora mediante turbinas a vapor de la firma Allis-Chalmers de 8.500 cv. de potencia que le daban 17,5 nudos de velocidad máxima.

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Transatlántico Corrientes (Ambrose Greenway vía Histarmar)

En el momento de incorporarse a la flota de la compañía los transatlántico Corrientes y su hermano Salta eran los mayores buques de pasajeros de Argentina, tan importante fue esta adquisición para la nación que el mismo día de la entrega del Corrientes asistieron el presidente del país Juan Domingo Perón acompañado de Eva Perón y con Alberto Dodero ejerciendo de anfitrión, en donde pudieron constatar de primera mano del buen estado y confort del nuevo buque de la compañía de Dodero.

SS Salta
Transatlántico Salta gemelo del Corrientes (vía Histarmar)

En 1955 fue transferido a la Flota Argentina de Navegación de Ultramar y en 1961 a la Empresa Líneas Marítimas Argentinas S.A.

Las batallas y los viajes del Corrientes pronto le pasaron factura, a principios de 1964 y como antesala de su fin, el Corrientes tuvo que ser reparado de urgencia en el puerto de Génova debido a problemas en sus motores, finalizadas las reparaciones continuó su viaje, finalizando abrúptamente en el puerto de Lisboa en donde la misma tripulación se negó a continuar el viaje si no se revisaba a fondo el buque. Por contra desde Buenos Aires ordenaron que el Corrientes continuara su viaje haciendo escala en las Islas Canarias en caso de emergencia. Con el pasaje a bordo la tripulación no tuvo más remedio que acatar las órdenes y continuar su viaje de regreso mas no llegarían mucho más lejos del puerto de Lisboa por avería en los motores y teniendo que volver al puerto lisbonense con algunas dificultades.

El coste de la reparación y la obsolescencia del buque desaconsejaron cualquier tipo de trabajo para recuperar al Corrientes, siendo dado de baja en el mismo puerto de Lisboa y vendido para desguace en Antwerp (Bélgica) en septiembre de 1964.

 

Dodero Line

 

 

Más información:
Historia y vida de Alberto Dodero en el portal de Histarmar
Portaaviones de escolta BACV-6 / HMS Tracker en Navsource
«Los barcos de la emigración y sus protagonistas» en la página Oficial de la Federación Regional de Sociedades Españolas