El 25 de febrero de 1972 una agrupación de la Armada española navegaba en demanda del puerto de Barcelona, se trataba de tres barcos: el crucero Canarias (C-21) al mando del capitán de navío Nicasio Rey-Stolle de la Peña, y en el que también se hallaba el vicealmirante Gabriel Pita da Veiga y Sanz; más dos escoltas, las fragatas antisubmarinas las Furor (D-34) y Relámpago (D-39).

Tras cruzar la bocana el Canarias atracó en el Muelle de Barcelona junto a la Estación Marítima, en cuanto a los escoltas amarraron sus cabos en el Muelle de Bosch i Alsina junto a la fragata Sarmiento de Gamboa (F-36) llegada unos días atrás. Con la llegada de estos buques de la Armada se pretendía realzar el Salón Náutico Internacional de Barcelona que debía inaugurarse en breve.


La ciudad y la comunidad portuaria y marítima se preparaba para una nueva edición del Salón Náutico Internacional de Barcelona, esta edición iba a ser la décima y para su inauguración se esperaba la llegada de los reyes de España, que con la asistencia de algunos ministros inauguraron el Salón Náutico el 26 de febrero.
Pero más allá de la ceremonia, aficionados y curiosos se acercaron a los muelles para contemplar a los buques llegados. El que quisiera pudo visitar los destructores, ahora fragatas, de la numerosa clase Audaz construidos a partir de la década de 1950. Mas el que se llevó todas las miradas fue el crucero Canarias.
Los interesados en el tema militar pronto se fijaron en un detalle en su popa, llevaba embarcados a dos helicópteros, unidades aéreas poco comunes en este tipo de barcos, concretamente eran dos Bell 47, un modelo histórico de la Flotilla de Aeronaves de la Armada ya que con este modelo se puso fin a una interrupción de medios aéreos en la Armada de 22 años.

El crucero Canarias
Fue el primero de una serie que debía haber estado compuesta por tres unidades: Canarias, Baleares y Ferrol, dentro del Plan Naval Primo de Rivera-Cornejo de 1926. Sin embargo, por problemas presupuestarios tan solo los dos primeros vieron la luz y con muchos retrasos debido a las constantes revisiones de dicho plan. La clase Canarias debía gran parte de su diseño a los cruceros ingleses de la clase County, y a su vez a las limitaciones establecidas para los cruceros en el Tratado Naval de Washington de 1922.

Fue construido por la Sociedad Española de Construcción Naval en sus instalaciones de Ferrol, siendo colocada su quilla el 15 de agosto de 1928, su botadura se haría efectiva el 28 de mayo de 1928 y su entrega se retrasaría hasta el 13 de septiembre de 1936, habiendo comenzado ya la guerra civil. Desplazaba 13.283 toneladas a plena carga con una eslora de 193,9 metros por 19,5 metros de manga y 6,51 metros de calado. Era propulsado por 8 calderas Yarrow que alimentaba a 4 turbinas Parsons con una potencia de 90.000 CV. que le daban una velocidad máxima de 33 nudos y una autonomía máxima de 8.000 millas náuticas a 15 nudos. Dotación, 800 tripulantes.

Durante su larga vida su configuración de armamento se ha visto modificada y en el momento de su primera visita a Barcelona montaba 8 cañones Vickers de 203 mm. en dos torretas dobles (dos a proa y dos a popa); 8 cañones sencillos de 120 mm. antiaéreos; 12 de 37 mm. en montajes dobles; 2 de 57 mm.; 3 ametralladoras de 20 mm.; y 12 tubos lanzatorpedos de 533 mm. en montajes triples. En cuanto a su coraza protectora variaba entre 50 a 110 mm. en su cinturón blindado, de 25 a 110 mm. en cubierta y disponía de 25 mm. de protección en las torres de artillería.
Llegada la guerra civil el Canarias y el Baleares cayeron en manos del bando nacional y no estaban en condiciones óptimas de combate se los activó con muchas deficiencias en su armamento, en sus sistemas de dirección de tiro y en la tripulación, insuficiente en aquel momento. Aun así estos dos cruceros se hicieron con el control del estrecho de Gibraltar enfrentándose a la flota republicana. El Canarias fue recibiendo actualizaciones de su armamento a medida que avanzaba la guerra pero su mayor ventaja era la velocidad, capaz de sonrojar a cualquier destructor de la época.

Pasada la guerra el crucero Canarias se convertiría en el buque insignia de la flota, sustituido más adelante por el portahelicópteros Dédalo. Visitó Barcelona en diversas ocasiones, en 1948, en 1954 haría una breve escala para el descanso de la dotación durante su viaje de instrucción, el día de la Hispanidad de 1955 con el Jefe del Estado a bordo, en 1957, para la semana naval de 1966, en 1969 de regreso de participar en las maniobras francesas “Faraon-IV”, en 1972 y su última visita antes de ser retirado fue en 1974.

Una gran historia
Es la que contar un sencillo helicóptero Bell 47 como los que embarcaba el Canarias en la visita de 1972. Esta fue la aeronave seleccionada para que la Armada volviera a disponer de medios aéreos. En 1953 el ministro de marina el almirante Moreno, inicia los trámites para adquirir helicópteros, y tras rechazar la oferta de la empresa española Interavia S.A., se decanta por el modelo que se adaptaba mejor a las necesidades de la Armada en aquel momento; el Bell 47G. Un año más tarde un grupo de oficiales, suboficiales y mecánicos viajan a Foth Worth en Texas para familiarizarse con esta aeronave. Tres son los helicópteros comprados y con ellos se establece la 1ª Escuadrilla de la Flotilla de Aeronaves.

El helicóptero Bell 47 era una aeronave ligera fabricada por Bell Helicopter, su peso máximo al despegue era de unos 1.340 Kg. y estaba tripulado por dos personas, además podía llevar a un pasajero y/o dos literas. Era propulsado por un motor Lycoming 6 cilindros y 290 CV. de potencia que le daba una velocidad máxima de 169 Km/h y una autonomía de 395 Km.
Lejos de poder operar en primera línea de combate, era el medio adecuado para formar a futuros pilotos, además podía ejercer misiones de reconocimiento, patrulla y rescate.
El primer vuelo de uno de estos nuevos helicópteros en España fue el 19 de junio de 1954 en el campo de deportes de la Escuela Naval Militar de Marín, y meses más tarde se llevaría a cabo otro momento histórico, el aterrizaje y despegue en un barco.

No fue nada sencillo, sobretodo por que en ese momento no existía ningún buque de la armada con una instalación para que una aeronave de alas giratorias tomara en su cubierta. Para el vuelo de prueba se tuvo que improvisar y en la popa del remolcador RR-19 se instaló una plataforma con el tamaño justo del helicóptero.
El 8 de mayo de 1955 se logra el hito, y un Bell 47 pilotado por el teniente de navío Gonález Mosquera toma en la plataforma del RR-19 mientras navegaba por la ría de Marín. Tras el éxito se adaptaron otros buques como los minadores Marte, Vulcano y Neptuno.

Los Bell 47 se mantuvieron operativos hasta el verano de 1987 y con ellos también se dio de baja a la escuadrilla. En sus 33 años de servicio volaron un total de 60.538 horas realizando todo tipo de misiones para la Armada y para la ciudadanía.

A partir de ese momento el arma aérea de la Armada cogió velocidad, pronto surgieron nuevas escuadrillas como la 2ª en 1957 con helicópteros Sikorsky H-19, la 3ª en 1965 con los Agusta-Bell AB-204 y AB-212.
La evolución de la Flotilla de Aeronaves fue constante, en las próximas décadas los pilotos no solo volaron con helicópteros, con la adquisición del Dédalo la Armada se dotó del los aviones V/STOL Harrier, helicópteros de ataque Huey Cobra y antisubmarinos Sea King y la última escuadrilla en crearse ha sido la 11ª con drones ScanEagle.
Más información:
Historia del crucero Canarias en la página web de Todoavante
Artículo «La Flotilla de Aeronaves, 1953-2018» de Jose L. Nieto Fernández publicado en la Revista General de Marina