El lunes 2 de octubre de 2017 comenzaba una nueva semana de actividad para el puerto de Barcelona. Aún fuera de la temporada fuerte de cruceros todavía llegaban barcos con turistas y bien pronto por la mañana para aprovechar el día llegaron los cruceros Nautica, Pacific Princess y Costa Diadema, además de diversos mercantes como buques de transporte de vehículos y portacontenedores más los habituales ferris provenientes de Italia, Valencia y las Islas Baleares.
Sin embargo, hubo una escala que en principio pasó desapercibida, su lugar de atraque quedó fuera de la vista del público general y no era para menos. Se trataba del pequeño barco llamado C-Star que hasta hacía pocas semanas había navegado fletado por la organización “Generación Identitaria” cuya misión era la de impedir y entorpecer la labor humanitaria de las distintas ONG’s que intentan salvar las vidas de todos los inmigrantes que fueron abandonados a su suerte en precarias embarcaciones enmedio del mar.

Pero se produjeron un par de situaciones incómodas. El barco C-Star y sus activistas no solo no lograron su objetivo si no que además sufrieron una averia en la mar, solicitaron ayuda y sorprendentemente contestó una de las ONG que combatían. Poco después barco y tripulación fueron abandonados en Malta, quedando a bordo tan solo su tripulación de Sri Lanka, de ahí zarparon sin rumbo ni víveres hacía un destino incierto siendo rechazados allá donde iban, llegaron a Barcelona y ahí se les permitió atracar por razones humanitarias.
La segunda incomodidad se produjo a la semana de su llegada cuando el velero Astral de Open Arms alcanzaba Barcelona y atracaba en el Muelle de Bosch i Alsina. Por unos días dos barcos con motivos y misiones completamente contrapuestos, y en muelles bien alejados el uno del otro, compartieron amarre en el puerto de la ciudad Condal, toda una contradicción digna de los tiempos tan extraños que nos ha tocado vivir.

No obstante, la vida del C-Star no fue siempre tan agitada y controvertida, su origen hay que ir a buscarlo a Finlandia como uno de los buques oceanográficos de la Administración Marítima de ese país a mediados de los años setenta y cuyo final aún no ha llegado ya que goza de una nueva vida como yate de expedición.
El Suunta
El C-Star sería construido por los astilleros finlandeses de Rauma Repolan Reposaaren en la localidad de Pori en 1975 y bautizado con el nombre de Suunta, cuya traducción más acertada significa «rumbo». Desplaza 422 toneladas de registro bruto con una eslora de 39,7 metros por 9 metros de manga y 3,2 metros de calado. Su propulsión es mediante un motor diésel Wärtsilä 824TS de 1.200 HP. que le da una velocidad de crucero de 9 nudos.

El Suunta junto a su semi hermano gemelo Saaristo construido en 1965 fueron utilizados en principio para el mantenimiento de las vías navegables y de las señales de navegación. Con el tiempo el Suunta sería equipado con sonares para realizar trabajos de topografía marina para la Administración Marítima de Finlandia, así fue como en 1994 localizaría el pecio hundido del ferri MV Estonia. Más tarde sería transferido a la subsidiaría estatal Meritaito Oy y en 2013 sería vendido. Su siguiente propietario lo trasladaría a Yibuti para ser utilizado para el alojamiento y transporte de mercenarios que combatían la piratería en aguas de Somalia.
Las sombras
Sombras son las que rodean y envuelven el corto periodo de tiempo en el que el Suunta fue bautizado como C-Star y fletado por la organización “Generación Identitaria”. Según predican, su misión es la de defender a Europa ante la distintas oleadas migratorias que año tras año se aventuran a cruzar el Mar Mediterráneo hacia Europa en busca de un futuro mejor. Sus medios principales de lucha hasta ahora habían sido las redes sociales y sus activistas son muy jóvenes, con una media de 20 años. En 2017 en cambio decidieron tomar parte activa para defender sus ideales y fletaron al C-Star con dinero consiguido mediante una campaña de crowfuning. A mediados de julio el barco llegaría al puerto de Catania y allí embarcaría entre 15 y 17 miembros de esta organización. Su misión sería la de interceptar/rescatar a las embarcaciones de inmigrantes y hacerles dar la vuelta o entregarlos a las autoridades libias.

El 11 de agosto de 2017 salta la noticia de que el C-Star se quedó sin gobierno a causa de una avería en su motor, a causa de ello envió una señal de socorro para ser auxiliados, llamada de radio que fue contestada por un barco de rescate de la ONG alemana Sea Eye. Dicha ONG envió uno de sus barcos a la zona para auxiliar al C-Star. No obstante, según diversos medios la tripulación del C-Star rechazó la ayuda prestada, repararon su motor y siguieron su curso dando por finalizada su misión el 18 de agosto. A partir de ese momento su nueva misión es lograr alcanzar otro puerto y desembarcar, tarea muy difícil ya que son rechazados en todos lo puertos de la zona. Sin embargo, lo consiguen y abandonan barco y tripulación, quienes a causa del negro historial generado las últimas semanas no logran refugiarse en ningún lugar.
Las luces
En este punto nos encontramos con la llegada del C-Star a Barcelona la tarde del 2 de octubre de 2017: “¿cómo quieres salvar a Europa si ni tan siquiera salvas a tu tripulación?”

Eso es lo que le sucedió a la tripulación del C-Star pero, en Barcelona pudieron contar con el Comité de Benestar del Port y sobretodo con la ayuda del centro Stella Maris del Apostolado de Mar de Barcelona, quienes cuidaron a los tripulantes del C-Star y lograron un acuerdo económico con el armador, con este dinero lograron volver a casa y poner fin a esta amarga aventura.
Un nuevo cometido
El C-Star partiría de Barcelona en mayo de 2018, es de suponer que su armador se hizo cargo de él o se encontró un comprador. Sea como fuere, ahora el barco lleva el nombre de Balto y navega como yate de expedición especializado en aguas árticas.

Sus nuevos propietarios han logrado contratos para Environment Canada, NASA/JPL y/o la US Navy y se ofrecen para realizar cruceros para 12 afortunados invitados que estarán alojados en elegantes camarotes. Sin duda alguna, esta es una mejor vida y un mejor propósito para un barco de estas características.
Más información:
Artículo «Final feliz para losmarineros asiáticos de un buque racista» de Domingo Marchena publicado en el diario La Vanguardia del 4 de febrero de 2018
El yate de expedición MV Balto