El día 14 de septiembre de 1948 procedente de Génova hacía su entrada al puerto de Barcelona el transatlántico español Cabo de Buena Esperanza, que bajo la contraseña de la compañía Ybarra y Cía., recalaría por unas horas en el puerto de la ciudad Condal.

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Transatlántico Cabo de Buena Esperanza (Museo Marítimo de Barcelona)

Mientras el gran transatlántico se aproximaba al Muelle de Barcelona, en la Estación Marítima crecía el nerviosismo y pronto se reunió un gran número de curiosos que observaban la llegada del vapor. Cuando el barco comenzó las operaciones de atraque parte de sus pasajeros se hallaban en cubierta, muchos de ellos felices, otros angustiados pero la mayoría expectantes por cómo iba a ser su futuro a partir de ahora.

El Cabo de Buena Esperanza transportaba a 274 repatriados españoles, a los cuales, gracias a las gestiones del Gobierno español con las fuerzas de ocupación extranjeras en Alemania, se les permitió volver a España. Muchos provenían de campos de concentración alemanes, otros fueron forzados a trabajar para los soviéticos y algunos se reunieron con sus familias después de quedar atrapados por la guerra.

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Los recién llegados en cubierta esperando turno para bajar a tierra (Carlos Pérez de Rozas vía archivo Ayuntamiento de Barcelona)

En la Estación Marítima los estaba esperando D. Melchor Hernando en representación del gobernador civil, y con él vino personal del Departamento de Formación Social. También estuvieron presentes miembros de la Sanidad del Puerto y el comisario del mismo, el comisario en Jefe de la Policía D. Pedro Martínez, representantes del Instituto de Moneda, de la Aduana, de la comandancia de Marina y de la sección de Emigración del Ministerio de Trabajo. Tras desembarcar los repatriados recibieron de las autoridades una cartilla de racionamiento, una pequeña ayuda económica y un billete de ferrocarril para que el que lo deseara pudiera reunirse con su familia en cualquier punto de la península ibérica. El transatlántico Cabo de Buena Esperanza partió por la noche dando por terminada esta escala, su siguiente destino sería Buenos Aires con otros 425 pasajeros.

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Partida del transatlántico español bajo la atenta mirada del vigía desde su atalaya en lo alto del castillo (Museo Marítimo de Barcelona)

Esta tan solo fue una de las muchas escalas que el transatlántico Cabo de Buena Esperanza realizó en el puerto de la ciudad Condal en sus casi veinte años de servicio. Este gran barco y su gemelo, el Cabo de Hornos, entraron en servicio en 1940 y su origen hay que ir a buscarlo en el periodo bélico de la Primera Guerra Mundial, como muchos otros buques semejantes calificados como los “transatlánticos de la emigración”. Ambos buques tuvieron un papel fundamental, tanto durante el periodo de guerra como en el de la posguerra, para todo aquel que quisiera iniciar una nueva vida en cualquiera de los dos extremos del Océano Atlántico.

Las Flotas de Emergencia

La guerra submarina sin restricciones que la Marina Imperial alemana llevó a cabo durante la Primera Guerra Mundial causó cuantiosos daños a la flota mercante norteamericana que aprovisionaba a los Aliados en guerra contra Alemania. Los esfuerzos diplomáticos del presidente de los Estados Unidos Woodrow Wilson para que los submarinos enemigos no atacaran a buques civiles tan solo tuvieron un efecto parcial logrando que dejaran de hostigar solamente a los barcos de pasajeros y por un corto periodo de tiempo, no obstante, Alemania reemprendió estos ataques con la intención de forzar la rendición del Reino Unido.

Cuando los Estados Unidos entraron en la guerra el daño era prácticamente irreparable y tan solo un milagro podía salvar las líneas de suministro que llevaban tropas y pertrechos de guerra hacia Europa. Ese milagro llegó con la creación de la agencia United States Shipping Board (USSB) a partir de la Ley de Transporte Marítimo de 1916. Esta agencia debía de lograr proveer al ejército norteamericano de los buques necesarios para el transporte de tropas y suministros y en paralelo se creó el programa de la Emergency Fleet Corporation (EFC o Corporación de las Flotas de Emergencia) bajo la dirección del general George Washington Goethals. La USSB y la EFC trabajarían conjuntamente para proporcionar todos los buques mercantes necesarios mientras durara la guerra y en ocasiones ambas organizaciones llegaron a interferirse mutuamente.

The Ships Are Coming
Propaganda de la USSB y EFC anunciando los nuevos buques (vía Documenting American South)

La Emergency Fleet Corporation tuvo que tomar medidas drásticas, primero requisó todos los buques mercantes con un tonelaje superior a las 2.500 toneladas de peso muerto que estaban en construcción y después tomó el control de todos los astilleros norteamericanos, con esta última medida lograrían redirigir la construcción de nuevos buques según las necesidades del ejército. Además se requisaron multitud de buques de guerra en construcción para otras marinas de guerra, así como buques enemigos o extranjeros internados en puertos norteamericanos. Un caso directo ya tratado en este blog fue el del submarino español Isaac Peral, que visto como avanzaba la guerra, tuvo que partir sin previo aviso con rumbo a España antes de ser requisado.

Diseño 1029

Surgieron multitud de diseños de las mesas de los arquitectos navales que tenían una función específica según los requerimientos del ejército y uno de ellos fue el 1029. De esta serie se ordenó la construcción de 19 grandes buques de transporte de tropas de los que se construyeron 16 unidades, entre abril de 1921 a mayo de 1922, repartidos en distintos astilleros del país quedando el trabajo distribuido entre los astilleros Bethlehem Steel en Sparrows Point (5 unidades), New York Shipbuilding Co. en Camden (9 unidades) y Newport News Shipbuilding en Newport News (2 unidades).

En líneas generales estos buques tenían un desplazamiento de 12.600 toneladas de registro bruto y una eslora de 163 metros o 535,2 pies. Tenían alojamiento para 3.000 soldados más 165 tripulantes y 4.247 metros cúbicos en sus bodegas de carga.
Su construcción finalizó demasiado tarde para ser utilizados en la Gran Guerra, aunque muchos de ellos fueron adquiridos por la marina previo paso por la marina civil, otros en cambio pasaron directamente a la vida comercial dando origen al llamado “Diseño 535”.

USS American Legion APA-17 - NHC
En la imagen el transporte de tropas USS American Legion APA-17 (ex Badger State) que se ganó dos estrellas de batalla por su participación en la Segunda Guerra Mundial, al terminar la guerra sería desguazado en 1948 (Naval Historical Center)
USS Hugh L. Scott AP-43 - NVSC
El USS Hugh L. Scott AP-43 (ex Berrie, Hawkeye State y President Pierce) en cambio sería hundido por el submarino U-130 durante la batalla naval de Casablanca el 12 de noviembre de 1942 (vía Navsource)

Diseño 535

La denominación del “Diseño 535” proviene por la longitud de su eslora, 535,2 pies (o 163 metros) y de este modo se diferenciarían estos buques de la vida militar a la civil.  Poca o ninguna diferencia había con el «Diseño 1029» a excepción de que no irían pintados de gris naval para la guerra y sus instalaciones interiores quizás serían mucho más cómodas.

Perfil 1029-535
Perfil del diseño 1029-535 (vía Shipscribe)

Dos de estos dos buques que nunca tomarían parte activa en ninguna batalla fueron los Empire State y Hoosier State, ambos fueron construidos en los astilleros de New York Shipbuilding Co. en Camden siendo entregado el primero en julio de 1921 y el segundo en septiembre del mismo año.

USS Colorado - Southern Cross - Hoosier State - NHC
Interesante imagen de la botadura del acorazado USS Colorado (BB-45) el 22 de marzo de 1921, al fondo de la imagen son visibles dos transportes del diseño 535. En la parte superior cerca del muelle se halla el Southern Cross que después se convertiría en el USS Wharton (AP-7) y abarloado a su costado se encuentra el Hoosier State y futuro Cabo de Buena Esperanza (Naval Historical Center)

En España

El Empire State fue fletado por la compañía Pacific Mail para el servicio transpacífico, en 1922 fue renombrado a President Wilson y vendido a Dollar Line en 1925, su última compañía norteamericana sería la American President Lines de 1938 a 1940. En 1940 con la mediación de Bergé y Cía. sería adquirido y abanderado temporalmente en Panamá recibiendo el nombre de María Pepa y poco después sería adquirido por Ybarra & Cía. que lo renombraría a su definitivo nombre de Cabo de Hornos.

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El Cabo de Hornos en el puerto de Barcelona (Museo Marítimo de Barcelona)

El Hoosier State tendría un recorrido similar, en 1921 navegaría para Pacific Mail y en 1922 sería renombrado a President Lincoln. En 1925 sería vendido a Dollar Line y en 1938 transferido a American President Lines hasta 1938. En 1940 también sería comprado por Bergé y Cía., adoptaría la bandera provisional de Panamá y el nombre temporal de María del Carmen y el mismo año sería adquirido por Ybarra y Cía. siendo bautizado con el nombre de Cabo de Buena Esperanza.

Ambos buques desplazaban 12.595 toneladas de registro bruto con una eslora de 163,12 metros (535,2 pies) por 22 metros de manga y 10 metros de calado máximo. Eran propulsados por 4 turbinas a vapor alimentadas por 8 calderas a dos ejes que les daban una potencia de 12.000 HP. y una velocidad máxima de 18 nudos.

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Detalle del comedor y vestíbulo del Cabo de Buena Esperanza (Museo Marítimo de Barcelona)

El Cabo de Hornos y el Cabo de Buena Esperanza gozarían de una libertad de movimientos única a pesar de la guerra primero y de ciertas restricciones durante la posguerra. Este hecho los hizo muy populares por las líneas que cubrían llegando hasta Nueva York y en la línea Mediterráneo-Brasil-Plata con escalas en Génova, Barcelona, Cádiz, Santa Cruz de Tenerife, Rio de Janeiro y Montevideo.

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Aunque no participaron en la guerra como transportes de tropas, como transatlánticos tuvieron que tomar medidas para no ser confundidos con buques de cualquiera de los países beligerantes. En la imagen se observa al Cabo de Buena Esperanza con la bandera española y su nombre bien visible para facilitar su identificación (Carlos Pérez de Rozas vía archivo del Ayuntamiento de Barcelona)

En una ocasión, tal y como cuenta Juan Carlos Díaz Lorenzo en su página web de “Puente de Mando”, en el Cabo de Buena Esperanza se recibió la llamada de socorro de un hidroavión de reconocimiento de la Royal Navy procedente del acorazado HMS Malaya, esta aeronave debía localizar a los acorazados alemanes Gneisenau y Scharnhorst, durante su misión se quedó sin combustible y hubo que amerizar de emergencia. Sus tripulantes fueron rescatados por el transatlántico español y llevados junto a su avión al puerto de Santa Cruz de Tenerife.

Ambos buques se mantuvieron en servicio hasta 1958 el Cabo de Buena Esperanza y 1959 el Cabo de Hornos, sus sustitutos mantendrían bien alto el pabellón de la marina mercante española y serían los Cabo San Roque y Cabo de San Vicente.

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El transatlántico Cabo de Buena Esperanza en Génova (P. Berti – bertipietroe vía Navi e armatori)

El transatlántico Cabo de Buena Esperanza quedaría amarrado en el puerto de Barcelona después de finalizar su último viaje, pasaría a engrosar la lista de buques desguazados en el puerto y terminaría por ser vendido como chatarra a la empresa de Francisco Alberich por poco más de 37 millones de pesetas; por otro lado el transatlántico Cabo de Hornos sería desguazado en la ría de Bilbao.

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Desguace del Cabo de Buena Esperanza en el puerto de Barcelona (Museo Marítimo de Barcelona)

 

Ybarra

 

Más información:
Los transatlánticos Cabo de Hornos y Cabo de Buena Esperanza en la página web de Vicente Sanahuja «Vida marítima»
Página web «Shipscribe» de Stephen S. Roberts
Página web «Shipbuilding History«

17 respuestas a “El principio y el fin del transatlántico Cabo de Buena Esperanza”

  1. Excelente artículo! Enhorabuena.

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  2. […] para la compañía Ybarra, y finalmente en el mismo 1940, se le daría su nombre definitivo a Cabo de Buena Esperanza para la misma compañía cubriendo las rutas hacia Sudamérica. Tras una larga vida fue desguazado […]

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  3. […] como mercantes o como buques de pasajeros. Tres ejemplos tratados en este blog fueron el español Cabo de Buena Esperanza, el argentino Corrientes o el militar USNS Bowditch; el primero fue en principio un buque de […]

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  4. […] 7- “El principio y el fin del transatlántico Cabo de Buena Esperanza” […]

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  5. Yo viajé con mi familia en el Cabo de Buena Esperanza desde Barcelona a Buenos Aires.
    Hicimos escalas en Dakar, Santos, y Montevideo, llegando a destino el 29 de Enero de 1950.
    Ése fue el último viaje que este barco realizó a América.

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    1. Gracias por contar su experiencia y por su visita!

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    2. Mi padre y mis abuelos vinieron a la Argentina en el barco Cabo Buena Esperanza en 1948 desde España hasta Buenos Aires.Se llamaba Jose Caballero Sanchez.Siempre me contò la travesìa de este viaje..

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  6. Yo viaje en el «Cabo de Buena Esperanza» arribamos al puerto de Buenos Aires el 25 de abril de 1948. al día siguiente cumplí cinco años. Llegué en muy malas condiciones en ese viaje todos los niños pequeños fueron victimas de una epidemia de escarlatina que comenzó cuando cruzamos el Ecuador.
    Mis recuerdos son terribles, nadie comenta que la segunda clase era pésima con camarotes ínfimos. Tampoco se habla de la tercera clase que era un lugar horrible, una gran bodega para las mujeres y otra para los hombres. un amontonamiento de gente sin ninguna clase de privacidad, con servicios inadecuados. viajamos mi madre y una tía (hermana de mi padre). en «segunda» y padre en «tercera». Siempre recuerdo las palabras de mi padre » En este barco no hay ningún lugar para los niños».
    El barco llegó a Barcelona con mucha gente (italianos del sur) que había embarcado en Génova.
    Ibarra hizo un gran negocio con la emigración de los españoles y italianos mas humildes, yo soy gallego y conocí la desesperación de mi familia porque no había trabajo, mi madre era modista y mi padre zapatero.
    Soy español pero me críe y estudie en Argentina. Siempre me pregunto como puede ser que España halla expulsado a tanta gente con oficios y trabajadora, ¿porqué no cuidaron a su gente?.
    Entre 1946 y 1953 aproximadamente 600.000 personas (españoles y italianos) viajo entusiasmada por una ley que se conoció como «La del Reclamo» (fue la ultima oleada de Inmigración europea). Era un fiasco los inmigrantes estaban condenados para hacer los trabajos más horribles, curtiembres, fabricas de botellas en la industria del vidrio. etc.
    Sobre toda esta experiencia escribí un relato para que mis hijos conozcan la verdad de los orígenes de su familia.
    Nuestros primeros años aquí fueron terribles pero salimos adelante en base a trabajo. Soy el último sobreviviente de esta historia y escucho continuamente con asombro que ahora los argentinos van a España. Tienen una deuda con la gente que por falta de oportunidades obligaron a irse. De esto no se habla y ellos ya no están, pero a los que seguimos vivos nos duele el alma.

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  7. Es verdad que empezar de cero en Buenos Aires en 1950 fue difícil, sobre todo como en nuestro caso con dos niñas pequeñas; pero con esfuerzo, voluntad, y muchas horas de trabajo de mis padres, salimos adelante.
    Han Mari Cruzpasado muchos años, y mis tres hijas primero y luego el varón, decidieron emigrar, tres a España y una a Eslovenia, país de origen de su padre.
    Fue muy triste ir a despedirlos al aeropuerto y ver tantos jóvenes irse del país buscando lo que allí no podían conseguir.
    Y empezaron a llegar los nietos y mis hijas a pedirnos que viajáramos para reunir nuevamente la familia. Y aquí estamos, en Madrid, pero siempre con los mejores recuerdos de nuestros cincuenta años vividos en Argentina.

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  8. Yo quisiera volver a unir a mi familia y la historia ,se que mi abuelo benigno González vino en ese barco con su hija de España a Bs As el se casó con mi abuela María González le costó empezar su vida pero lo logró tubo 3 hijos en Argentina entre esa mi mamá

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  9. […] transatlánticos, petroleros, etc., algunos de ellos han sido el portaaviones HMS Triumph, el transatlántico Cabo de Buena Esperanza, el petrolero Andros Patria, la fragata HMS Torquay o el buque cablero Castillo de […]

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  10. […] mueren los navíos”, allí escribí sobre algunos de ellos cuyos nombres fueron: Transatlánticos Cabo de Buena Esperanza y Warwick Castle, petroleros Campomanes y Andros Patria, portaaviones HMS Triumph y ahora era el […]

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  11. Avatar de Alejandra Aurelia Caballero
    Alejandra Aurelia Caballero

    Mi padre Josè Caballero Sánchez,tenia 18 años y mis abuelos José Caballero Medina y mi abuela Aurelia Sánchez Santos vinieron a la Argentina ,en 1948,en el barco Cabo de Buena Esperanza,como inmigrantes de España ,a buscar mejores horizontes económicos.Mis padres y abuelos ya no viven pero siempre me contaron la dura vida que había en ese entonces en Europa,no habìa trabajo y aqui en Argentina se necsitaba mucha mano de obra y se brindaban facilidades para la residencia en el paìs.Toda una odisea cruzar el oceano Atlantico.Quedaron familiares en Salamanca,Hinojosa de Duero y Valencia que nunca conocì.Tengo 53 años y creo que nunca los conocerè porque aquì la situaciòn economica es angustiante.Mi padre queria volver a su pais a ver nuevamente a sus familiares.Nunca pudo.

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  12. Mi Padre, Gallego de A Coruña, viajó en este barco en 1951 a Brasil y a Montevideo donde vivió 37 años hasta que emigramos a España. A Madrid más concretamente donde vivo desde 1988. Mi Padre, emigrante económico no político, como podría imaginar mientras cruzaba el Atlántico en este transatlántico, que su hijo pequeño lo cruzaría igualmente, también en un trasatlántico, pero esta vez a través del aire en numerosas ocasiones por motivos laborales. Porque soy Piloto de línea aérea de largo radio.

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  13. Alguien podría aportar algún dato fehaciente Del Cabo San Roque en uno de sus últimos viaje . Fue en el año 1966 aprox !!

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