La tarde del 2 de agosto de 1914 hacía su primera escala al puerto de Barcelona el vapor Príncipe de Asturias de la naviera Pinillos, provenía del puerto de Cádiz en donde había sido abanderado tan solo unos días atrás. En esta primera escala apenas traía carga y en la Ciudad Condal desembarcaron 18 pasajeros, permaneció unos pocos días para embarcar pasaje y carga y pondría rumbo a Valencia el día 15.

Esta feliz llegada y comienzo de una brillante carrera se vería interrumpida la madrugada del 5 de marzo de 1916, el mal tiempo y la mala visibilidad cerca de la costa de Brasil pondrían punto final al vapor Príncipe de Asturias y a centenares de vidas.

Naviera Pinillos
La creación de la Naviera Pinillos se remonta al lejano año de 1840 cuando un riojano afincado en Cádiz, Miguel Martínez de Pinillos, se convirtió en armador adquiriendo dos embarcaciones a vela, la bricbarca Castilla y la fragata Apolo. Con el transcurrir de los años fue su hijo, Antonio Martínez de Pinillos, quien prosiguió con el negocio y lo modernizó adquiriendo el primer vapor de la compañía al que llamarían Apolo y con él fundaría la Naviera Pinillos.

A partir de este histórico evento la naviera no paró de crecer adquiriendo nuevos barcos, muchos de ellos de nueva construcción. Al Apolo se le unirían buques como el Pio IX, el Valbanera, el Barcelona o los casi gemelos Infanta Isabel y Príncipe de Asturias entre muchos otros.

Esta naviera como tal desaparecería en 1921 siendo vendida su flota al que fuera su armador en Barcelona Rómulo Bosch i Alsina. Un par de años más tarde el nieto del fundador de la Pinillos, Miguel Martínez de Pinillos Sáenz, refundaría la naviera llamándola Líneas Pinillos y centraría su actividad en la zona de las islas Canarias.
Pasada la guerra civil la compañía vuelve a cambiar de nombre que bajo la dirección de Carmen Martínez de Pinillos se llamaría Naviera Pinillos. En los años setenta la naviera pasa a manos de Alberto Juan Herrera Hernández y a finales de los años noventa es adquirida por el Grupo Boluda que en la actualidad ostenta el nombre de Boluda Lines.
El vapor Príncipe de Asturias
La compañía encargó la construcción de dos nuevos transatlánticos a los astilleros escoceses de Russell & Co. en Port Glasgow, el primero sería completado en 1912 y llamado Infanta Isabel y el segundo se entregaría en 1914 con el nombre de Príncipe de Asturias.

En cuanto al protagonista de esta historia, el Príncipe de Asturias, sería botado el 30 de abril de 1914 y tras realizar unas últimas pruebas de mar el 16 de julio de 1914 sería entregado a la Naviera Pinillos que lo recibiría en Cádiz el 26 de julio de 1914.
Desplazaba 16.500 toneladas con 140 metros de eslora por 18 metros de manga y 10 metros de calado. Era propulsado por dos máquinas alternativas gemelas de cuádruple expansión de la firma D. Rowan & Co. de 8.000 HP. que conectadas a dos ejes le daban una velocidad de 18 nudos. Dotación, 200 tripulantes más 150 pasajeros de primera clase, 120 de clase económica y 1.500 en sollados de emigrantes.

Este transatlántico se convirtió en uno de los más populares de la flota, junto al Infanta Isabel, ya que disponía de todas las comodidades posibles de la época, llegando a rivalizar con los mayores buques de pasaje del momento. Las zonas nobles del barco estaban acabadas con maderas de caoba, nogal y roble, los sillones de la biblioteca eran de cuero, y en el vestíbulo de entrada el pasajero era recibido por una gran escalinata al más puro estilo del Titanic desde donde se accedía al salón de baile decorado con alfombras persas.


Su ruta quedó establecida entre el Mar Mediterráneo y Sudamérica con puerto final en Buenos Aires, sin embargo el destino no permitiría que este vapor tuviera una larga vida y se encontró con su destino dos años más tarde.
Última escala
La mañana del 6 de febrero de 1916 de Buenos Aires y escalas llegaba el vapor Príncipe de Asturias, procedió a atracar en el Muelle de las Baleares y allí se dispuso a desembarcar su preciada carga compuesta por sacos de café y cueros además de 316 pasajeros. Permanecería en el puerto de la Ciudad Condal once días, tiempo más que suficiente para que sus nuevos pasajeros embarcaran a bordo y llenar sus bodegas que entre otros géneros incluía el llamado “Monumento de los españoles” diseñado por diversos artistas catalanes.

El 18 de febrero de 1916 el vigía marítimo del castillo de Montjuich pasaba el parte de las embarcaciones salidas el día anterior y ya fuera del horizonte listaba a los vapores Villena, San José, Júcar, Ausias March, el Menorquín, el Riviere, el Asimakos griego y el Príncipe de Asturias que había partido el 16 de febrero con rumbo a Buenos Aires. Este no era un viaje directo y el vapor realizó diversas escalas antes de abandonar aguas españolas, primero recaló en Valencia, después en Almería, Málaga, seguido de Cádiz y por último el puerto de La Luz en Gran Canaria el 23 de febrero de 1916 siendo su siguiente escala el puerto brasileño de Santos.
Cinco minutos
Nada más se supo en Barcelona del vapor Príncipe de Asturias hasta el día 7 de marzo, cuando en el diario La Vanguardia en su sección de “Otros telegramas” publicaba en la página 14 la siguiente nota:
Aunque fuera un rumor lo peor era ese fragmento de “… que se da como segura…” que no auguraba nada bueno. A bordo del vapor Príncipe de Asturias viajaban, además de sus 188 miembros de la tripulación, aproximadamente 600 pasajeros, de los que 201 habían embarcado en Barcelona y el resto lo hicieron en las sucesivas escalas posteriores, por lo que la preocupación por la pérdida total del buque iba en aumento a cada hora que pasaba.
Por la tarde se recibió un nuevo telegrama en Madrid, en él se confirmaba lo peor, el vapor Príncipe de Asturias se había hundido a las 4 horas y 20 minutos al chocar contra los arrecifes de Punta Pirabura en las isla Ilhabela. El telegrama comunicaba que habían llegado al puerto de Santos 130 supervivientes, 80 tripulantes y 50 pasajeros. Ellos contaron que al no poder entrar en Santos por el mal tiempo debieron esperar en la mar pero debido a la mala visibilidad causada por la bruma terminaron por acercarse demasiado a la costa y tocar fondo en los arrecifes de Punta Pirabura.

Las rocas abrieron una brecha a la altura de la sala de máquinas, la entrada de agua del mar en las calderas provocó una explosión que liberó el agua hirviente de las calderas provocando una mortandad entre tripulantes y pasajeros, muchos de ellos estaban durmiendo en sus camarotes o sollados. Por si fuera poco debido a la inundación el vapor se escoró a estribor y comenzó a hundirse por proa, este hecho imposibilitó que se pudieran arriar los botes salvavidas y todo empeoró cuando se perdió potencia eléctrica y no se pudo enviar un mensaje de ayuda. Todo ello ocurrió en apenas cinco minutos.

Ocho horas más tarde el vapor francés Vega descubrió los restos del naufragio y rescató a los supervivientes que aún quedaban en el agua, otros tantos fueron rescatados por el único bote salvavidas funcional que llegó al agua, a bordo iba el bodeguero Buenaventura Rosés que rescató a todos los supervivientes que pudo.

El día 8 de marzo se publicaba la noticia oficial, el vapor Príncipe de Asturias se había hundido y hasta ese momento constaban como desaparecidas 452 personas, otros medios cifraban el número de muertos en 500, fue una catástrofe. Por eso muchos autores lo han calificado como “el Titanic español”.
Otros naufragios
Durante un tiempo parece que una sombra persiguió a esta naviera española, meses más tarde se perdía el vapor Pio IX el 5 de diciembre de 1916 a unas 360 millas al oeste de la isla de Madeira cuando proveniente de La Habana se dirigía a Barcelona. Un temporal y el corrimiento de su carga en la bodega le abrió una brecha en el casco y acabó por hundirse. Murieron 40 tripulantes.

Y el 10 de septiembre de 1919 ocurriría uno de los peores desastres marítimos de la historia de España, cuando el vapor Valbanera se hundió frente a las costas de Cuba a causa de un huracán. Perecieron 488 personas.

Más información:
La Naviera Pinillos y sus buques en la página web de Buques.org parte 1, parte 2, parte 3 y parte 4
El naufragio del vapor Príncipe de Asturias en la revista Caras y Caretas del 18 de marzo de 1916 Nº 911 página 49
Libro «El Titanic español: la historia oculta del naufragio del Príncipe de Asturias» de Pablo Villarrubia Mauso disponible en Amazon
[…] en su diario los movimientos de este vapor y es que el Principessa Mafalda, como en el caso del vapor Príncipe de Asturias de aquel 16 de febrero de 1916, había realizado su última escala en Barcelona y en menos de dos […]
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