La mañana del 13 de agosto de 1957 hacía su entrada al puerto de Barcelona el transatlántico Alcantara de la Royal Mail Lines procedente del puerto de Nápoles con cerca de 400 turistas en viaje de placer por el Mar Mediterráneo.

El Alcantara a pocas millas de la bocana se cruzó con el portaaviones USS Franklin D. Roosevelt que había llegado el día 9 de agosto y debido a su tamaño fondeó en el exterior del puerto. El transatlántico atracó en la Estación Marítima, no muy lejos se hallaba el Corrientes argentino, los buques de la Compañía Trasmediterránea Ciudad de Alicante, Ciudad de Barcelona y Ciudad de Burgos, y repartidos en diferentes muelles había media docena de buques de guerra norteamericanos de la escolta del portaaviones.

Los turistas pudieron disfrutar de la ciudad tan solo unas horas, como hoy en día, y por la tarde partieron con rumbo a Southampton en donde finalizarían su crucero. Por pocas horas se libraron del accidente sufrido por un helicóptero del portaaviones norteamericano que chocó contra los cables del transbordador aéreo del 15 de agosto matando a sus dos tripulantes.
El Alcantara ya tenía sus años y se acercaba el final de su vida, fue construido en los años veinte para comunicar las islas británicas con el continente Sudamericano, pasó la guerra como un crucero auxiliar primero y la finalizó como transporte de tropas.
Los gemelos
El 1921 la naviera Royal Mail Steam Packet Company aprovechó los beneficios de una ley llamada «Trade Facilities Act» aprobada ese año por el parlamento inglés, dicha ley promovía y facilitaba la recuperación económica del país después de la Primera Guerra Mundial con préstamos a bajo interés con garantías gubernamentales para el reembolso. La naviera perdió muchos buques de su flota durante la guerra al ser confiscados por el gobierno y la más dolorosa fue la pérdida de los transatlánticos Alcantara, Aragón y Asturias. Ahora con este préstamo se refundaría la compañía con un nuevo nombre, el de Royal Mail Lines, e intentarían recuperar parte de la flota y al menos se ordanaría la construcción de dos nuevos transatlánticos, el Asturias y el Alcantara; con ellos se intentó revivir los buenos tiempo de la llamada «serie A» de transatlánticos de esta compañía llamados: Alcantara, Aragon y Asturias.
Los astilleros encargados de tal empresa fueron los escoceses de Harland & Wolff en Belfast, el Asturias sería puesto a flote el 7 de julio de 1925 y el Alcantara el 23 de septiembre de 1926.


El Alcantara
Desplazaba 22.181 toneladas de registro bruto con una eslora total de 200 metros por 23,9 metros de manga y 13,6 metros de calado. A su entrada al servicio su propulsión estaba compuesta por dos motores diésel Burmeister & Wain de ocho cilindros de 10.000 IHP. que le daban 16,5 nudos de velocidad, algo insuficiente para competir con las navieras de la época cuyos barcos superaban los 20 nudos. En 1931 se reestructura la naviera y se contempla la construcción de nuevos barcos para poder satisfacer la demanda de buques transatlánticos rápidos, pero debido a la gran depresión la mejor opción fue la de cambiar su planta propulsora.
Los mismos astilleros que lo construyeron fueron los encargados de realizar las modificaciones, los cambios requirieron un rediseño total del barco. Su eslora aumentó tres metros, se mejoró la habitabilidad interior, en lugar de los motores diésel se instalaron seis turbinas a vapor y tres calderas acuotubulares, se cambiaron las hélices y se mejoraron los timones. Ahora las máquinas daban una potencia de 24.000 SHP. y lograron aumentar la velocidad hasta los 19 nudos. Dotación, 254 tripulantes.

Su aspecto físico externo también cambió, ahora llevaba dos chimeneas más altas, la primera era falsa y tan solo la segunda era operativa como tal. Ahora podía transportar un máximo de 1.420 pasajeros: 432 de primera clase, 223 de segunda y 775 de tercera clase.
Con las nuevas modificaciones el Alcantara volvió a sus rutas habituales desde Southampton a puertos de Sudamérica y tan plácida vida tocaría a su fin en 1939 cuando otra guerra sacudiría al mundo.

La guerra
Se repetía la historia del anterior Alcantara, la guerra obligaba al gobierno inglés a confiscar barcos civiles y más aún cuando recién comenzado el conflicto se necesitaban muchos buques para escoltar a los convoyes que cruzaban el Océano Atlántico. En artículos anteriores de esta web ya vimos los casos de los buques CAM o MAC, buques mercantes con catapultas de aviones o convertidos a improvisados portaaviones para suplir esa carencia de escoltas. Otra medida fue la de armar a buques de pasajeros o mercantes y convertirlos en cruceros auxiliares, que en un momento dado y a pesar de sus limitaciones, podrían dar escolta y proteger a convoyes.
Este fue el caso del Alcantara que fue enviado a Malta para ser modificado, allí se le retirarían todos aquellos elementos de lujo innecesarios en combate, así como algunos elementos decorativos que se conservaron en previsión por si en un futuro acabada la guerra pudieran volver a ser instalados. Fue armado con 8 cañones de 152,4 mm. BL Mk. XII, más otros 3 Vickers de 76 mm. antiaéreos. Además su chimenea de adorno fue retirada, en parte para mejorar el ángulo de tiro de sus cañones y en parte para instalarle un mástil con un radar del Tipo 271 o derivado.

Su estreno en la guerra fue algo accidentado cuando en el convoy RED.2 de Southampton a Alejandría colisionó con el transatlántico convertido a transporte de tropas Franconia. A pesar de ese accidente participó en otros 38 convoyes hasta el 9 de diciembre de 1945 y además realizó diversas patrullas para proteger las rutas marítimas de los cruceros auxiliares que la Kriegsmarine utilizaba para interrumpir el tráfico marítimo aliado.

Una historia que pudo repetirse
Parecía que el nombre de Alcantara hubiera quedado marcado con otro evento pasado que pudo haberse repetido, el 29 de febrero de 1916 al noreste de Shetland el HMS Alcantara interceptaba al mercante armado alemán Greif, entablaron batalla y en el cruento combate ambos barcos resultaron hundidos pereciendo 187 alemanes y 72 ingleses.

Veinticuatro años después, exactamente el 28 de julio de 1940, el HMS Alcantara mientras patrullaba el Atlántico Sur se encontraría con el mercante armado alemán Thor y como en el pasado su comandante no lo dudó, ordenó poner al barco a toda máquina y perseguir al Thor.

Durante la persecución hubo un intercambio de disparos, algunos proyectiles del Alcantara alcanzaron al mercante alemán pero no lograron detenerlo. En cambio los artilleros alemanes tuvieron más suerte y algunos de sus proyectiles alcanzaron la sala de máquinas provocando una inundación que obligó a reducir la velocidad y perder al Thor. Con esta avería pusieron rumbo a Río de Janeiro y allí repararían el casco.
Vídeo de la noticia de la llegada del HMS Alcantara a Río de Janeiro (vía Youtube – British Pathé)
A medida que la Royal Navy y sus aliados iban incorporando nuevos escoltas en los convoyes la función de los mercantes armados o cruceros auxiliares fue quedando en un segundo plano. El HMS Alcantara sería convertido a buque de transporte de tropas en 1943 y con este estatus llegaría al final de la guerra pero no volvería al servicio civil hasta 1948.
Por un tiempo volvería a enarbolar la bandera de la marina mercante y el banderín de la naviera Royal Mail Lines, navegando por su ruta original de Southampton a Sudamérica y en ocasiones se acercaría por el Mar Mediterráneo para realizar cruceros turísticos.

En 1958 sería vendido para desguace y su último nombre antes de desaparecer fue el de Kaisho Maru.
Algo queda
Pero es posible encontrar aún algún elemento superviviente del Alcantara, cuando fue convertido a crucero auxiliar en Malta parte del mobiliario de su vestíbulo fue conservado por si algún día volvía a ser montado, pero eso nunca sucedió y ahora forma parte del Museo del Santuario de Żabbar en Malta.

Más información:
El Alcantara en la página web Grace’s Guide To British Industrial History
Su ficha en la Wikipedia
Algunas imágenes del interior del Alcantara en la web Maritime Timetable Images