La terminal internacional de dirigibles del puerto de Barcelona

La mañana del día 3 de octubre de 1932 todo aquel barcelonés que disponía de aparato receptor de radio pudo enterarse de manera oficial del anuncio de la llegada del dirigible alemán Graf Zeppelin, el cual realizaría una visita de cortesía a la ciudad aterrizando por unos minutos de esa misma tarde en el aeropuerto del Prat.

Al parecer esta visita no fue casual y formaba parte de los festejos catalanes al haber sido aprobado su nuevo Estatuto de Autonomía y en homenaje a la Generalidad y a su presidente. Pero la visita de este gran dirigible alemán también se utilizó como un viaje de prueba impulsado por un promotor privado alemán, que visto el éxito del primer sobrevuelo del Graf Zeppelin en 1929, quiso convertir la torre del transbordador aéreo de Jaime I del puerto de Barcelona en un punto de atraque y terminal internacional de dirigibles.

La llegada del Graf Zeppelin

Cerca de las seis de la tarde del día 3 de octubre con un vuelo majestuoso el gran dirigible se hizo visible para la población de Barcelona, con sus 236 metros de longitud y 30,4 metros de diámetro y sus cinco motores de 550 caballos, el Graf Zeppelin cruzó la ciudad con rumbo al aeropuerto del Prat.

En su visita anterior durante la Exposición Universal de 1929, el aeropuerto del Prat carecía de las infraestructuras necesarias para que un dirigible de este tamaño pudiera, como mínimo, tocar tierra. Esa vez tan solo realizó una aproximación al aeropuerto y como máximo permaneció en vuelo estacionario sobre él unos diez minutos.

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Dirigible Graf Zeppelin sobrevolando la montaña de Montjuich en 1929 (Ayuntamiento de Barcelona)

Esta vez sería diferente ya que tocaría tierra y aterrizaría, siendo esta una ocasión inmejorable para poder observarlo de cerca. Numerosos curiosos se dirigieron al aeropuerto del Prat para contemplar al dirigible y su aterrizaje, muchos en coche, colapsando las carreteras de acceso al aeropuerto, otros prefirieron el transporte público como el tren o el autobús y más de uno tuvo que ir a pie. Nadie quería perderse esta visita de un auténtico «señor del cielo».

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Llegada al atardecer del Graf Zeppelin, al fondo a la izquierda se puede observar la torre de Jaime I (Ayuntamiento de Barcelona)

Para asistir y ayudar en su aterrizaje y sujetar las cuerdas de amarre de la aeronave, se desplazaron hasta el aeropuerto unos 200 marineros de la dotación de porta hidroaviones Dédalo y de la Aeronáutica Naval con base en el Muelle de Contradique del puerto de Barcelona.

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El Graf Zeppelin aterrizando en el aeropuerto del Prat y ayudado por los marinos de la Aeronáutica Naval (Ayuntamiento de Barcelona)

El Graf Zeppelin tocó tierra prácticamente de noche y al pie de la escala le esperaban el alcalde de Barcelona, el cónsul de Alemania, un representante de la casa consignataria y el comandante de aviación, también era esperado el presidente de la Generalidad de Cataluña Francesc Macià pero no llego a tiempo debido al monumental atasco generado por la visita del dirigible.

La terminal internacional de dirigibles

El establecimiento de la Escuela de Aviación Naval en Barcelona en 1920 y del porta hidroaviones Dédalo más los vuelos internacionales de hidroaviones de diversas compañías como la Società Anonima di Navigazione Aerea en 1928, el puerto de Barcelona pronto llamó la atención de diversos inversores y promotores extranjeros que querían invertir en la ciudad.

Uno de ellos fue el empresario alemán Albert Unschuldig de la empresa Unschuldige Touristenreisen, su sector de actividad era el de realizar caravanas turísticas en barco con diversas rutas por el Mediterráneo, con dicha empresa amasó una pequeña fortuna y quiso dar el siguiente paso, cruceros aéreos en dirigible.

La torre de Jaime I del transbordador aéreo del Puerto de Barcelona dispone de un acceso insuperable al mismo centro de la ciudad, teniendo a pocos metros acceso al final de las Ramblas, el casco antiguo y del paseo de Colón en donde a menos de un kilómetro se halla la estación de Francia. La misma Torre de Jaime I disponía de las cestas que comunicaban el puerto con la montaña de Montjuich y el barrio de la Barceloneta y sus playas, sin olvidar el bar y el exclusivo restaurante, con el valor añadido que a los pies de la torre se encontraba la Estación Marítima en donde atracaban los mejores transatlánticos de España y del mundo.

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Torre del transbordador aéreo Jaime I en el Muelle de Barcelona (Archivo Nacional de Cataluña)

El señor Unschuldig estuvo fuertemente inspirado por el mástil de acoplamiento de aeronaves y estación de dirigibles del edificio neoyorkino del Empire State, el cual hacía que dicho edificio fuera el más alto del mundo hasta 1970.

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Recreación de la estación de dirigibles proyectada para el edificio Empire State.

El promotor alemán contrató a diversos ingenieros para que realizaran un estudio para ampliar el techo de la torre de Jaime I en dos plantas más por encima de la estación de las cestas y para instalarle unas oficinas, una sala de espera y un mástil de acoplamiento.

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Torre de amarre del aeródromo de Cardington en Reino Unido

Además pretendía construir un hangar para grandes dirigibles en el mismo Muelle de Barcelona, para ello se deberían de demoler la mayoría de todos los tinglados y almacenes ya construidos y erigir en su lugar el hangar metálico. El edificio de la Estación Marítima no sería demolido ya que sus instalaciones también podrían ser utilizadas como oficinas y salas de espera para el pasaje y dotaciones de los dirigibles.

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El Graf Zeppelin en su hangar, como el que debería de haberse construido en el Muelle de Barcelona

En 1932 coincidiendo con la visita del dirigible Graf Zeppelin, la empresa que gestionaba el transbordador aéreo no se encontraba en su mejor momento económico, teniendo que interrumpir su actividad y negociar con el ayuntamiento para no tener que cerrar definitivamente.

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El Zeppelin intentó una aproximación a la torre de Jaime I

Albert Unschuldig quiso comprar la deuda de la actual sociedad explotadora, salvándola así de la quiebra y comenzar el nuevo proyecto de la terminal internacional de dirigibles. Desde el consistorio de la ciudad Unschuldige Touristenreisen se encontró con algunas resistencias. Por un lado el aeropuerto del Prat, aunque algo limitado, ya disponía de instalaciones para operar con dirigibles, así como de un hangar para los mismos y el puerto de Barcelona y la Aeronáutica Naval ya tenían un muelle y diversos talleres dedicados a las operaciones aéreas; otra de las resistencias se encontraba en la complejidad de gestionar el tráfico marítimo y aéreo en tan limitado espacio, además de los cables del mismo transbordador. El único punto fuerte con que contaba Unschuldige Touristenreisen se encontraba en el acceso al aeropuerto, tal y como comentaba la prensa local días después de la llegada del Graf Zeppelin. La carretera que unía la ciudad de Barcelona con el aeropuerto no reunía las condiciones mínimas para calificarla como tal.

Estos fueron los argumentos esgrimidos desde el ayuntamiento de Barcelona para vetar el proyecto de Albert Unschuldig, al que muchos llamaron Alberto Inocente por tener en la cabeza tan descabellado plan.

En 1934 el mismo Dr. Hugo Heckener, piloto y diseñador de aeronaves, presentó una propuesta para incluir al aeropuerto de Barcelona como escala para los viajes transatlánticos de los dirigibles. Su idea también se vio truncada, no por problemas técnicos sino por el accidente del Hindenburg que puso punto y final al transporte de pasajeros por ese medio.

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Logotipo de Unschuldige Touristenreisen

 

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Estimado lector, parte de esta historia es real, es cierto que el el Graf Zeppelin sobrevoló Barcelona y también hubo planes para poder construir una terminal de dicha aeronave en la ciudad Condal pero todo lo demás como podrás observar es fruto del famoso día de los Santos Inocentes.

 

Más información:
Llegada y aterrizaje del Graf Zeppelin en La Vanguardia del día 4 de octubre de 1932 página 10
Historia de los dirigibles en Airships.net (inglés)
Artículo de The New York Times sobre los dirigibles y el edificio Empire State (inglés)

2 comentarios en “La terminal internacional de dirigibles del puerto de Barcelona

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