El 4 de abril de 1904 llegaron al puerto de Barcelona diversas agrupaciones de buques de guerra. El primero en llegar fue el crucero guardacostas «Numancia», procedía del puerto de Algeciras y sin ceremonia alguna se dispuso a amarrar sus cabos de popa en la escollera del este. Una hora después llegaron los cruceros italianos «Varese» y «Umbria», que con una hora de diferencia entre ambos, quedaron fondeados a babor del crucero «Numancia».

(imagen del Museu Marítim de Barcelona)
Más tarde izo acto de presencia la escuadra francesa del contraalmirante Léon Barnaud con el acorazado “Iéna” como buque insignia, a este le seguían otros dos acorazados, los “Bouvet” y “Saint Louis” más el crucero “Linois”.

(vía Wikimedia Commons)
La visita de estas escuadras no fue casual, al día siguiente llegó el rey Alfonso XIII. con el objetivo de reforzar la imagen de la monarquía en Cataluña y acercarla a sectores moderados del catalanismo.
El guardacostas «Numancia» posee un historial ampliamente conocido. También destacan los acorazados pre-dreadnought franceses, como el «Iéna», cuya Santa Bárbara explotó de forma trágica, o el «Bouvet», que participó en la Primera Guerra Mundial y acabó hundido en los Dardanelos. En una entrada anterior ya me referí al «Umbría», cuyo destino quedó estrechamente ligado a Haití hasta el final de sus días. Ahora es el turno del «Varese», un crucero de la clase “Giuseppe Garibaldi”, una serie que fue un verdadero éxito comercial, con unidades vendidas a Argentina, Japón y España.
La clase «Giuseppe Garibaldi»
Los cruceros acorazados de la clase «Giuseppe Garibaldi» fueron diseñados por el arquitecto naval Edoardo Masdea, quien tomó como base los cruceros de la clase «Vettor Pisani» de 1892. Los buques de la clase Garibaldi disponían de dos torretas artilladas, una a proa y otra a popa, mejora sustancial frente a la clase «Vettor Pisani», que tenía su artillería principal montada en casamatas laterales; con estas torretas, los «Garibaldi» podían atacar a blancos situados directamente por delante o por detrás del buque, incrementando así tanto su capacidad ofensiva como su supervivencia en combate naval.

(imagen de Naval History and Heritage Command)
Otra mejora destacada fue su velocidad: eran más rápidos que los «Vettor Pisani» y que muchos cruceros acorazados contemporáneos. La Regia Marina quiso que estos buques no sólo desempeñaron misiones propias de un crucero, como exploración y protección de líneas marítimas, sino que también, gracias a su velocidad y armamento, pudieran acometer funciones más cercanas a las de un acorazado. Incluso se contempló su uso en combates de línea si la situación lo requería.
La clase «Giuseppe Garibaldi» resultó ser un diseño exitoso, y su prestigio se tradujo en exportaciones: Argentina, España y Japón, que adquirieron unidades basadas en este modelo, lo que convirtió a la clase en una de las más influyentes del cambio de siglo. En total se construyeron diez unidades, cada una con ligeras variaciones en armamento y blindaje, adaptadas a las necesidades de los países compradores.

(Marina Militare)
En total se encargaron 10 unidades repartidas en cuatro marinas de guerra:

Todos los buques de la clase «Giuseppe Garibaldi» tuvieron destinos dispares, reflejo de sus diferentes propietarios y contextos geopolíticos. El crucero acorazado italiano «Giuseppe Garibaldi» fue hundido por el submarino austrohúngaro «SM U-4» el 18 de julio de 1915, al suroeste de Dubrovnik, en la actual Croacia, durante una operación de bombardeo costero contra posiciones austrohúngaras. Este fue uno de los primeros casos en los que un submarino hundió un crucero acorazado en combate, lo que marcó un hito en la evolución de la guerra naval.
El «Nisshin» japonés, que había combatido con éxito en la guerra ruso-japonesa, tuvo un final más simbólico: fue utilizado como blanco flotante para pruebas de artillería en 1942. Durante una de estas pruebas, fue hundido por una salva de la artillería principal del acorazado «Yamato», cuyos cañones de 460 mm representaban lo último en potencia naval de la época. Este acto ilustró el paso del tiempo y el avance tecnológico entre generaciones de buques de guerra.

(imagen del Imperial War Museum)
El español «Cristóbal Colón», por su parte, fue hundido durante la Batalla de Santiago de Cuba el 3 de julio de 1898, en el marco de la guerra hispano-estadounidense. Carecía de su artillería principal cuando entró en combate, al no haberse montado sus cañones de 254 mm por problemas con el proveedor británico, lo que limitó seriamente su capacidad ofensiva. Perseguido por buques estadounidenses tras la salida de la escuadra del almirante Cervera, fue finalmente embarrancado y volado por su propia tripulación para evitar su captura.

Por último, aunque su final no fue trágico, destaca la longevidad del «Pueyrredón» argentino, que contra todo pronóstico logró mantenerse en servicio durante 57 años tras su entrada en actividad en 1898. Fue uno de los buques más duraderos de su clase y de su generación, sirviendo en distintos roles dentro de la Armada Argentina.

En sus últimos años fue empleado como buque escuela, rol en el que tuvo una segunda vida formativa para varias generaciones de marinos. En el ejercicio de esta función, llegó a visitar Barcelona en al menos dos ocasiones a principios de la década de 1950, representando a su país y a una era ya desaparecida de la arquitectura naval.
El crucero acorazado «Varese»
El crucero “Varese” fue el tercer buque de la clase “Giuseppe Garibaldi” construido para la Regia Marina italiana. Su construcción tuvo lugar en los astilleros Cantiere navale fratelli Orlando de Livorno. Fue botado el 6 de agosto de 1899 y entregado oficialmente a la marina italiana el 5 de abril de 1901.

(imagen Wikimedia Commons»
Desplazaba 7.350 toneladas, con una eslora de 111,8 metros, una manga de 18,2 metros y un calado de 7,3 metros. Estaba propulsado por dos máquinas de vapor verticales de triple expansión, que generaban 13.500 IHP y estaban alimentadas por 24 calderas Belleville; esta planta motriz, conectada a dos ejes, le permitía alcanzar una velocidad máxima de 20 nudos. Su autonomía era de 5.500 millas náuticas a 10 nudos. Dotación, 555 tripulantes.

Estaba armado con un cañón sencillo de 254 mm en proa, 1 doble de 203 mm en popa; 14 de 152 mm de tiro rápido, montados en casamatas; 10 de 76 mm para la defensa contra torpederos; 6 de 47 mm de tiro rápido para la defensa a corta distancia y 4 lanzatorpedos de 450 mm, dos por banda, por encima de la línea de flotación. Su cinturón blindado era de hasta 150 mm, con cubierta y torretas protegidas.

(imagen del Naval History and Heritage Command)
A su entrada al servicio activo participó en varias maniobras navales en el Mediterráneo durante su vida activa con el resto de la flota italiana. Pudo demostrar sus capacidades cuando tomó parte en la Guerra ítalo-turca, apoyando operaciones contra el Imperio Otomano en Libia, especialmente en el bloqueo naval y bombardeos costeros.
Durante la Primera Guerra Mundial, al igual que otros buques de su clase, fue empleado principalmente en tareas secundarias, como escolta, patrulla y protección de rutas marítimas. Esto se debió al riesgo creciente que representaban los submarinos y minas para los grandes buques de superficie.

No obstante, a finales de la guerra el crucero ya no era adecuado para misiones de combate en primera línea y no participó en ninguna acción. A partir de 1920 sus funciones quedaron relegadas a la instrucción, tarea que ejerció hasta el 4 de enero de 1923, fecha en la que fue dado de baja y vendido para desguace.

Más información:
El crucero «Varese» en la página web de la Marina Militare vía Wayback Machine
Los cruceros de la clase «Giuseppe Garibaldi» en la Naval Encyclopedia




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