Al mediodía del 16 de septiembre de 2021 hacía su llegada al puerto de Barcelona el buque de transporte de productos químicos Front Altair, de la compañía Frontline, procedente del puerto de Amberes. Quedó atracado en el muelle 34B, cerca de la terminal de Enagás, en la zona sur del puerto.

Su escala se prolongó unos seis días, tiempo más que suficiente para dejar en este puerto su preciada carga de combustible diésel. Partió a primera hora de la mañana del 22 de septiembre y puso rumbo a su próximo destino, Génova.

Así es como debería ser una escala en cualquier puerto del mundo, pero no siempre es así. Los buques de las marinas mercantes del mundo se ven sometidos a los cambios políticos por donde navegan y, en ocasiones, estos barcos y sus tripulaciones sufren las consecuencias directas de tensiones internacionales, conflictos locales o simples disputas diplomáticas que escapan por completo a su control.

El Front Altair

Es un petrolero del tipo LR2, equivalente en tamaño a un Aframax, en donde las sigla LR2 se refiere a un petrolero de productos limpios o refinados de largo alcance de categoría 2 de unas 80.000 a 120.000 toneladas. El término Aframax proviene del sistema “Average Freight Rate Assessment Max” creado por Shell en la década de 1950 para estandarizar las tarifas de transporte de crudo. Estos petroleros son muy utilizados en rutas cortas y medias, especialmente en el Mar del Norte, el Mediterráneo, el Golfo Pérsico, el Caribe y Asia Oriental y pueden transportar entre 500.000 y 700.000 barriles de crudo.

Fue construido por los astilleros New Times Shipbuilding Co. de Jingjiang (China), siendo puesto a flote el 18 de abril de 2016 y entregado el 23 de septiembre del mismo año. El resultado fue un buque de 62.849 toneladas de registro bruto y 109.894 toneladas de peso muerto, con 251,8 metros de eslora, por 44 metros de manga y 13,1 metros de calado. Dispone de doble casco construido en acero normal y de alta resistencia.

El Front Line fotografiado en IJmuiden (Países Bajos)
(imagen de Marcel & Ruud Coster vía Shipspotting)

Es propulsado por un motor diésel CMD-MAN B&W 6G60ME-C9.2 de seis cilindros y 11.850 kW de potencia que conectado a un eje le da una velocidad de 15,5 nudos. Sus tanques tienen una capacidad total de 125.863,8 m³ de carga.

El precio del crudo

El 13 de junio de 2019, el petrolero Front Altair, mientras transitaba por aguas internacionales en el Golfo de Omán con un cargamento de nafta con destino a Taiwán, a unas decenas de millas náuticas al sureste del puerto iraní de Bandar‑e Jask, recibió lo que se calificó como un “ataque”. Según informes, se recibió una señal de socorro del Front Altair a las 03:12 GMT (06:12 hora local) tras una explosión que originó un incendio. Tras emitir la señal de alarma, su tripulación, de 23 personas, fue evacuada del buque y posteriormente entregada a un navío de rescate iraní, desembarcando finalmente en Irán. La empresa Frontline confirmó que todos los tripulantes estaban a salvo y que el buque seguía a flote (contrario a algunos informes iniciales de hundimiento) y estaba siendo asistido por remolcadores y servicios de salvamento.

Tras asegurar el barco y poner a salvo a la tripulación, el capitán informó que habían sufrido tres explosiones en la banda de estribor, por encima de la línea de flotación, hecho que provocó el incendio, el cual fue sofocado en pocas horas. Posteriormente, el Front Altair fue remolcado hacia aguas seguras de los Emiratos Árabes Unidos, al área de Fujairah / Khor Fakkan, para inspección y posterior traslado al astillero en Dubái, donde fue reparado. Se estima que la reparación tuvo un costo de 2,3 millones de dólares.

Estado en el que quedó el petrolero tras extinguir el incendio

No quedó claro qué originó la explosión. En un primer momento, el capitán del petrolero en su mensaje de socorro comentó que la explosión pudo haber sido causada probablemente por un torpedo, aunque también podría haber sido una mina a la deriva o cualquier otro tipo de explosivo.

La responsabilidad exacta del ataque nunca quedó clara; aunque EE. UU. y sus aliados han señalado a Irán como el responsable o uno de los responsables, Irán lo ha negado y no hay una confirmación pública universalmente aceptada del causante exacto.

Este incidente se produjo en un momento de tensión creciente entre Irán, EE. UU., Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y otros actores regionales. Ilustra a la perfección los riesgos crecientes para el transporte marítimo de hidrocarburos en áreas geoestratégicas y es un claro ejemplo de cómo los conflictos regionales pueden trasladarse al ámbito marítimo y comercial, más allá de los buques militares.

El día anterior, cuatro buques cisterna resultaron dañados por explosiones mientras estaban fondeados en el puerto de Fujairah (Emiratos Árabes Unidos); y el mismo día del ataque al Front Altair, el quimiquero Kokuka Courageous también fue atacado, en lo que se sugirió que fue un acto deliberado.

Daños y supuesto artefacto localizado en el casco del Kokuka Courageous
(imagen de VOA News vía Wikimedia Commons)

El incidente del Front Altair en el Golfo de Omán nos recuerda que, aunque los conflictos ocurran a miles de kilómetros de distancia, sus efectos pueden golpear directamente a quienes trabajan en el mar. Los marinos mercantes, que se encargan de llevar la energía que mueve el mundo, navegan hoy en un entorno donde la política internacional, la seguridad en los océanos y la economía global se mezclan, exponiéndolos a peligros que van mucho más allá de problemas mecánicos y tormentas.

Más información:
Artículo de la noticia «Atacados dos cargueros en el golfo de Omán aviva el temor a nuevas confrontaciones entre EE.UU. e Irán» publicado el 13 de junio de 2019 en la web de RTVE

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