La mañana de un día como hoy de octubre de 1959 no cayó en sábado, sino en lunes, y la semana comenzó fuerte con la llegada de cinco transatlánticos, además del tráfico comercial entre Baleares y Barcelona, y del mercante.
Estos cinco transatlánticos fueron el Conte Biancamano, procedente de Nápoles y Génova; el Giulio Cesare, llegado también de Nápoles; el Franca C, que se dirigía a Miami; el Provence, desde Marsella; y el Stockholm, que procedía de Nueva York.

(imagen del Museu Marítim de Barcelona)
Por esas fechas, este último, el Stockholm, ya había dejado su huella en los libros de historia, cuando la noche del 25 de julio de 1956, mientras navegaba con rumbo a Nueva York en medio de una densa niebla, fue abordado por el Andrea Doria.
La fuerza del impacto destrozó la proa del Stockholm, de 12.100 toneladas y 160 metros de eslora, mientras que el Andrea Doria, de 29.000 toneladas y 213 metros, fue enviado a pique. Sin duda, fue una de las mayores tragedias navales del siglo XX, que se saldó con 46 personas fallecidas.
Entre todo el caos del naufragio del buque italiano y las operaciones de rescate hubo un milagro: el caso se conoció como el de “la chica milagrosa”. La joven se llamaba Linda Morgan, tenía 14 años y viajaba con su familia a bordo del Andrea Doria.
Durante el impacto, la proa del Stockholm pasó por debajo de la cubierta en la que dormía Linda, y no se sabe exactamente cómo sucedió, pero fue catapultada a una distancia de 24 metros, hasta el interior del Stockholm, salvando así su vida, aunque no la de parte de su familia.
Más detalles de esta escala y de la historia del accidente con el Andrea Doria en la entrada de este blog La chica milagrosa del Andrea Doria.






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