El cañonero Cóndor del Arsenal Civil de Barcelona

El 26 de mayo de 1888, apenas una semana después de la inauguración de la Exposición Universal, el torpedero Destructor se hacía a la mar, pero no lo hizo solo, a no mucha distancia le seguía otro vapor, más pequeño pero que también enarbolaba la bandera española, era el cañonero Cóndor, construido en el Arsenal Civil de Barcelona y que por fin durante esa jornada realizaría sus primeras pruebas de mar. 

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Cañonero Cóndor (imagen del Museo Marítimo de Barcelona)

Ya en la mar se forzó su máquina durante nueve horas, logrando una velocidad de 13,8 millas y otras 11 millas de crucero. Su navegabilidad y comportamiento fueron excelentes y ya tan sólo quedarían algunos trámites administrativos para entregar al cañonero a la Armada Española. 

El Cóndor fue el primero de una corta serie de tres cañoneros construidos en el Arsenal Civil de Barcelona dirigido por Alexandre Wohlgemuth pero tanto los barcos como los astilleros compartieron destino con una vida muy breve. 

El Arsenal Civil de Barcelona 

En 1886 comenzó la construcción de un astillero próximo al puerto de Barcelona, concretamente bajo la montaña de Montjuich en la playa de Casa Antúnez, era el Arsenal Civil del ingeniero belga Alexandre Wohlgemuth. Este ingeniero ya tenía experiencia previa en la reparación de buques y motores y ahora estaba decidido a dar el salto a la construcción naval. 

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Las naves del Arsenal Civil en construcción (imagen del Museo Marítimo de Barcelona)

Para ello adquirió 30 hectáreas de terreno con 700 metros de playa a unos 3.500 metros de la bocana del puerto de Barcelona, estos terrenos estaban perfectamente comunicados por ferrocarril y carretera. Con estas excelentes condiciones Wohlgemuth se presentaba a concurso para la construcción de tres cañoneros para la Armada Española y tuvo que competir con otras cinco compañías pretendientes de dicho contrato. El Arsenal Civil ganó el concurso con la propuesta de un cañonero que excedía las capacidades mínimas solicitadas por la Armada, además la gran ventaja de estos talleres barceloneses radicaba en que la gran mayoría de la producción del barco se realizaría localmente sin prácticamente tener que encargar la construcción de componentes al exterior. Por tanto, en el Arsenal Civil se fundieron, forjaron y construyeron todas y cada una de las partes de los barcos, desde la máquina a vapor a las calderas y cada uno de los remaches de su casco, con la única excepción de las planchas de acero de su casco que fueron compradas a la firma Martin Siemens. 

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Mapa de Barcelona de 1888 con el Arsenal Civil en la parte inferior izquierda de la imagen. Con el tiempo a su alrededor nacería una nueva barriada llamada del Arsenal (imagen vía (Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña)

De dicha empresa se encargarían los ingenieros Federico Armenter y José Batlle del mismo Arsenal Civil. Su botadura se efectuaría el 11 de diciembre de 1887 y el 1 de julio de 1888 sería entregado a la Armada Española con el nombre de Cóndor, siendo este el tercer buque de la Armada en llevar este nombre desde 1823. El resultado fue un barco construido en acero con doble fondo y dividido en cuatro compartimentos estancos comunicables entre sí. Además, su máquina de vapor de triple expansión fue la primera de este tipo construida completamente en España. 

Tenía un desplazamiento de 48 toneladas con una eslora de unos 24 metros de eslora por 3,9 metros de manga y 1,2 metros de calado medio. Era propulsado por una máquina a vapor de triple expansión alimentada por una caldera de tipo locomotora, con una potencia de 350 IHP. y una velocidad de 13,5 nudos. En el momento de las pruebas de mar contaba con un aparejo de balandra, pero en un futuro se le instalaría uno de pailebot. Dotación, 19 tripulantes. En cuanto a su armamento se limitaría a un cañón de 90 mm. y una ametralladora.

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El cañonero Cóndor con su tripulación en cubierta (imagen de José Sellier vía La Ilustración Española y Americana)

Los plazos de construcción o la simple casualidad quisieron que las pruebas de mar coincidieran con los días de la Exposición Universal de 1888 y este iba a ser un muy buen momento para dar a conocer a los talleres del Arsenal Civil, así como, a la industria de la construcción naval en España. A mediados del mes de mayo de 1888 el ministro de Marina autorizó que el Cóndor fuera expuesto en la sección marítima de la Exposición y llamó tanto la atención que ganó la Medalla de Oro en esta categoría. 

Una vez finalizada la Exposición Universal y entregada a la Armada al Cóndor se le ordena poner rumbo hacia Galicia y quedaría destinada al Resguardo Marítimo de Ferrol. El 27 de marzo de 1894 llega a Santander para colaborar con el salvamento del vapor Cabo Machichaco, al que un incendio en cubierta terminó por extenderse en su bodega y provocó que su carga de dinamita explotara el 3 de noviembre de 1893, causando 590 muertos y 525 heridos. 

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El Cabo MAchichaco en llamas (vía Wikipedia)

El Cóndor causaría baja en la Armada un poco antes que sus hermanos Águila y Cuervo, el 18 de mayo de 1900, pero meses más tarde se ordena su incorporación a la flota y su rearme volviendo al servicio el 29 de noviembre del mismo año, pero no llegaría muy lejos. 

Volvería a navegar y a patrullar por aguas gallegas, sería utilizado para localizar, perseguir y apresar en caso necesario a las traineras que faenaban en zonas prohibidas. El 24 de enero de 1902 una explosión retumbó a lo largo y ancho de la ría de Vigo, cerca de la playa del Samil se pudo divisar los restos de una embarcación y una espesa columna de humo negro que salía de ella. Era el Cóndor que esa mañana había salido a navegar al saberse que se habían visto tres traineras pescando por la zona de Bouzas. Algunos tripulantes lograron salvarse saltando al agua, otros en cambio cayeron al agua pero despedidos por la explosión y malheridos. Al lugar de los hechos acudieron diversas traineras y los supervivientes fueron llevados al cañonero Temerario en donde recibirían las primeras curas antes de llegar al hospital militar. 

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Los restos del Cóndor fueron remolcados a la playa para ser examinados por las autoridades (imagen vía La Vida Marítima)
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Muchos curiosos no pudieron vencer a su curiosidad y se acercaron a ver al maltrecho cañonero (imagen vía La Vida Marítima)

La causa de la explosión fue debida al mal estado de su caldera, la original fue sustituida por la del torpedero Ejercito y esta última carecía del mantenimiento adecuado ya que el torpedero había estado varado mucho tiempo. La explosión mató a dos maquinistas y a cuatro marineros y causó heridas a toda la tripulación. 

Este accidente fue uno de los peores de la Armada hasta la fecha, tan solo igualado unos años antes por el del torpedero Habana que durante una tormenta en 1888 una caldera explotó matando a dos fogoneros y a dos marineros. 

El Águila y el Cuervo 

Después de la construcción del Cóndorverían la luz los otros dos cañoneros restantes a los que se bautizaría como Águila y Cuervo que causarían alta en la Armada en 1892. No eran muy diferentes al Cóndor con un desplazamiento algo mayor de unas 70 toneladas y unas dimensiones de 26,6 metros de eslora por 3,92 metros de manga y 1,85 metros de calado. Eran propulsados por una máquina a vapor de triple expansión alimentadas por una caldera de tipo locomotora, la potencia era de 277 CV. a tiro forzado y una velocidad de 13,72 nudos. Disponían además de aparejo de pailebote. Dotación, 19 tripulantes. Su armamento era el mismo que el de su hermano mayor con 1 cañón de 90 mm. y una ametralladora. 

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El cañonero Cuervo (imagen del Museo Marítimo de Barcelona)

Sus carreras fueron cortas, el cañonero Águila estuvo sus primeros años navegando por aguas españolas y en 1896 se la destina a Cuba en donde protagonizó algunos combates contra los rebeldes cubanos, sobrevive al conflicto con los Estados Unidos y en fecha de 17 de julio de 1900 causa baja en la Armada. Por otro lado, el Cuervo sería destinado al Resguardo Marítimo de Cartagena, en Málaga y Melilla. Patrullando la costa de Marruecos sería atacado en diversas ocasiones y su baja acontecería el mismo día que su hermano Águila, 17 de julio de 1900. 

La caída del Arsenal Civil 

Pero mucho antes de la explosión del Cóndor, los talleres que lo construyeron comenzaron una lenta caída hacía su desaparición. Algunos de los últimos contratos para la Armada fueron la construcción de las máquinas de los cañoneros Argos, Otálora, Samar y Panay. La ausencia de contratos para la Armada obligó a la dirección a buscar alternativas en otros campos de la industria, como en los ferrocarriles o incluso en el campo de la metalurgia. En sus instalaciones se forjó el hierro para construir el llamado “Pont de la Cinta” que cruza el Ebro a su paso por Tortosa; otra obra salida de su fundición fue la columna del monumento a Colón y la escultura llamada la “Cuadriga de la Aurora” instalada en lo alto de la Cascada del Parque de la Ciudadela también es fruto del trabajo del Arsenal Civil. 

Otro trabajo que podía haber salvado a la empresa y restituido su prestigio, se compraron las patentes a la compañía Clark & Stanfield pero perdió el concurso de la construcción del dique en favor a La Maquinista Terrestre y Marítima. Finalmente, de toda la operación el Arsenal Civil tan solo recibiría un contrato de la Junta de Obras del Puerto para construir los tableros mecánicos que acompañaban a los careneros del dique. 

Para entonces la Compañía Trasatlántica ya había rescatado con un gran aporte de su capital al Arsenal Civil que usó sus instalaciones como complemente a los talleres de la compañía tenía en Matagorda. Recibieron muchos encargos para la zona de Filipinas, hecho que demuestra la gran influencia que la Trasatlántica tenía en esa parte del mundo. 

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Entre los muchos pedidos hubo este remolcador para el Arsenal de Subic de 30 metros de eslora y algunos para los puertos de Barcelona y Cádiz (vía Revista de Navegación y Comercio)

El Arsenal Civil que construyó los cañoneros Cóndor, Águila y Cuervo, no llegaría mucho más lejos que estos buques allí creados. En 1905 se suspendía la actividad de la empresa y comenzaba su liquidación apenas veinte años después de su constitución.

 

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Más información:
«La cañonera Cóndor» en la Revista General de Marina tomo 22 de 1888 página 713
Artículo «La industria de construcciones mecánicas en Cataluña:
el Arsenal Civil de Barcelona» de Martín Rodrigo publicado en la Revista de historia industrial Nº 16 de 1999
El accidente y sus causas en la revista «La Vida Marítima» del 20 de febrero de 1902 página 15

Un amargo recuerdo

La noche de Reyes de enero de 2022 era esperado el buque de la Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima Clara Campoamor, sin embargo, retasó un poco su llegada atracando en el Muelle de Barcelona paramento norte a la 01:52 horas del 6 de enero.

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El buque Clara Campoamor atracado en el Muelle de Barcelona paramento norte (imagen Antoni Casinos Va)

Este buque lleva su nombre orgulloso en honor a la abogada, escritora, política y defensora de los derechos de la mujer Clara Campoamor (1888-1972), nombre que luce en sus amuras desde que fue entregado el 10 de abril de 2007.

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El Clara Campoamor recién estrenado en el puerto de Barcelona en julio de 2007 (imagen de Antoni Casinos Va)
El Clara Campoamor tiene un hermano gemelo, el Don Inda asignado el 1 de diciembre de 2006 (imagen de jdap vía Shipspotting.com)

Pertenece a la serie Don Inda de remolcadores de altura construidos en los astilleros vizcaínos de Zamakona en Santurce. Desplaza 3.646 toneladas de registro bruto con 80 metros de eslora por 18 metros de manga y 8,25 metros de puntal. Es propulsado por cuatro motores BERGEN B32:40L8P de 5.440 BHP. cada uno que le dan una velocidad máxima de 17,5 nudos y una autonomía de 9.000 millas náuticas. En sus instalaciones de a bordo dispone todo tipo de medios para el rescate de náufragos, para combatir episodios de contaminación de la mar y/o incendios en otros buques o plataformas petrolíferas. También dispone de dos embarcaciones menores para desarrollar sus misiones, una para salvamento y rescate y otra para la lucha contra la contaminación del agua.

Serie Don Inda perfil - WK
Perfil de un buque de la serie Don Inda (vía Wikipedia)

Pero, aunque un barco de Salvamento Marítimo está dedicado a salvar vidas en ocasiones su trabajo es devolver a tierra a aquellos que han perecido en la mar y es inevitable, algunas veces, que se despierte un amargo recuerdo.

Un amargo recuerdo

Es el que viene a la mente al recordar el no tan lejano día de 20 de marzo de 2017, dicho recuerdo comienza a la hora de comer cuando los servicios de emergencia reciben una señal de socorro del buque de transporte de productos químicos Midvolga 2, recién salido del puerto de Barcelona y que hacía unos instantes había abordado y hundido al pesquero El Fairell.

Los dos barcos llevaban una derrota distinta, el Midvolga 2 con bandera rusa acababa de salir del puerto de Barcelona y llevaba rumbo al puerto de Alejandría en Egipto; el pesquero tenía como destino el puerto de Barcelona, había partido a las 04:42 horas de la madrugada de ese mismo día y a las 15:02 pusieron rumbo a Barcelona dando por terminada la jornada de pesca.

Buque de transporte de productos químicos Midvolga 2 (imagen de jpgmarine vía Shipspotting.com)
El pesquero El Fairell en aguas del puerto de Barcelona (imagen de Sydney Sinclair vía Shipspotting.com)

Sin embargo, ambos buques convergerían a las 15:12 horas en las coordenadas 41° 16′ 07″ N 002° 12′ 33″ E a unas 3,3 millas náuticas de la bocana sur del puerto de Barcelona. El Midvolga 2, de 139,9 metros de eslora y 4.979 toneladas de registro bruto, impactó con su proa en el costado de babor del pesquero provocándole una gran vía de agua en la sala de máquinas, inundación que empeoró cuando el barco ruso le pasó literalmente por encima acelerando de ese modo el hundimiento del pesquero. Los tripulantes del barco ruso lograron salvar la vida a dos personas del pesquero, el patrón y a un marinero, pero por los otros dos pescadores no pudieron hacer nada en ese momento.

Minutos más tarde se daba la alerta desde el Midvolga 2 y la maquinaria de rescate del puerto de Barcelona se ponía en marcha. Acudieron medios navales y aéreos de distintos servicios de emergencia que en las próximas horas y a contrarreloj intentarían localizar con vida a los dos náufragos y el pecio del pesquero. Salvamento Marítimo puso en marcha al helicóptero HELIMER 205 y activó a los buques Guardamar Calíope y al Clara Campoamor, este último iba equipado con un ROV por si hiciera falta buscar en el fondo del mar; el Servicio Marítimo de la Guardia Civil colaboró con las patrulleras Río Tordera y Río Santa Eulalia con buzos de los GEAS; los bomberos de Barcelona también buscaron con una embarcación propia más las lanchas Mediterránea y Neptuno de la Cruz Roja; la Armada puso a disposición de las autoridades al cazaminas Sella; y muchos compañeros de los pescadores buscaron a los náufragos con sus propios buques de pesca.

Además, una gran desconocida haría acto de presencia, era la lancha llamada Lluerna perteneciente a la Conselleria de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Generalitat de Catalunya. Era una embarcación Rodman 58 dedicada a la inspección de pesca y estaba equipada con un pequeño robot sumergible y dos sondas acústicas. Y fue esta embarcación junto a la Guardamar Calíope las que localizaron los restos de El Fairell a unos 155 metros de profundidad.

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La Lluerna localizaba unos restos que parecían los del pesquero y la Armada mediente el cazaminas Sella lo confirmó (imagen de Jordi Montoro)
Imatge objecte detectat per la sonda
Imagen digital obtenida por la sonda acústica de la Lluerna (Generalitat de Catalunya)

El siguiente barco en entrar en acción fue el cazaminas Sella que con su propio ROV confirmaría la localización del pesquero, y ya tan solo le quedaba actuar al Cala Campoamor que con su ROV Comanche, capaz de alcanzar profundidades de 2.000 metros, inspeccionaría el pecio del pesquero y rescataría los cuerpos de los pescadores que no se encontraron en su interior, si no separados a cierta distancia del barco en el fondo del mar.

A la búsqueda de un culpable

El informe emitido por la por la Comisión permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (CIAIM) dejó claro que el Midvolga 2 debía haber cedido el paso al pesquero, también deja claro la falta de atención de ambos patrones durante la navegación antes del accidente. El primer oficial del barco ruso, quien en ese momento pilotaba el Midvolga 2, prestó erróneamente atención y dejó guiarse por el sistema AIS que no está específicamente diseñado para esta función y además dicho sistema sufre en ocasiones de retrasos en la actualización del entorno marítimo y no refleja en la pantalla los barcos que no disponen de él; el patrón de El Fairell a su regreso al puerto de Barcelona activó el piloto automático y se puso a redactar el informe de marea en donde reflejaría la actividad de esa jornada y sus tripulantes se quedaron en cubierta clasificando las capturas de ese día.

Mientras se aclaraba sobre a quién debía recaer la responsabilidad del suceso, el juez decretó prisión bajo fianza de 50.000 Euros para el primer oficial ruso y puso en libertad al capitán y todo quedó a la espera del juicio. En 2018 la juez titular del juzgado de instrucción 19 de Barcelona repartía las culpas entre el primer oficial ruso y el patrón de El Fairell y lo último que conozco de este caso es la exculpación de cualquier tipo de responsabilidad penal para el patrón de El Fairell y la acusación de dos delitos de homicidio imprudente para el primer oficial ruso, al que le caerían algunos años en prisión, más la inhabilitación para pilotar buques mercantes durante seis años.

Herramientas que salvan vidas

Este accidente recuerda vagamente al sucedido el 21 de noviembre de 1964 cuando el crucero holandés HNLMS De Ruyter (C-801) de 11.800 toneladas abordó al motovelero El Mallorquín de 126 toneladas falleciendo un marinero que quedó atrapado en su interior. El causante de ese accidente fue la niebla y si el motovelero no disponía de ayudas electrónicas para la navegación, si que las tenía el barco de guerra. El caso fue llevado al Tribunal Internacional, fallando en favor del motovelero Mallorquín y de su dotación.

En la actualidad hay diversos sistemas que ayudan a los pilotos durante la navegación, existe el ECDIS (Electronic Chart and Display Information System), un plotter digital con toda la información que una carta náutica puede ofrecer.

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Consola de un sistema ECDIS de la firma Scortel.

Y además como apoyo hay el radar ARPA (Automatic Radar Plotting Aid) este sistema ayuda a predecir las derrotas de los barcos y avisa al piloto tiempo suficiente para evitar una colisión. La correcta utilización de ambas herramientas habría salvado la vida de los dos pescadores de El Fairell.

 

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Más información:
Ficha del buque Clara Campoamor en la página web de Salvamento Marítimo (PDF)
Búsqueda del pesquero y los dos desaparecidos en la página web de Salvamento Marítimo e informe del accidente del CIAIM (PDF)
Artículo «‘El Fairell’ y el ‘Midvolga’ chocan en el juzgado»» de Jesús García Bueno publicado en eldiario El País el 26 de septiembre de 2018

El escolta de escuadra Surcouf y las consecuencias de una mala decisión

La mañana del día 13 de diciembre de 1968 hacía su entrada al puerto de Barcelona, en visita de cortesía, la Escuadra del Atlántico de la Marine Nationale francesa formada por los destructores Surcouf (D-621) y Chevalier Paul (D-626), más las fragatas antisubmarinas Le Lorraine (F-768), Le Picard (F-766) y el petrolero La Saône (A-628).

Salieron a su encuentro el práctico de guardia que condujo a los buques de guerra franceses con ayuda de los remolcadores a sus respectivos lugares de amarre, al destructor Surcouf se le asignó la Estación Marítima paramento sur, el otro destructor el Chevalier Paul y las fragatas atracaron en el Muelle de Bosch i Alsina, y el petrolero quedó amarrado en el Muelle de Contradique.

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El escolta de escuadra Surcouf modificado como buque de mando (Marius Bar)

Esta división naval iba al mando del vicealmirante Lainé el cual viajaba a bordo del destructor Surcouf y en el destructor Chevalier Paul, enarbolaba la insignia del contraalmirante Mouton jefe de las Fuerzas de Escolta de la Escuadra del Atlántico.
Estos buques venían de participar en distintos ejercicios con otros buques de la flota francesa iniciando su viaje el 14 de noviembre de 1967 en la base naval de Brest, de ahí partieron los anteriormente citados buques además de las fragatas Le Bourguignon (F-769) y Le Champenois (F-770); el objetivo de estos ejercicios era el de adiestrarse con los nuevos buques de la flota, el portaaviones Foch (R-99) y el destructor Suffren (D-602).

Una vez alcanzado el Mar Mediterráneo la Escuadra del Atlántico se reuniría a mediados del mes de diciembre con la Escuadra del Mediterráneo, concentrándose una fuerza naval de unos 17 buques de guerra para realizar los ejercicios denominados Medat bajo la atenta mirada del jefe del Estado Mayor de la Marina el almirante Patou a bordo del portaaviones Foch.

Durante su crucero estos buques visitantes recalarían en los puertos mediterráneos de Villefranche, Saint-Jean-Cap-Ferrat, Cavalaire-sur-Mer, Mandelieu-la-Napoule, La Ciotat, Ajaccio, La Spezia, Nápoles, Tolón y Barcelona.

En la ciudad Condal los marinos franceses fueron recibidos por el cónsul general de Francia el Sr. Bourdeille, además de las autoridades civiles y militares barcelonesas. Los buques pudieron ser visitados por la ciudadanía durante su estancia y los marinos, como cualquier otro turista pasearon por las calles de la ciudad, marcharon de excursión a Montserrat, contemplaron una corrida de toros y presenciaron el partido F. C. Barcelona contra los maños del Real Zaragoza en el Camp Nou.

Lo que no sabían algunos de los marinos franceses aun era que su buque insignia sufriría un grave accidente pocos años después, accidente que podía haber resultado mucho peor tal y como sucedió.

El Surcouf

El destructor o escolta de escuadra Surcouf fue el primero de una larga serie de destructores del tipo o clase T-47, a su vez también fue el primer buque de guerra construido en Francia desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Llevaba su nombre en honor al corsario francés Robert Surcouf (1773-1827) y este era el cuarto buque de guerra en ser bautizado con este nombre desde 1858.

Doce eran los buques que componían esta nueva serie de destructores construidos entre 1951 a 1957. Dos de ellos, los Surcouf y Chevalier Paul fueron modificados como buques de mando perdiendo algunas piezas artilleras para aumentar la habitabilidad interna para alojar a un estado mayor de la marina. El resto de unidades también recibieron algunas modificaciones, cuatro de ellos se dedicaron a tareas de defensa aérea equipados con misiles Tartar y el resto para la guerra antisubmarina con el sistema Malafon y con sonar VDS.

El destructor Bouvet con un lanzador de misiles Tartar a popa (vía Netmarine)
El D’Estrées con un mortero antisubmarino a proa y el lanzador de Malafon a popa más el VDS tapado con una lona (vía Netmarine)

El Surcouf fue construido en los astilleros franceses de DCAN en Lorient, siendo botado el 3 de octubre de 1953 y entregado a la marina el 1 de noviembre de 1955 quedando basado en Brest primero y Tolón más tarde.

Surcouf perfil

Desplazaba 3.750 toneladas a plena carga con una eslora de 128,60 metros por 12,71 metros de manga y 5 metros de calado.
Su propulsión constaba de 4 calderas y turbinas a vapor Rateau que le daban una potencia de 63.000 hp., una velocidad máxima de 34 nudos y una autonomía de 5.000 millas náuticas a 18 nudos.

Iba armado con 6 cañones de 127/54 mm. modelo 1948 bivalente (3×2), 6 de 57/60 mm. modelo 1951 bivalente (3×2) y 4 afustes para ametralladoras antiaéreas de 20 mm., más 4 lanzatorpedos triples de 550 mm. para torpedos antisubmarinos.

Su electrónica embarcada la componían un radar de descubierta aérea y de superficie DRBV-11, un radar de descubierta aérea DRBV-20A, un radar de navegación DRBV-30, y dos radares de dirección de tiro DRBC-11 para los cañones de 127 mm. y DRBC-30 para los de 57 mm. Equipos de sonar DUBV-1B y DUBA-1B montados en el casco.

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El Surcouf en 1970 poco antes del accidente (Licorne37 vía Wikipedia)

A su entrada al servicio activo fue movilizado en los acontecimientos de la guerra de la Independencia de Argelia y antes del fatídico accidente de 1971, el 26 de marzo de 1960 ya sufrió un abordaje del buque mercante Léognan de la Compagnie Maritime et Commerciale du Sud-Ouest, en donde no hubo que lamentar ninguna víctima.

El accidente

La madrugada del día 6 de junio de 1971 el Surcouf navegaba con rumbo noreste frente a las costas de Cartagena escoltando al portaaviones Arromaches (R-95), en esta agrupación naval también se hallaba el escolta de escuadra Tartu (D-636) y el petrolero La Saône (A-628) de la Escuadra del Atlántico al mando del vicealmirante Daille. A las cuatro en punto  lo que parecía una tranquila navegación con rumbo a Tolón se vio interrumpida por la aparición en rumbo de intercepción de un petrolero, el soviético General Bucharov; la actuación normal ante una situación así y tal y como marca la ley marítima es que ambos buques se esquivarán girando a su estribor a fin de evitar un abordaje, pero no fue así.

El petrolero tenía prioridad, no por llevar su derecha, sino por ser más grande y menos maniobrable y el destructor Surcouf no hizo nada, debía de haber maniobrado hacia estribor unos grados con la suficiente antelación para evitar una situación peligrosa pero siguió con un rumbo fijo sin percatarse del petrolero. Finalmente ambos barcos se acercaron tanto y el riesgo de colisión fue tan evidente que en el último momento el capitán del petrolero se vio obligado a virar pero ya era tarde, el petrolero abordó al destructor por su lado de estribor en un ángulo de 90 grados en perpendicular, el resultado fue terrible. La masa y la inercia del petrolero perforaron y cortaron la chapa del Surcouf a la altura del puente de mando con la primera chimenea, los equipos de emergencia rápidamente evacuaron la sección de proa y cerraron todos los compartimentos a fin de lograr flotabilidad a la parte del barco que se encontraba en mejores condiciones. El destructor Tartu intentó remolcar al Surcouf al puerto más cercano, Cartagena, pero fue imposible hacerlo al primer intento ya que la sección de proa más dañada se seccionó y se hundió completamente, una vez asegurado el resto del buque se volvió a intentar remolcarlo y alcanzar el puerto de Cartagena amarrando lo que quedaba del Surcouf en el Muelle del Carbón.

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Dramática instantánea del rescate de la dotación del Surcouf, el barco aun se mantenía de una pieza (vía CEACH)
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Se consiguió mantener la flotabilidad de la sección de popa, el resto se desprendió y se hundió al intentar remolcarlo a Cartagena (vía CEACH)
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En Cartagena se hizo una primera valoración del estado de lo que quedaba del Surcouf, además de rescatar los restos de algunos marineros atrapados en su interior (vía CEACH)

Por la mañana la agrupación naval francesa atracó en el puerto cartagenero y pudieron evaluar los daños humanos y materiales. En total perecieron nueve marinos franceses, los cadáveres de siete de ellos fueron encontrados en el interior del destructor cuando fue subido al dique seco de Cartagena, el resto en la mar en el lugar del accidente.
Una vez asegurado los mamparos que debían de estar en contacto con el agua fue enviado el remolcador oceánico Belier para remolcar los restos del remolcador a Tolón y evaluar de primera mano los daños del mismo y su posible recuperación.

Los restos del Surcouf abarloados al costado de su hermano gemelo el Chevalier Paul en Tolón, con esta toma aérea queda patente el destrozo ocasionado por la colisión (vía Netmarine)

La recuperación del Surcouf como buque de guerra no llegó nunca, los daños eran considerables y el mando de la marina decidió dar de baja al buque.

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Los mandos de la Marine Nationale decidieron dar de baja al malogrado destructor (vía CEACH)

Su nombre fue retirado de las listas de buques en activo y se le designo un identificador provisional de Q-495 el 5 de mayo de 1972, finalmente sería hundido en prácticas de tiro mediante misiles Exocet.

Y la historia se repite

Casos similares son los ocurridos en el año 2017 a dos destructores norteamericanos, los USS Fitzgerald (DDG-62) el 17 de enero y del USS John S. McCain (DDG-56) el 21 de agosto.
En estos dos casos las colisiones sucedieron después de una serie de malas decisiones tomadas y errores de la tripulación desde los destructores, ambos buques embarcan la mejor de las tecnologías para la guerra y la navegación y aun así las dotaciones fueron incapaces de evitar las colisiones con mucho tiempo de antelación. Estos errores les causaron la muerte a siete marinos en el USS Fitzgerald y a otro en el USS USS John S. McCain pero no el hundimiento de los barcos que pudieron ser reparados y devueltos al servicio activo.

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USS John S. McCain izquierda y USS Fitzgerald derecha (vía Navsource)

Pero sin duda alguna el caso más mediático en el último año sucedió en el aún próximo 8 de noviembre de 2018, cuando curiosamente también de madrugada y prácticamente a la misma hora, la fragata noruega Helge Ingstad (F-313) fue abordada por el petrolero Sola TS. Exactamente igual que con el caso del destructor Surcouf, se ignoraron las normas relativas a la preferencia de paso y además un cúmulo de errores humanos propiciaron el hundimiento de la fragata, por fortuna sin víctimas.

La fragata Helge Ingstad a la espera de ser rescatada, como en el caso del Surcouf no se recuperó y se dio de baja al barco (vía Navi e Armatori)

Accidentes como los citados son un pequeño ejemplo de abordajes demasiado habituales a pesar de los adelantos en sistemas de comunicación y navegación en la mar, por supuesto siempre existe un factor difícil de controlar: el humano; a este último factor de poco le sirve la tecnología si no la utiliza de manera correcta.

 

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Más información:
Llegada del Surcouf a Cartagena en La Vanguardia del día 8 de junio de 1971 página
«Escorteur d’Escadre Surcouf» en la página web de Netmarine (francés)
Destructores de la clase T-47 en la Wikipedia (inglés)
Artículo del Surcouf en la página web «Comité d’Entente des Associations patriotiques et de Combattants de l’Hérault (CEACH)»

Catástrofe en el puerto de Barcelona, el abordaje de una Golondrina

El domingo día 26 de noviembre de 1922 cerca de las doce y media de la mañana zarpaba del embarcadero del Portal de la Paz la Golondrina número 2 al mando de su patrón Manuel Llorca, su destino era el Muelle de la Barceloneta. La Golondrina iba abarrotada de gente, habían familias enteras, muchas mujeres y niños que aprovechando el descanso dominical decidieron disfrutar de un paseo por el puerto.
Su ruta los llevaría a cruzar la Dársena Nacional, pasando enfrente del Muelle de Barcelona atracado en la Estación Marítima, seguirían por el Muelle de Baleares y de Pescadores hasta el Muelle de la Barceloneta.

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Golondrina en el puerto de Barcelona (Brangulí vía Archivo Nacional de Cataluña)

Durante la ruta los pasajeros de la Golondrina podrían disfrutar de la actividad portuaria y de los buques de carga y pasajeros que habían llegado días antes. Algunos eran los vapores Canalejas y Vicente la Roda de la Compañía Trasmediterránea o el vapor Infanta Isabel de Borbón de la Compañía Trasatlántica que había llegado unos días antes pero tan festivo día tendría un abrupto final con terribles consecuencias para parte del pasaje de la golondrina.

Embarcadero Portal de la Paz
Embarcadero del Portal de la Paz años ’20 (24400F Museo Marítimo de Barcelona)

Las Golondrinas

El servicio de las Golondrinas no fue el único que existió en el puerto de Barcelona, con anterioridad en 1884 el cubano e hijo de indiano Leopoldo Herrera Hué inauguró un servicio de transporte mediante vapores entre el Portal de la Paz hasta los Baños de San Sebastián en la playa de la Barceloneta. Esta pequeña línea de pasajeros tenía a su disposición tres vapores denominados Ómnibus primera, Ómnibus segunda y Ómnibus tercera construidos en la Barceloneta y con una capacidad para transportar a 60 personas.

Esta empresa tuvo poco recorrido y en 1887 Feliciana Goñi creando la más conocida como Las Golondrinas S.A. El servicio de las Golondrinas del puerto de Barcelona se abrió al público el día 1 de abril de 1888 tomando como punto de partida el embarcadero situado en las escaleras del Portal de la Paz hasta la Barceloneta.

Los cascos de estos pequeños buques de pasajeros fueron construidos por el carpintero de la Barceloneta el Sr. Espriu y para el resto de elementos colaboraron distintos carpinteros, pintores y maquinistas de la ciudad Condal. Las primeras Golondrinas tenían una eslora de 15,50 metros por 4,20 de manga y 1,98 metros de calado.
Eran propulsadas por una máquina de vapor compuesto (compound) de dos cilindros con una potencia máxima de 30 ihp. con una velocidad máxima alrededor de los 7 nudos.

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Antigua postal con dos Golondrinas (28954F Museo Marítimo de Barcelona)

Podían transportar cómodamente a 70 pasajeros sentados en bancos que recordaban a los antiguos trenes y en caso necesario su capacidad máxima era de 140 personas.

El accidente

Parte del trayecto de la Golondrina número 2 hacia su destino en el Muelle de la Barceloneta lo realizó junto al vapor Canalejas que se dirigía a la bocana del puerto, al llegar a la altura de la Estación Marítima en donde estaba atracado el vapor Infanta Isabel de Borbón el vapor Canalejas viró y de frente la Golondrina se encontró con otro vapor más pequeño que se aproximaba a excesiva velocidad, este era el vapor número 1 de la Compañía Arrendataria de Tabacos al mando del comandante Francisco Gil Solá. Sin prácticamente tiempo para reaccionar el comandante del vapor ordenó dar atrás toda para evitar el abordaje contra la Golondrina, sin mucho éxito ya que el vapor la abordó por un costado quedándose la proa del buque empotrado en el costado del pequeño vapor de pasajeros.

Vapor Tabacalera
Vapor número 1 de la Compañía Arrendataria de Tabacos (Merletti vía el Mundo Gráfico)

Tras la confusión del impacto el vapor de la Compañía Arrendataria de Tabacos aun no había parado sus máquinas y la vía de agua abierta por el abordaje se agravó cuando el vapor de la tabacalera se separó de la Golondrina provocando una masiva entrada de agua en su interior y el hundimiento de la misma en pocos segundos.

A los pocos minutos del naufragio se organizó un dispositivo de rescate improvisado de los pasajeros de la Golondrina, desde el vapor Infanta Isabel de Borbón muchos marineros se lanzaron al agua, se colgaron las escalas a su costado y pusieron en funcionamiento las grúas de a bordo para facilitar el rescate; todos los botes y embarcaciones que estaban en la zona se prestaron rápidamente al salvamento de los náufragos, entre ellas habían lanchas de los prácticos y de la Junta de las Obras del Puerto.

Además desde el mismo vapor Infanta Isabel se intentó izar el casco de la Golondrina ya que se intuía que en su interior aun quedaba gente atrapada, lamentablemente los cables que se tendieron por debajo del toldo de la Golondrina se partieron y el casco se fue al fondo.

Vapor Infanta Isabel de Borbón
Vapor Infanta Isabel de Borbón, su dotación y pasajeros colaboraron en el rescate de los náufragos de la Golondrina

Diez náufragos fueron trasladados a la enfermería del Infanta Isabel pero poco pudo hacerse por ellos, el resto fueron conducidos al Portal de la Paz y de ahí a pie o en coche hasta la Casa de Socorro más cercana. La prensa quiso destacar el empeño de un perro que se lanzó al agua desde vapor Infanta Isabel de Borbón, el can fue capaz de rescatar a un niño de pocos meses cogiéndolo por la ropa y ponerlo a salvo, por desgracia el infante ya había fallecido.

Otros héroes del rescate de los naufragados fueron el patrón y un marinero del remolcador Montseny, ambos se arrojaron al agua y salvaron entre los dos a cuatro niños, dos mujeres y a un hombre.

El resultado del abordaje se saldó con 24 heridos de diversa consideración y 10 fallecidos, entre los qua había dos niños de 6  y 7 años y otro de 6 meses.

Al día siguiente se llevó a la zona en donde permanecía la Golondrina hundida a la grúa flotante Esperanza, después de cuatro horas de trabajo se logró extraer del casco a los cadáveres que aun permanecían en él y sacaron a la Golondrina del fondo depositándola en el Muelle de Cataluña.

Rescate Golondrina
Rescate del casco de la Golondrina (Merletti vía La Hormiga de Oro)
Funeral
Multitudinario funeral por las victimas (Merletti vía La Hormiga de Oro)

A pesar del terrible accidente sufrido, el servicio de las Golondrinas volvió a restablecerse con normalidad.

En 1923 apareció la competencia de Las Golondrinas, de manos de Macià i Casadevall se creó un nuevo servicio denominado Gaviotas y con el paso del tiempo esta última empresa acabaría por absorber a Las Golondrinas.

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Una Golondrina en los años ’30 (Gabriel Casas vía Archivo Nacional de Cataluña)

La Guerra Civil obligó a cesar la actividad de Las Gaviotas y Las Golondrinas, los barcos quedaron amarrados frente a la torre del transbordador aéreo de San Sebastián, ninguno de ellos sufrió daños directos de los bombardeos pero su falta de cuidado y mantenimiento causo que algunos de ellos se hundieran.

Pasada la guerra la empresa cambia de nombre a Sirenas S.A. con una flota de seis Golondrinas, se mantuvo la línea de Portal de la Paz a los Baños de San Sebastián y se agregó una nueva hasta el rompeolas.

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Una nueva ruta hasta el rompeolas (27788F Museo Marítimo de Barcelona)

En 1997 se renovó la flota incorporando buques de nueva construcción como el catamarán Trimar y el Ómnibus, y más recientemente en 2008 el monocasco Antina-G.

Antina-G
Golondrina Antina-G (Antoni Casinos Va)

Las actuales rutas de Las Golondrinas no se limitan al interior del puerto, han ampliado su oferta partiendo desde el Portal de la Paz o desde el Port Forum, bordeando la costa barcelonesa navegando frente a las playas.

Encarnacion & MSC Bellissima
Golondrina Encarnación construida en 1959 navegando frente al gran crucero MSC Bellissima (Antoni Casinos Va)

 

Más información:
Inauguración del servicio de Las Golondrinas en el diario de La Vanguardia de los días 28 de marzo y 1 de abril de 1888
Accidente en el diario ABC del 28 de noviembre de 1922
Página web oficial de Las Golondrinas

El transbordador aéreo del puerto de Barcelona

Cerca del mediodía del día 15 de agosto de 1957 una explosión sorprendió a todo aquel que transitaba o se hallaba en las cercanías del puerto de Barcelona. Segundos después de la detonación, en la dársena entre los muelles de Baleares y de Barcelona, se precipitaba en el agua una aeronave que instantes antes había colisionado contra los cables del transbordador aéreo y debido a su impacto y posterior hundimiento ambos tripulantes del aparato fallecieron.

La aeronave era un helicóptero que había despegado minutos antes del portaaviones norteamericano USS Franklin D. Roosevelt (CVA-42), el cual estaba fondeado a 10 millas de la farola del puerto y venía acompañado por otros cinco buques de la sexta flota.

Portaaviones Farola
El portaaviones USS Franklin D. Roosevelt CVA-42 fondeado a cierta distancia de la farola del puerto (Lee Fels vía https://ussfranklindroosevelt.com)

El transbordador aéreo del puerto de Barcelona llevaba años degenerándose y acumulando óxido desde la Guerra Civil española. Se ordenó en distintas ocasiones su demolición y por diversas razones nunca se llevó a cabo. El accidente del helicóptero norteamericano propició la activación de las autoridades para decidir qué acciones tomar con las dos torres, demolerlas o volver a reactivar su explotación comercial.

El transbordador aéreo del Puerto de Barcelona

Este teleférico fue ideado por José Rodríguez Roda y Carles Buïgas y diseñado por el ingeniero Joan Deulofeu, su intención fue la de unir y proporcionar acceso a las instalaciones de  la Exposición Universal de 1929 desde la Barceloneta frente al Muelle Nuevo hasta el lado Este de la montaña de Montjuich, uniendo de esta forma estos importantes enclaves de la ciudad.

Mapa Puerto
Una sección del plano del puerto de Barcelona en 1930, la línea en diagonal marca el trayecto desde la torre de San Sebastián en el Muelle Nuevo pasando por la de Jaime I en el Muelle de Barcelona hacia Miramar (Memoria de la Junta de Obras del Puerto 1926-1929)

Las gestiones comenzaron en 1927 pero por diversos retrasos, incluidos problemas presupuestarios, su construcción no comenzó hasta abril de 1929 y finalizándose en 1931, llegando tarde para la propia Exposición.

Diversas empresas locales se involucraron en la construcción de las torres, la constitución de los cimientos fue a cargo de la empresa Compañía General de Construcciones; la estructura metálica fue obra de Material para Ferrocarriles y Construcciones S.A.; Remy y Cía. construyeron la estación de Miramar; y la instalación de la maquinaria, las cestas y la instalación eléctrica fue encargada a las empresas alemanas Adolf Bleichert & Co. y AEG. Siendo la sociedad recién constituida de Ferrocarril Aéreo de San Sebastián-Miramar S.A. quien se haría cargo de la explotación comercial.

Este transbordador aéreo estaba compuesto por tres estaciones: la primera de ellas y estación motora se situaría en la ladera Este de la montaña de Montjuich en Miramar a 56 metros de altura; la segunda estación se construyó en lo alto de una torre de 107 metros en el Muelle de Barcelona y fue bautizada con el nombre de torre de Jaime I; y la tercera estación se erigió cerca del Muelle Nuevo en otra torre de 78,4 metros y denominada torre de San Sebastián.

Miramar
Estación motora de Miramar (Archivo Nacional de Cataluña)

Dos eran los trayectos que ofrecía esta línea, el primero entre Miramar a la torre de Jaime I, y el segundo entre la torre de San Sebastián a la torre de Jaime I, también se podía hacer el recorrido completo desde la torre de San Sebastián a Miramar pero era necesario hacer transbordo en la torre de Jaime I. El recorrido entre las estaciones de Miramar en Montjuich a la torre de San Sebastián es de 1.296 metros empleándose unos 10 minutos aproximadamente.

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Torre de Jaime I izquierda y San Sebastián derecha a punto de ser terminadas (Archivo Nacional de Cataluña)

Las dos torres tenían un peso de unas 1.400 toneladas y sus fundamentos, que se hunden a 13 metros de profundidad, tienen un peso de siete veces mayor que el de cada una de las torres.

Cuatro eran las cabinas o cestas que hacían el recorrido, dos cabinas para cada trayecto que emplean cables de acero en donde los cables carril tienen un grosor de 45 mm. y podían llegar a soportar una tensión de 207 toneladas.
Todos los elementos móviles como cables, poleas, motores y frenos disponían de redundancia y con repuestos listos para ser montados fácil y rápidamente en caso de emergencia, y evitar así que ninguna cesta quedase inmovilizada a mitad de trayecto, también disponían de un motor auxiliar a gasolina en caso de corte de energía eléctrica.

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Maquinaria y controles del transbordador aéreo (Branguli vía Barcelona Atracción)

Para amenizar el recorrido y hacerlo más atractivo, en la torre de Jaime I a 45 metros de altura se instaló una plataforma en donde se ubicó un restaurante con una capacidad para 300 comensales, más un bar y un mirador en una plataforma superior a 85 metros de altura.

Por otro lado la Torre de San Sebastián tenía el valor añadido de poder acceder a y desde la misma al casino-balneario de la Barceloneta que llevaba su mismo nombre. En ambas torres los viajeros y visitantes accedían a través de ascensores.

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Interior del restaurante de la Torre de Jaime I (Branguli vía Barcelona Atracción)

Según indicaba la publicidad de la época, las torres ofrecían sus servicios desde 10 de la mañana a 2 de la noche, mientras que las cabinas del transbordador aéreo realizaban sus viajes de 11 a 14 y de 15 a 22 horas.

Inauguración

La tarde del 11 de septiembre de 1931 era inaugurado el transbordador aéreo del Puerto de Barcelona. En la torre de San Sebastián en el Muelle Nuevo se congregaron diversas personalidades de la ciudad como: el gobernador civil Anguera de Sojo, el alcalde de la ciudad el Sr. Aguadé, el comandante el Sr. Martínez Martínez representando al general Batet, ingenieros de la Armada y de la empresa constructora del teleférico más un nutrido grupo de invitados y curiosos.

Trayecto Jaime I
Iniciando el trayecto desde la Torre de San Sebastián a la de Jaime I (AFB3-118 El Día Gráfico)

A pesar del atractivo de realizar el trayecto Miramar a la Barceloneta por el aire, la sociedad explotadora de la concesión no obtuvo beneficios y en 1932 se tuvo que interrumpir el servicio, un acuerdo económico con el ayuntamiento de Barcelona salvó al teleférico de cerrar definitivamente.

Con la llegada de la Guerra Civil se inició un largo periodo de inactividad comercial mas por su privilegiada localización y altura, pronto se convirtieron en fundamentales para la observación y vigilancia de los cielos de Barcelona. La más alta de las torres, la de Jaime I, fue utilizada para tal fin, llegando a tener instaladas ametralladoras antiaéreas y equipos de radio.
Los bombardeos sufridos en la ciudad y en especial en el puerto, también causaron daños en las torres del teleférico, durante los mismos fue derribado uno de los cables de acero y las bombas caídas en el Muelle de Barcelona propiciaron la destrucción de una de las escaleras de acceso a la torre de Jaime I. Las cestas no corrieron mejor suerte, a pesar de que se mantuvieron estacionadas en el interior de las estaciones, su degradación fue considerable, incluso una de ellas podría haber caído al agua al romperse el cable durante los bombardeos.

Acabada la Guerra Civil la sociedad Ferrocarril Aéreo de San Sebastián-Miramar S.A. fue incapaz de hacerse cargo del desembolso económico que implicaba la restauración y reparación de las torres y sus sistemas de tracción.
Desde entonces y hasta 1957 comenzaría la degradación de las estructuras y el abandono de las torres, aumentando así el peligro que ello constituía. Algunos cables aún comunicaban las torres con Miramar cruzando los muelles y las aguas del puerto, amenazando con caer y causar daños materiales y personales.

Llegada del portaaviones USS Franklin D. Roosevelt

A partir de 1951 Barcelona se convirtió en base naval y puerto seguro para los buques de guerra de la marina de los Estados Unidos y en especial para las unidades de la Sexta Flota del Mediterráneo. Desde 1951 a 1957 muchos fueron los buques de guerra visitantes, como los grandes portaaviones USS Midway, USS Coral Sea, USS Tarawa, o los cruceros USS Newport News, USS Des Moines o USS Juneau, sin olvidar a todos sus buques de escolta y apoyo.

La mañana del día 9 de agosto de 1957 llegaba el portaaviones USS Franklin D. Roosevelt (CVA-42) y su grupo de escolta compuesto por los destructores USS Lewis Hancok (DD-675), USS McNair (DD-679), los petroleros USS Canisteo (AO-99) y USS Marias (AO-57) y el transporte USS Altair (AKS-32); el portaaviones y el transporte fondearon en el exterior del puerto, mientras que el resto de unidades atracaron en el Muelle de Poniente y allí permanecerían hasta el sábado 17 de agosto.

Barcelona US Navy
Barcos y marinos norteamericanos en el puerto de Barcelona, al fondo la torre de Jaime I (Lee Fels vía https://ussfranklindroosevelt.com)

La visita de los marinos norteamericanos se desarrolló con normalidad, ofreciendo la orquestra del portaaviones un concierto en la Plaza Cataluña, el ambiente festivo de esta visita se acrecentó aún más coincidiendo con las fiestas del barrio de Gracia.

El accidente

Poco más tarde de las doce y media de la mañana del día 15 de agosto de 1957, un helicóptero Piasecki HUP Retriever del escuadrón de helicópteros HU-2 Det. «Fleet Angels», despegó desde la cubierta de vuelo del portaaviones USS Franklin D. Roosevelt para realizar un vuelo de instrucción en las cercanías del puerto de Barcelona.

HUP-2_CVA-42
Helicóptero Piasecki HUP Retriever del mismo modelo que el accidentado.

Minutos más tarde se hallaba sobrevolando las instalaciones portuarias, fue entonces cuando en su maniobra de ascenso su rotor de cola colisionó con los cables que unen las torres de San Sebastián y de Jaime I. En la prensa apareció el testimonio de diversos testigos, unos aseguraban que el aparato explotó en el aire, se partió en dos y se precipitó en el agua; otros en cambio describen como el rotor de cola la aeronave quedó destruido después de enredarse con el cable y tras unos segundos en el aire sin poder controlar el piloto el vuelo, el helicóptero cayó al agua. No obstante todos coincidieron al observar que después de la colisión contra el cable-carril del teleférico, la torre de Jaime I osciló visiblemente y las sacudidas propiciaron que diversos restos y el oxido acumulado se precipitara en los alrededores del Muelle de Barcelona.

Portada La Vanguardia
Dramática portada de La Vanguardia con imágenes de Pérez de Rozas

Al rescate de los pilotos norteamericanos acudieron rápidamente toda embarcación que se encontraba en la zona, incluidas algunas de la Comandancia de Marina, de la Junta de Obras del Puerto y del C.R.I.S., a su vez se dio aviso al portaaviones desde donde se enviaron dos lanchas con personal debidamente pertrechado con equipos de buceo.
Localizada la aeronave en el fondo de la rada, la recuperación del primer piloto fue rápida gracias a la colaboración de los distintos grupos de buzos que se desplazaron para el rescate de los pilotos, consiguiendo rescatar al primer cuerpo sin vida. El rescate del segundo ocupante fue más complicado, el copiloto quedó atrapado entre los restos de la aeronave siendo imposible su rescate mediante buzos, por ello fue necesaria la ayuda de la cabria Montserrat de 40 toneladas. Ambos fallecidos fueron trasladados en las lanchas al portaaviones y posteriormente serían repatriados a los Estados Unidos.

Una nueva vida para el teleférico

Ese mismo año de 1957 el ministro de industria el Sr. Joaquín Planell encabezó un estudio para valorar la restauración y activación de nuevo del teleférico. El resultado fue favorable y se puso la concesión a subasta, en 1958 la concesión fue adjudicada a Serafín Masó Cantal por 925.000 pesetas quien luego cedió sus derechos a la sociedad Teleféricos de Barcelona S.A. presidida por Manuel Sistach Tomás.

Se procedió a una restauración completa de las instalaciones externas e internas de las estaciones del transbordador aéreo, así como de las torres de San Sebastián y Jaime I. Ambas torres gozaban de buena salud estructural, puesta a prueba durante el accidente del helicóptero norteamericano más nuevas pruebas a las que fueron sometidas. Se cambió toda la instalación eléctrica y se sustituyeron los cables y las cabinas. Las dos torres disponían de bar, restaurante, mirador y nuevos ascensores y accesos a las mismas. De las cuatro cabinas que ofrecían servicio, en la reinauguración tan sólo circulaban dos, una por sentido con una capacidad para 19 personas cada una. La velocidad rondaba de entre 1 a 3 metros por segundo.

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El transbordador aéreo entre los años sesenta y setenta (AFB3-114 Diario de Barcelona)

Finalmente el día 20 de mayo de 1963 y después de 27 años de inactividad el transbordador aéreo del puerto de Barcelona volvió a prestar servicio a los barceloneses y a los visitantes de la ciudad.

Más allá del siglo XXI

A pesar de la bonanza económica que provino de los Juegos Olímpicos de 1992, las instalaciones del teleférico volvieron a perder su saludable aspecto y sus visitantes dudaban de la seguridad del mismo, no fueron pocas las quejas que fueron remitidas al consistorio barcelonés. Su rehabilitación llegó en 1995, 32 años después de su última revisión.

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El transbordador aéreo en color (Antoni Casinos Va)

El transbordador aéreo del puerto de Barcelona sigue en funcionamiento hoy en día, su horario es variable según la estación del año y a excepción del día de Navidad está abierto todos los días.
La torre de Jaime I perdió su restaurante mas no la de San Sebastián, en donde se halla el exclusivo restaurante Torre de Alta Mar con unas inmejorables vistas del frente marítimo y de la ciudad de Barcelona.

Las dos torres_3

 

 

Más información:
Revista Barcelona Atracción Nº 247 año XXII de enero de 1932
La Vanguardia Española del día 16 de agosto de 1957 páginas 1 y 9
Blog «El Tranvía 48» de Ricard Fernández i Valentí en sus dos entradas sobre el transbordador aéreo de Barcelona, primera y segunda

El eterno descanso lejos de casa

La mañana del día 4 de julio de 1905 llegaba a Barcelona la escuadra inglesa del Mediterráneo proveniente de Mahón en las Islas Baleares, tras efectuar los saludos de ordenanza y ser contestados por el castillo de Montjuich, procedieron a fondear en el exterior del puerto en donde permanecieron hasta el día 11 poniendo rumbo a Gibraltar. Esta escuadra estaba compuesta por siete acorazados y tres cruceros y al mando de ella se hallaba el almirante Lord Charles Beresford (1846-1919) a bordo del HMS Bulwark como buque insignia.

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De izquierda a derecha: acorazados Bulwark, Renown y Ramillies de la Flota del Mediterráneo.

La visita de esta escuadra de la Royal Navy debía de haber sido una más de las muchas que realizan en su crucero por el Mediterráneo pero a causa de la trágica muerte de dos marineros a bordo de uno de los acorazados, la estancia de los marinos ingleses fue un tanto agridulce.

La Escuadra

La flota de guerra inglesa en el Mediterráneo se estableció en 1690 pero no es hasta 1704, gracias a la captura de Gibraltar durante la Guerra de Sucesión Española, que la Royal Navy no obtuvo un puerto y punto de apoyo fuerte para sus barcos a la entrada del Mar Mediterráneo; otro puerto seguro fue el puerto de Mahón en la isla de Menorca, utilizado como base de la Royal Navy durante gran parte del siglo XVIII hasta principios del siglo XIX; y hay que añadirle el que sería uno de los puertos más utilizado hasta mediados del siglo XX, el de la Isla de Malta.

En el año 1900 la Royal Navy disponía de siete grandes flotas repartidas por el globo, su cometido era el de defender los intereses del Imperio allí donde fuera necesario además de  patrullar y proteger las rutas comerciales de interés nacional.

Estas flotas eran:

  • La Flota del Mediterráneo
  • La Estación de las Indias Orientales
  • La Estación de China
  • La Estación de Australia
  • La Estación de África
  • La Estación de América y las Antillas
  • La Estación del Pacifico

Por otro lado existían otras flotas como la llamada «The Home Fleet» establecida en 1902 y disuelta en 1967, destinada a patrullar las aguas territoriales del Reino Unido; la otra flota era la «Channel Fleet» o «Channel Squadron», esta flota estuvo destinada a patrullar el Canal de la Mancha establecida en 1859 y disuelta en 1915.

La Flota del Mediterráneo a finales del siglo XIX y principios del XX estaba compuesta normalmente por 10 acorazados de primera clase más algunos cruceros y un número indeterminados de unidades de inferior categoría como destructores, torpederos, buques taller y de apoyo.

Durante la Primera Guerra Mundial, la Flota del Mediterráneo apoyó a las tropas aliadas que combatían en la zona de Oriente Medio y en la Segunda Guerra Mundial plantaron cara a las fuerzas del Eje y de la Marina italiana, participando activamente en los bombardeos de Taranto y en la evacuación de las fuerzas aliadas en Creta.

La escuadra visitante a Barcelona la componían los siguientes buques:

Nombre Tipo Clase Desplazamiento Alta Baja Final
Bulwark Acorazado Formidable 15.600 1902 1914 Destruido en explosion interna
Formidable Acorazado Formidable 16.000 1904 1915 Hundido por el submarino U-24
Implacable Acorazado Formidable 14.600 1901 1919 Desguazado
London Acorazado Formidable 15.000 1902 1919 Desguazado
Venerable Acorazado London 15.000 1902 1918 Desguazado
Queen Acorazado London 15.000 1904 1919 Desguazado
Prince of Wales Acorazado Formidable 14.100 1904 1919 Desguazado
Leviathan Crucero Drake 14.150 1903 1920 Desguazado
Carnarvon Crucero Devonshire 10.850 1905 1921 Desguazado
Diana Crucero Eclipse 5.600 1897 1920 Desguazado
Prince of Wales & Queen
Acorazados Prince of Wales y Queen en Barcelona en 1908 (Editorial López vía Archivo Fotográfico de Barcelona)

El accidente

La tragedia aconteció el día 3 de julio durante los preparativos para partir de Mahón. El procedimiento habitual cuando los buques de guerra fondeaban en un puerto extranjero era el de extender unas redes metálicas llamadas «redes antitorpedo». Estas redes estaban formadas por una malla de acero y eran desplegadas a cierta distancia a lo largo de toda la eslora del buque mediante un mástil metálico, con este dispositivo se pretendía hacer detonar al torpedo antes de impactar contra el casco, minimizar el daño causado y evitar el hundimiento del barco. Estas defensas antitorpedo tenían un peso aproximado de 25 Kg. / m² y los mástiles accionados por una máquina de vapor podían desplegar y replegar las redes en un tiempo aproximado de entre 2 a 3 minutos.

HMS Hotspur
HMS Hotspur con las redes antitorpedo

El desgraciado accidente sucedió a bordo del acorazado HMS Formidable cuando el soldado de primera John Begley perteneciente a los Royal Marines, fue golpeado por un cable que se soltó de uno de los mástiles metálicos que sujetaban las redes antitorpedo cayendo aturdido en las mismas y siendo literalmente aplastado. Los equipos de emergencia liberaron lo más rápidamente posible al soldado y lo trasladaron a la enfermería del acorazado, allí recibió atención médica recibiendo las primeras curas, pero las heridas eran de carácter mortal y poco más se pudo hacer por él falleciendo al mediodía del día siguiente.

El otro tripulante fallecido, el contramaestre George Child, parece ser que la causa de su muerte no tuvo nada que ver con el accidente de las redes antitorpedos, aunque la prensa española relaciona ambos fallecidos en el mismo incidente; la prensa inglesa por otro lado deja entrever que el contramaestre Child murió a causa de una hemiplejía probablemente causada por un accidente cerebro vascular.

El funeral

La escuadra inglesa llegó a Barcelona el día 4, durante toda esa jornada el almirante Lord Charles Beresford se coordinó con las autoridades españolas y barcelonesas a fin de dar la correcta sepultura a los dos fallecidos. El cónsul inglés Frederick Roberts fue el encargado de conseguir las sepulturas para ambos marineros que, debido a la diferente confesión religiosa de los fallecidos, fueron enterrados en distintos cementerios de la ciudad.

El día 5 se procedió al entierro solemne de los dos marineros, a las ocho de la mañana los féretros fueron transportados en dos botes desde el acorazado HMS Formidable hasta el muelle del Portal de la Paz frente al monumento de Colón, con ellos también desembarcaron dos compañías de infantería de marina (Royal Marines) con unos 300 hombres de los que 42 iban armados con el fusil a la funerala. Cada ataúd iba adornado con la bandera del Imperio y una corona de flores.

Funeral
Llegada de los féretros al Muelle del Portal de la Paz (A.Merletti vía Ilustración Artística)

La primera comitiva con el difunto de confesión católica, el soldado de primera John Begley, se dirigió hacia el cementerio del sudoeste (actual cementerio de Montjuich), a esta comitiva fúnebre abría paso en primer lugar un vehículo con un capellán, el comandante de estado mayor seguido de su ordenanza a caballo, detrás de ellos iba una compañía de infantería de marina, una banda de música, el féretro y varios soldados y marineros con coronas de flores. La segunda comitiva con el contramaestre George Child de confesión protestante, se dirigió con la misma configuración, excepto por el pastor protestante, hacia el cementerio del este (actual cementerio del Poble Nou).

Durante el trayecto hacia sus respectivos cementerios, las bandas de música tocaron motivos fúnebres y tras hacer efectivo el entierro de los marineros, los infantes de marina efectuaron salvas de ordenanza en honor a los fallecidos.

El Colegio Modelo de Parvularios de Barcelona se ofreció para recibir al hijo del marinero George Child, el cual por desgracia, recibió tan triste noticia mientras se encontraba en el hospital por haberse roto una pierna.

En la actualidad ninguno de los dos fallecidos ocupa el lugar en el que fueron enterrados. Los restos mortales del soldado John Begley fueron trasladados a la fosa común del cementerio de Montjuich en 1986 por falta de pago; mientras que los restos de George Child tuvieron un destino similar, en 1985 el sector protestante del cementerio del Poble Nou fue suprimido y tanto los restos del marinero como los de muchos otros se trasladaron a la fosa común de aquel cementerio.

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Nicho en el que descansaron los restos del soldado John Begley hasta 1986 (Antoni Casinos Va)

A pesar del dolor por la pérdida de dos compañeros la flota inglesa continuó con las actividades protocolarias en la ciudad de Barcelona. El almirante Lord Beresford, los oficiales de la flota y la marinería fueron invitados a diversos actos a lo largo y ancho de la ciudad, desde el Círculo del Liceo a Montserrat, incluida una corrida de toros en la plaza de las Arenas.

Por otro lado las redes de defensa antitorpedo no tuvieron mucho recorrido operativo, a pesar de algunos éxitos, rápidamente quedaron obsoletas al hallar nuevas maneras de franquear las redes, como por ejemplo un ataque por saturación en un mismo punto provocando la rotura de la red.

Más adelante se desarrollaría el denominado «bulge antitorpedo» que consistía básicamente en una protuberancia en los laterales del buque por debajo de la línea de flotación. Este sistema también cayó en desuso hasta la incorporación de los modernos torpedos que en lugar de detonar en la línea de flotación lo hacen bajo la quilla.

 

Dibujo ancla

 

 

Para saber más:
Articulo de La Vanguardia del día 6 de julio de 1905 sobre el entierro de los marineros
La Ilustración Artística número 1.228 del día 10 de julio de 1905
The Evolution of British Naval Deployment 1900-1914 en Naval History (inglés)

 

 

 

Incendio a bordo

El día 16 de julio de 1955 se dieron cita en el puerto de Barcelona diversos buques de la Armada española, atracaron en el Muelle de Bosch i Alsina y allí completamente empavesados se dispusieron a comenzar la ceremonia de la entrega de la bandera de combate al dragaminas Llobregat (M-22), que coincidió además con la festividad de la Virgen del Carmen; los otros buques asistentes fueron el minador Eolo (F-21) y el buque hidrográfico Juan de la Cosa más un visitante accidental, el buque escuela griego Armatolos (A-12).

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El dragaminas Llobregat entrando en el puerto de Barcelona en fecha indeterminada (colección Diego Quevedo)

La bandera fue bendecida por el reverendo padre Carmelo de la Inmaculada y tras un breve discurso de la madrina de la enseña, doña María Jesús Cros Simarro de Segura de Luna, se la entregó al comandante del dragaminas el teniente de navío don José Delgado de la Serra y tras una salva de fusilería los soldados presentes realizaron un breve desfile. Con esta ceremonia se vinculaba el dragaminas Llobregat a la ciudad de Barcelona pero aún deberían de pasar al menos veinte años para tenerlo permanentemente en la ciudad Condal sirviendo como patrullero hasta el fin de sus días.

Su origen

Tras la firma de los llamados Pactos de Madrid de 1953 en la que se establecía un primer acuerdo de ayuda mutua entre Estados Unidos y España algunos años más tarde, en 1955, se tradujo en la transferencia de doce dragaminas costeros de la clase Adjuntant y derivados de ella, en España estarían agrupados en la clase Nalón, eran los:

Clase Adjuntant:

  • Nalón M-21, ex USS MSC-139
  • Turia M-27, ex USS MSC-130

Subclase Bluebird:

  • Llobregat M-22, ex USS MSC-143

Subclase Redwing:

  • Duero M-28, ex USS Spoonbill MSC-202
  • Sil M-29, ex USS Redwing MSC-200

Subclase AMS-218:

  • Jucar M-23, ex USS MSC-220
  • Ulla M-24, ex USS MSC-265
  • Miño M-25, ex USS MSC-266

Subclase MCS-268:

  • Ebro M-26, ex USS MSC-269
  • Tajo M-30, ex USS MSC-287
  • Genil M-31, ex USS MSC-288
  • Odiel M-32, ex USS MSC-279

El Llobregat

El dragaminas costero Llobregat pertenecía a la numerosa clase norteamericana llamada Bluebird, de la que se construyeron 202 unidades entre los años 1952 a 1978 y muchos de ellos han servido en hasta 25 naciones alrededor del mundo en países como los Estados Unidos, España, Bélgica, Francia, Japón, Portugal o Uruguay, por citar algunos.

USS Bluebird MSC-121
Dragaminas USS Bluebird MSC-121 (vía Navsource.org)

El Llobregat fue construido originalmente como AMS-143 en los astilleros norteamericanos de South Coast Co. en Newport Beach (California), a su botadura en fecha de 25 de julio de 1953 el barco iba a ser entregado a la Marina Nacional francesa, su nombre iba a ser Roselys y su numeral M-698, aunque fue cancelado y finalmente asignado a España. Sería transferido a la Armada española el día 5 de noviembre de 1954 y renombrado a Llobregat con numeral M-22.

Perfil Nalon - ACC
Perfil típico de un dragaminas de la clase Nalón (dibujo de Antonio Casinos Comas)

Su casco que estaba construido en madera desplazaba 362 toneladas, sus dimensiones eran de 44 metros de eslora por 8,2 metros de manga y 2,7 metros de calado. Era propulsado por dos motores diesel General Motors 8-268A de 440 HP. cada uno a dos ejes, su velocidad máxima era de 13 nudos y su autonomía de unas 2.700 millas náuticas a 10 nudos. Dotación, 39 tripulantes.

Llobregat M-22 02 - NVS
Dragaminas Llobregat M-22 (Carlo Martinelli vía Narvsource.org)

Iba armado con dos cañones antiaéreos de 20 mm. y dos ametralladoras de 12,7 mm.
Su electrónica constaba de un radar de navegación TM626 o RM914 y un sonar para la búsqueda de minas UQS-1.

Historial

A finales de 1957 se encontraba asignado a la primera escuadrilla de dragaminas con base en Cádiz, junto a los dragaminas Jucar, Miño, Nalón y Ulla. En 1960 se reestructuran las escuadrillas de dragaminas, creándose tres grupos en tres bases distintas: 1ª escuadrilla en Cádiz, 2ª escuadrilla en Porto Pi en Palma de Mallorca y la 3ª escuadrilla en Ferrol, coexistiendo dos series distintas de dragaminas en ese momento, los nuevos de la clase Nalón y los más antiguos de la clase Guadiaro. El dragaminas Llobregat quedó asignado a la segunda escuadrilla junto al Genil, Ulla y Ebro de la clase Adjuntant y los Eo, Eume y Navia de la clase Guadiaro, junto al nodriza Tritón.

Durante su vida operativa hasta 1976 participó en diversos ejercicios tanto nacionales como extranjeros, destacando las realizadas en aguas de las islas baleares las “Cabrera-64” y “Alcudra-70” y las hispano belgas MINEX en 1973; fuera de España participó en las maniobras hispano francesas “Toudra-71” en aguas de Tolón.

Otros patrulleros destacados en Barcelona

Desde finales del siglo XIX a comienzos del XX que han estado destacados en Barcelona de forma permanente diversos buques de la Armada española, era frecuente ver por estas aguas a los cañoneros Pilar y Temerario, el crucero Río de la Plata, el portahidroaviones Dédalo y en historia más reciente el planero Juan de la Cosa, patrullero Javier Quiroga, el minador Eolo o el dragaminas Eo, el patrullero Deva y el Espalmador que compartió en más de una ocasión amarre junto a su hermano Alcanada. El 30 de octubre de 1976 llegaba al puerto de Barcelona el dragaminas Llobregat (M-22) para sustituir en las tareas de patrulla al dragaminas Eo (M-17) de la clase Guadiaro y en las aguas barcelonesas serviría hasta su último día.

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El patrullero Deva en el Muelle de Atarazanas, tras él puede verse la proa de un patrullero de la clase Conejera (imagen de Jordi Montoro)

Fuego a bordo

El mes de abril de 1979 fue un mes aciago para la seguridad marítima en aguas barcelonesas, la madrugada del 6 al 7 de abril a unas cinco millas frente a Barcelona, el buque mercante Playa Dorada, embistió al pesquero “El Colorao” de Adra cerca de Almería afincado en Arenys de Mar. En el impacto el pesquero quedó partido en dos, cinco de los doce tripulantes sobrevivieron gracias a una burbuja de aire que se creó en el interior del malogrado pesquero, el resto de marineros perecieron atrapados en la zona de máquinas que se hundió rápidamente. A las operaciones de búsqueda y rescate acudieron rápidamente dos remolcadores del puerto de Barcelona, además de los buques que se encontraban en la zona más una amplia flota de pesqueros que se turnaron en las tareas de rescate, además de los buques el Cabo de San Sebastián, un petrolero, el dragaminas Llobregat y el buque de salvamento de la Armada española Poseidón.

Playa Dorada
Mercante Playa Dorada (vía nauta360)

Aún con el accidente del pesquero Colorao en mente, a las 16.00 horas del día 24 de abril de 1979 se empezaron a recibir señales de socorro provenientes del dragaminas Llobregat mientras navegaba frente a las costas del Masnou, inmediatamente zarparon en su ayuda la lancha de vigilancia y salvamento LVI-14 y los remolcadores Montmeló y Letset. El motivo de la llamada de socorro del dragaminas fue un incendio que se originó en la cocina, la dotación al completo del barco luchó para evitar la propagación del fuego, agravado por la construcción del mismo en madera. Gracias a las embarcaciones que salieron para asistirlo, consiguieron remolcar al Llobregat hasta el puerto de Barcelona, amarrarlo en el Muelle de Álvarez de la Campa, lugar al que llegó envuelto en una espesa humareda y gracias a una dotación de los bomberos de Barcelona el incendio acabó por ser extinguido completamente. Por fortuna no hubo que lamentar ninguna pérdida humana.

Llobregat M-22 - Kimpol
El malogrado Llobregat que por poco no llega al puerto (imagen cortesía Joaquim Pol)

Por desgracia para el dragaminas, después de evaluar los daños sufridos en el incendio no se recomendó su reparación pero sí su desguace. El Llobregat fue remolcado rumbo a Cartagena mediante el remolcador de la Armada RA-3 para ser dado de baja el 4 de julio de 1979 y posteriormente ser desguazado.

Llobregat M-22_2
El Llobregat a la espera de su traslado a Cartagena (Fabio Peña vía Navsource.org)

Con la pérdida del Llobregat la Armada destinó temporalmente al dragaminas Eo en las tareas de patrulla y vigilancia del litoral barcelonés, con el tiempo vendría el patrullero Deva y el último en ser destacado en el puerto de la ciudad Condal sería el Espalmador.

Llobregat M-22 - Lepanto - DQC
De él tan solo queda el recuerdo y algún que otro elemento de coleccionista como su lepanto (colección Diego Quevedo)

 

Armada

 

 

Para saber más:
Historial del dragaminas Llobregat M-22 en la página web de  www.todoavante.es
Artículo de José Ángel Pérez «El hundimiento del COLORAO» en el Diario de Almería del 20 de junio de 2011Diario de Almería
Artículo en La Vanguardia del día 25 de abril de 1979 sobre el incendio del dragaminas Llobregat