El submarino G-7 se convirtió, por accidente, en la unidad más moderna de la Armada española y coexistió unos pocos años con los más modernos submarinos de procedencia estadounidense.

Submarino G-7

A finales de la década de 1950 apenas quedaban un puñado de submarinos del Tipo VIIC y una productora alemana se fijó en el G-7 español para filmar la película «U-47, comandante Prien».

Su participación en el rodaje permitió al G-7 recuperar cierta notoriedad internacional, mostrando no solo su robustez y diseño, sino también la pericia de la tripulación española que lo manejaba. Las filmaciones, realizadas en aguas españolas, ofrecieron un retrato cercano de la vida a bordo de un submarino de la Segunda Guerra Mundial, mezclando elementos históricos con la narrativa cinematográfica.

Tras concluir la película, el G-7 continuó cumpliendo misiones de instrucción y entrenamiento, consolidándose como una pieza clave en la formación de nuevos submarinistas. Su legado quedó como un testimonio del período de transición tecnológica de la Armada española, entre las reliquias de guerra europeas y los modernos submarinos norteamericanos que empezaban a formar parte de la flota.

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