A las ocho de la mañana de un 27 de abril de 1922 levaba anclas el portahidroaviones «Dédalo» de la Armada Española, a bordo se hallaban el capitán de corbeta y director de la Aeronáutica Naval Pedro María Cardona y el coronel de ingenieros de la Armada D. Jacinto Vez, entre otros.

A la salida del puerto de Barcelona el «Dédalo» iba escoltado por el contratorpedero «Audaz» y las lanchas gasolineras «H-2» y «H-3». Una vez la flotilla hubo salido del puerto se reagrupó y puso rumbo sur con la misión de poner a prueba al nuevo portahidroaviones. La primera tarea fue la de capturar con su mástil especial a un dirigible que había despegado del Aeropuerto del Prat, al finalizar esta prueba prosiguieron con los hidroaviones.

Cabe recordar que este portahidroaviones no fue construido desde cero como tal, sino que se adaptó a un mercante requisado de nombre «Neuenfels» construido en Alemania en 1901. Al terminar la Primera Guerra Mundial quedó internado en el puerto de Bilbao y paso a manos del Ministerio de Fomento quienes le dieron el nombre de «España nº 6». En 1921 se cede a la Armada y en los Talleres Nuevo Vulcano de Barcelona se transforma a un portahidroaviones. La base del «Dédalo» quedó establecida en Barcelona junto a la base de la Aeronáutica Naval situada en el Muelle de Contradique.

Desplazaba unas 9.900 toneladas con 127 metros de eslora y podía transportar unos 20 hidroaviones más dos dirigibles, uno montado y otro desmontado. Tuvo una breve pero intensa carrera: participó en el desembarco de Alhucemas proporcionando apoyo aéreo y cobertura con sus aviones y en él se probó el autogiro de Juan de la Cierva. En 1936 fue convertido en buque taller y durante la guerra civil fue bombardeado en diversas ocasiones en el puerto de Sagunto. En 1943 fue dado de baja y desguazado en Valencia.

Más detalles del portahidroaviones «Dédalo» en el artículo «Un siglo de historia» dedicado a la Aviación Naval en la Armada Española.

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