Malas noticias llegaban de la mar un día como hoy de 1916, y tan solo había dos fuentes de información para conocer lo que estaba pasando: el puerto y la prensa diaria. Al menos tres buques de línea españoles desembarcaron en el puerto a los náufragos de otros tres mercantes ingleses hundidos entre Palma de Mallorca y Barcelona, los barcos hundidos fueron los «Angus», «Orlock Head» y «Vega». Los barcos que rescataron a los supervivientes eran el «Jaime II», «Mallorca» y «Villena»; y el relato era el mismo, un submarino alemán los había hundido.

(imagen del Museu Marítim de Barcelona)
Como consecuencia al bloqueo naval ejercido por los Aliados a las rutas comerciales que se dirigían hacia Alemania, el canciller alemán ideó un nuevo tipo de doctrina militar tomando como punta de lanza a los submarinos, esta fue la llamada «guerra submarina sin restricciones», esta doctrina era simple, los comandantes de los submarinos alemanes y austriacos tenían permiso de disparar sin previo aviso a cualquier buque de guerra, mercante o de pasajeros tanto Aliado como neutral en cualquier parte del mundo.

(imagen del Imperial War Museum)
Esta doctrina trajo la guerra a las costas catalanas y durante los años de guerra no era nada extraño ver llegar a un vapor con supervivientes de un ataque o incluso dañado por un torpedo. Esta actividad portuaria atrajo a espías de todos los bloques enfrentados y en especial de los espías austríacos y alemanes que obtenían muy buena información de los agentes afincados en Barcelona para seleccionar a sus objetivos.






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