El submarino S-11 y la boya de Génova

El día 16 de junio de 1962 se reunieron en el puerto de Barcelona tres generaciones de submarinos de la Armada española que estaban realizando un viaje de instrucción. Procedentes de Cartagena recalaron en el puerto de la ciudad Condal los submarinos Almirante García de los Reyes (S-31), S-11 y G-7, que atracaron en el Muelle de Bosch i Alsina y por unos días sus tripulaciones descansarían en la ciudad.

Submarinos S-11 y Almirante García de los Reyes (Museo Marítimo de Barcelona)

Aficionados y curiosos dirigieron sus miradas y cámaras fotográficas a los tres submarinos visitantes, el primero que llamaba la atención era el Almirante García de los Reyes (S-31) que con su apariencia de submarino atómico se llevaba todas las miradas. Este fue uno de los primeros submarinos norteamericanos transferido a la Armada española, fue puesto a flote en 1944 con el nombre de USS Kraken (SS-370) y aún tuvo tiempo de participar en la Segunda Guerra Mundial.

El Almirante García de los Reyes navegando por aguas del puerto de Barcelona (imagen de Galilea)

El segundo era el G-7, un auténtico U-Boot alemán, y es que sería botado en 1941 con la denominación de U-573 y participó en cuatro patrullas durante la guerra para la Kriegsmarine. En abril de 1942 un ataque de la Royal Air Force lo deja gravemente dañado frente a Cabo Palos y se refugia en Cartagena en donde quedó internado. En 1942 sería adquirido por la Armada y se incorpora a la flota.

El submarino G-7 estaba atracado no muy lejos de sus compañeros (imagen Armada española)

El tercero era el más veterano, al menos desde que se puso en marcha el proyecto de construcción, era el S-11 perteneciente a la clase D de submarinos. No fue una serie muy agraciada, aquejada de diversos problemas técnicos y deficiencias de seguridad, pero al menos sirvió como escuela de submarinistas hasta la llegada de la ayuda americana y de los submarinos de la clase Balao.

El S-11 abarloado al costado del Alm. García de los Reyes (imagen de Galilea)

La serie D de submarinos

La serie D de submarinos fue una problemática familia cuyo origen se remonta a los tiempos de la república española a principios de los años treinta. En esa década se buscaba modernizar y potenciar la flota del Arma Submarina de la Armada que contaba con los exhaustos primeros cuatro submarinos de su historia, el Isaac Peral más los tres de la clase A, que comenzaron a retirarse del servicio a partir de 1931. Por otro lado desde 1922 la Armada contaba con los seis submarinos de la clase B de diseño italiano construidos en España y a partir de 1928 se incorporaron otros seis de la serie C. Con la nueva serie D se esperaba que mejorara cualitativamente a la flota submarina a medida que la serie B se volviera obsoleta y se retiraran los submarinos.

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Submarino B-1 (imagen de Casaú vía Archivos históricos de la región de Murcia)
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Vieja postal del submarino C-1

Sin embargo, pronto aparecieron los primeros retrasos, estos nuevos submarinos fueron diseñados desde cero en España, y aun teniendo la experiencia de la construcción de la series B y C la nueva serie D supuso un reto para los astilleros españoles. Pero lo peor estaba por llegar, la Guerra Civil española paralizó la construcción de los submarinos que en 1934 ya estaban puestos en grada con la quilla instalada. Durante años acumularon óxido en la grada y para cuando terminó la Guerra Civil se intentó dar un empujón al proyecto ya quedaban muy pocos submarinos operativos, y en 1940 se reanudó la construcción de las serie D, no obstante, comenzaba otra guera, la Segunda Guerra Mundial que complicó al extremo la adquisición de materias primas y suministros para los submarinos.

Finalmente con un tremendo retraso el primer submarino de la serie, el D-1, sería puesto a flote el 15 de mayo de 1944 y causaría alta el 17 de marzo de 1947. Pero aquí no terminaron los problemas de la serie D, solo habían comenzado. Debido a los retrasos y a la mala calidad del acero el cabeza de serie, el D-1, había nacido con sobrepeso, aquejaba problemas en la estabilidad transversal y su cota de inmersión se redujo de los 80 metros planeados a los 50. Carecía de una electrónica moderna para la época en la que fue dado de alta y su armamento constaba de torpedos alemanes G7 de 533 mm. y un cañón de cubierta de 88 mm. Además incluía una innovación tecnológica probada en 1930, el “ascensor submarino”, que era básicamente una boya de rescate con capacidad para una persona.

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Fotografía de Casaú del submarino D-1 navegando por aguas de Cartagena.

Debido a estas deficiencias la Armada relegó a la serie D a un segundo plano, asignándolos a tareas de instrucción. Cuando llegó la ayuda americana dos de los tres submarinos de la serie D fueron modernizados, los D-2 y D-3, salvando las distancias la modernización fue similar a la GUPPY norteamericana. Se modificaron las líneas del casco haciéndolas más hidrodinámicas y silenciosas, se les instaló electrónica como un radar y un sonar, pero no se les instaló un esnórquel y perdieron el cañón de cubierta.

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El S-22, ex D-2, después de la modernización (imagen de Casaú)

Aun con la modernización siguieron con sus misiones de adiestramiento y en 1961 perdieron su denominación original de D-1, D-2 y D-3 por la de S-11, S-21 y S-22 respectivamente. Con la llegada de los submarinos de la clase Balao fueron retirándose del servicio progresivamente y el último de ellos, el S-22, causó baja el 2 de febrero de 1971.

El D-1

El 22 de noviembre de 1932 se firmaba la orden de ejecución del programa y la quilla del primer submarino que se denominaría D-1 se instalaba en Cartagena el 23 de noviembre de 1933, su botadura se efectuaría el 11 de mayo de 1944 y su alta se haría efectiva el 17 de marzo de 1947.

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El S-11 navegando por aguas de Barcelona (imagen de Galilea vía Museo Marítimo de Barcelona)

Desplazaba 1.050 toneladas en superficie y 1.375 toneladas en inmersión, su eslora era de 84,2 metros por 6,9 metros de manga y 4,4 metros de calado. Era propulsado por dos motores diésel Sulzer de 5.000 HP. más dos motores eléctricos de 1.350 HP. Su velocidad máxima era de 20 nudos en superficie y de 9,5 nudos en inmersión, con una autonomía de 9.000 millas náuticas a 10 nudos en superficie y 100 millas náuticas a 4 nudos en inmersión. Dotación, 60 tripulantes. Su armamento constaba de 1 cañón en cubierta de 88/45 más 1 ametralladora de 20 mm., más 6 tubos lanzatorpedos de 533 mm. con reserva para 10 torpedos.

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Su base quedó establecida en Cartagena y sus últimos años operativos los pasó asignado a la Primera Escuadrilla de Submarinos Oceánicos (imagen de Casaú vía Archivos históricos de la región de Murcia)

La boya de Génova

El 21 de julio de 1930 en aguas de Cartagena se efectuaron las primeras pruebas de un invento llamado el “ascensor submarino”, o la boya de Génova en referencia a su inventor, con el que se pretendía salvar a la dotación de un submarino atrapada en el fondo del mar. El invento fue instalado de forma provisional en el submarino C-3 de la Armada, y bajo la dirección y atenta mirada de las autoridades militares a bordo del cañonero Cánovas del Castillo, invento e inventor fueron puestos a prueba.

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Submarino C-3 navegando en superficie (vía revista Mundo Gráfico)

El ascensor se basaba en una boya estanca construida en duraluminio en cuyo interior tenía espacio para un hombre, a su vez la boya estaría conectada al submarino por un cable que accionaría un cabestrante e iba alojada en una esclusa de un compartimento debidamente preparado para casos de emergencia, bien fuera a proa o a popa.

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Planos de la boya de salvamento en el interior de un submarino (revista Vida Marítima)

Una vez el tripulante a evacuar estuviera correctamente instalado en el interior de la boya se abriría la escotilla que la liberaría hasta la superficie y ya fuera de peligro el submarinista podría comunicarse con el submarino con un teléfono para dar aviso de recoger el cable de la boya y bengalas para hacerse visible en superficie. Sobre el papel la boya estaba preparada para ser funcional hasta una cota de inmersión de 200 metros aunque fue probada a 140 metros.

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La boya de Génova en la superficie del mar (vía revista Mundo Gráfico)
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Al terminar el experimento la boya y su ocupante fueron recogidos por un bote (vía revista Mundo Gráfico)

El experimento terminó con éxito y fue el mismo inventor quien se subió a la boya del ascensor submarino, el capitán de corbeta Arturo Génova natural de Barcelona. Génova nació en Barcelona el 2 de marzo de 1889 y con 16 años ingresó en la Armada como aspirante. Su primera gran navegación la realizó en 1909 a bordo de la fragata Asturias y en 1911 logró el rango de alférez de fragata. A partir de ese momento su carrera fue imparable, estuvo embarcado en los cruceros Cataluña y Príncipe de Asturias, y su carrera como submarinista comenzó con el A-2 en 1916, llegando a ser su segundo comandante. Otros de sus destinos fueron el aviso Giralda, el acorazado España, el submarino B-3 y el portahidros Dédalo.

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El capitán de corbeta Arturo Génova a bordo de la boya de salvamento (vía revista Mundo Gráfico)

La creación de su invento coincidió cuando en 1930 ya con el rango de capitán de corbeta fue destinado a la Escuela de Submarinos de Cartagena. Para esas fechas ya habían sucedido gravísimos accidentes con submarinos alrededor del mundo con grandes pérdidas humanas y urgía lograr un método para que sus tripulantes tuvieran una opción de sobrevivir.

Su invento, por su sencillez y poco espacio, pareció gustar a los técnicos de la Armada y decidieron incorporarlo en el diseño de los nuevos submarinos de la clase D recibiendo el nombre de “boya Génova”, pero por fortuna nunca hubo que utilizarlo. Siempre es mejor disponer de estos medios y no tener que utilizarlos nunca, a querer usarlos y no disponer de ellos.

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Cámara de torpedos del submarino D-1 mirando hacia popa, en el centro se observa la escotilla de acceso a la boya de Génova (vía El Arma Submarina 100 años de imágenes 1915-2015)
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Plano de la sección de proa de un submarino de la clase D, en el extremo izquierdo se halla la esclusa de la boya de salvamento (vía Planos históricos de Buques de la Armada)

El capitán de corbeta Arturo Génova se comprometió con su “ascensor submarino” a salvar vidas de submarinistas, pero existieron otros inventores españoles que se unieron a su causa. Uno de ellos fue Adrián Álvarez Ruiz, un ingeniero que inventó una cápsula de salvamento y que en Barcelona la probó en la plaza de toros la Monumental en enero de 1933. Y hubo al menos otro más, el del profesor Francisco Espinosa que probó una cápsula muy parecida a la de Adrián Álvarez en el puerto de Barcelona en octubre de 1934.

Fin de página

 

 

Más información:
Los submarinos de la clase D en el libro «Buques de la Armada española, los años de la posguerra» de Juan Luis Coello Lillo
Descripción del invento de Génova en la revista Vida Marítima del 30 de septiembre de 1931
Biografía de Arturo Génova Torruella en la página web de la Real Academia de la Historia
Libro «El Arma Submarina 100 años de imágenes 1915-2015» del Ministerio de Defensa

El treinta y único

El día 16 de junio de 1962 llegaba al puerto de Barcelona una escuadrilla de submarinos de la Armada Española compuesta por los Almirante García de los Reyes (S-31), S-11 y G-7, provenían de la Base Naval de Cartagena e iban al mando del capitán de navío Gonzalo Díaz García. Procedieron a amarrar en el Muelle de Bosch i Alsina, lugar en el que permanecerían unos días para el descanso de sus dotaciones antes de proseguir con su crucero de instrucción.

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En primer plano el submarino S-11 abarloado al costado del submarino Almirante García de los Reyes en el Muelle de Bosch i Alsina (Museo Marítimo de Barcelona)

Esta escuadrilla representaba el actual estado de la Flotilla de Submarinos con una extraña combinación de diseños y tecnologías. Por un lado el S-11, cabeza de serie de la que sería una de las peores clases de submarinos de la Armada debido a su retraso en la construcción, su deficiente diseño y por ende peligrosos para sus dotaciones.

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Vista de los submarinos desde el Muelle por el fotógrafo naval Galilea

El otro componente de la escuadrilla era el robusto y siempre eficiente G-7 (S-01), otrora un auténtico U-Boot el U-573 del Tipo VIIC que perteneció a la flota de la Kriegsmarine y participó en la Segunda Guerra Mundial, fue transferido a la Armada en 1947 después de quedar internado en Cartagena por avería. Aunque era un excelente submarino, acabada la guerra y sin posibilidad de obtener recambios era necesaria su sustitución lo antes posible.

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El submarino G-7 con el edificio de la Autoridad Portuaria de Barcelona de fondo (Armada Española)

Por último, el Almirante García de los Reyes la más moderna incorporación hasta la fecha, originalmente fue un submarino norteamericano de la clase Balao llamado USS Kraken, su llegada a España fue un revulsivo para una Armada necesitada de modernos submarinos, con él se inició la modernización del Arma Submarina de la Armada. Lejos de ser un submarino de nueva construcción su adquisición fue suficiente para dar los primeros pasos a la guerra submarina moderna, no obstante el retraso de la entrega de los otros cuatro submarinos del tipo GUPPY obligó a la flota a conformarse con las unidades existentes y el submarino Almirante García de los Reyes fue el único submarino cien por cien operativo de toda la Flotilla durante muchos años.

El USS Kraken

Fue construido en los astilleros norteamericanos de Manitowoc Shipbuilding Co. en la localidad de Manitowoc en el estado de Wisconsin, siendo botado el 30 de abril de 1944 y entregado a la US Navy el 9 de septiembre del mismo año.

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Submarino USS Kraken navegando por el lago Michigan en septiembre de 1944 (Naval History and Heritage Command)

Pertenecía a la exitosa y numerosa serie de submarinos norteamericanos de la clase Balao de los que se construyeron 120 sumergibles entre 1942 a 1946. Estos submarinos eran una mejora de la anterior serie de la clase Gato siendo la diferencia más notable el grosor de su casco, hecho que los hacía capaces de descender a mayores profundidades. Otro elemento modificado fue el volumen de su vela con respecto a los Gato, se redujo su tamaño así como todo aquel elemento que pudiera interferir en el sigilo de la nave bajo el agua.

Como la mayoría de buques existentes en esa época en la US Navy el USS Kraken combatió en la Segunda Guerra Mundial en el escenario del Pacífico. Entre diciembre de 1944 a agosto de 1945 participó en cuatro patrullas de guerra bajo el mando del capitán Thomas Henley Henry. El 19 de junio de 1945 bombardeó el puerto de Merak con su cañón de 130 mm. y al día siguiente con su artillería hundiría al velero Tachibana Maru Nº 58 en el Estrecho de la Sonda en las Indias Orientales Neerlandesas. Tres días más tarde interceptaría un convoy de ocho barcos, con sus torpedos hundiría a un petrolero y con sus cañones echaría a pique un buque costero y dañaría a un escolta antisubmarino.

El treinta y único

El 10 de noviembre de 1959 el USS Kraken sería transferido a la Armada Española en la Base de Submarinos de Pearl Harbor y renombrado a Almirante García de los Reyes con numeral E-1, siendo este submarino el primero y único (por el momento), nombrado en honor al almirante Mateo García de los Reyes por ser el padre del Arma Submarina de la Armada Española y también su primer jefe de 1917 a 1928.

Almirante Garcia de los Reyes S-31 - Casau
La longitud de su nombre hizo necesaria su abreviación quedando grabado en el casco como “A. G. de los Reyes” y numeral E-1 (Casaú)

Con la entrega de esta nueva unidad finalizaba una batalla burocrática con el gobierno de los Estados Unidos por conseguir nuevos equipos militares desde la firma de los Pactos de Madrid de 1953. Dicha batalla fue firmemente disputada ya que el gobierno norteamericano se resistía a la transferencia de buques modernos, incluidos submarinos y tan sólo se limitaba a la modernización de los buques españoles ya existentes, por lo que hubo que buscar una solución a medias. El submarino a transferir sería un antiguo combatiente de la Segunda Guerra Mundial en el escenario del Pacífico, el USS Kraken (SS-370) de la clase Balao, que desde el 4 de mayo de 1946 engrosaba las listas de la flota de reserva del Pacífico. Este submarino como no había navegado durante muchos años permanecía prácticamente intacto con los mismos equipos con los que finalizó la guerra, tras muchas negociaciones se logró destinar parte del presupuesto de la ayuda militar norteamericana a España a este submarino logrando pues poder modernizarlo e intentar igualarlo al estándar de los modelos denominados GUPPY (Greater Underwater Propulsion, la Y tan sólo es decorativa y sirve para embellecer las siglas del programa para formar el nombre del pez Guppy).

Esta modernización se denominaría fleet snorkel y se basaría principalmente en un rejuvenecimiento general. Se le instalarían nuevos equipos electrónicos de radar, sonar, ESM y comunicaciones; interiormente también sería modificado para alojar los sistemas de los nuevos equipos y sus máquinas verían eliminado el principal causante del ruido de estos submarinos, unos engranajes reductores, dejando tan sólo los motores acoplados a los ejes; exteriormente también hubo cambios, lejos de disponer de una vela moderna como los GUPPY se les instaló una a dos niveles con formas hidrodinámicas en la que se le incluiría un esnórquel y a popa de la vela en cubierta equipaba un cañón de 127 mm.

Diferencias fleet snorkel
Diferencias externas entre dos submarinos de la clase Balao, el superior sin modificar y el inferior modernizado a «fleet snorkel» (San Francisco Maritime National Parl Association)

A su entrada al servicio el nuevo submarino desplazaba 1.826 toneladas en superficie y 2.414 en inmersión, sus dimensiones eran de 95 metros de eslora por 8,3 metros de manga y 5,1 metros de calado.

Era propulsado por 4 motores diésel General Motors de 1.600 hp. y otros 4 motores eléctricos General Electric de 1.375 hp. a dos ejes. Con una autonomía de 11.800 millas náuticas a 10 nudos en superficie y de 95 millas náuticas a 5 nudos en inmersión, pudiendo alcanzar los 18 nudos en superficie y los 10 nudos en inmersión. Cota máxima de profundidad operativa alrededor de 120 metros.

Su armamento constaba de 6 tubos lanzatorpedos de 533 mm. a proa y otros 4 a popa para torpedos Mk.14 con 14 torpedos de reserva, posteriormente serían equipados con torpedos guiados Mk.37. En cubierta a popa de la vela iba instalado un cañón de 127/25 mm., al poco de llegar a España la artillería sería desmontada y sus espacios aprovechados para otros menesteres.

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El submarino Almirante García de los Reyes en puerto con el esnórquel desplegado y aún con el cañon de 127 mm. a popa de la vela (Armada Española)

Su electrónica embarcada la componían un radar de descubierta de superficie SS-2 más un sonar activo-pasivo AN/BQS-2, hidrófono, teléfono submarino, alertadores de radar.

En resumen, con este submarino se superaban con creces las capacidades de los existentes en la flotilla, incluso cuando en los años sesenta fueron modernizados los submarinos D-2 y D-3 y tan solo pudo ser superado con la adquisición de cuatro submarinos del tipo GUPPY IIA.

Su apodo se lo ganó a pulso, por un lado era el único componente de la llamada Serie 30 que debían conformar los submarinos de procedencia norteamericana, los: Almirante García de los Reyes (S-31), Isaac Peral (S-32), Narciso Monturiol (S-33) de 1971, Cosme García (S-34) y Narciso Monturiol (S-35) de 1974; el segundo submarino de la serie no se incorporaría hasta doce años más tarde, el Isaac Peral. Por otro lado, durante esos años fue el único submarino moderno plenamente operativo con el que contaba la Armada, el primero en poseer equipos electrónicos modernos, el primero en embarcar un esnórquel y el primero en ser armado con torpedos guiados.

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De izquierda a derecha submarinos Narciso Monturiol S-33, Almirante García de los Reyes S-31 y Isaac Peral S-32 en Barcelona (imagen de Antonio Casinos Comas)

Una frenética actividad

Desde su base en el Arsenal de Cartagena pronto se prestó a participar en todas las maniobras y ejercicios tanto nacionales como con otras marinas de guerra, como las SPANEX-3, FINISTERRE IV, FARAON III y IV y OCEAN VENTURE por citar algunos.

Almirante Garcia de los Reyes S-31 - Galilea
El «treinta y único» fue el primero en muchas cosas, como la primera travesía efectuada cruzando el Estrecho de Gibraltar en inmersión desde el Atlántico hasta Cartagena el día 12 de febrero de 1969 (Galilea)

Su actividad tan solo se vio interrumpida en tres ocasiones. Dos de ellas por las operaciones de gran carena y cambio de baterías, y la tercera inmovilización se efectuó con la intención de darlo de baja. No obstante dicha baja aun se retrasaría unos años debido a la avería sufrida por el GUPPY Narciso Monturiol (S-33) que obligó a retirarlo del servicio, como el Almirante García de los Reyes aun podía navegar recibió una actualización en sus equipos electrónicos y se le adaptó el sonar AN/BQR-2 del Monturiol a proa de la vela, dándole un aspecto algo diferente.

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Con su nuevo sonar su aspecto externo varió un poco (Casaú)

Su baja definitiva llegó el 1 de abril de 1982, para entonces el submarino Almirante García de los Reyes tenía desde el día de su botadura 38 años de edad y tan sólo en la Armada había navegado más de 130.000 millas y contabilizado más de 10.000 horas en inmersión, su destino final sería el desguace.

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El submarino Almirante García de lo Reyes en el Arsenal de Cartagena poco antes de su baja definitiva (imagen de Jordi Montoro)

La Flotilla de Submarinos dispone en la actualidad de tan sólo tres submarinos operativos, el Galerna (S-71), el Mistral (S-73) y el Tramontana (S-74), y hace pocos días la Armada anunciaba que el próximo mes de junio dará de baja al Mistral. Para un profano en la materia parece que la Flotilla de Submarinos vive otra vez su peor momento, pero nada más lejos de la realidad, ya que en los próximos años está prevista la entrega del primer submarino de la Serie S-80. Con sus nombres se homenajearán de nuevo a los pioneros españoles del submarinismo y el cuarto sumergible de la serie volverá a llevar el nombre del padre de la Flotilla de Submarinos, Mateo García de los Reyes.

 

Flotilla Submarinos

 

 

Más información:
Más información e imágenes en la página web de Pedro Curto dedicada a la Serie S-30 vía Wayback Machine (el enlace puede caducar)
Libro «Buques de la Armada Española, la ayuda americana y el programa de modernización» de Juan Luis Coello Lillo
Artículo en la Wikipedia sobre los submarinos de la clase Balao (inglés)

 

Submarino G-7, el U-Boot español

En la mañana del día 16 de junio de 1962 llegaba a Barcelona una escuadrilla de submarinos de la Armada española en viaje de instrucción, esta escuadrilla proveniente de Cartagena la componían los submarinos Almirante García de los Reyes (S-31), S-11 y G-7 (S-01).

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Submarino G-7 en el puerto de Barcelona (imagen Armada española)

En esta ocasión trataré la breve historia del submarino G-7, sin desmerecer la de sus acompañantes en ese viaje de instrucción, sus historias serán tratadas en futuros artículos.

El G-7

Pertenecía al tipo VIIC y que fue el modelo más exitoso de la Segunda Guerra Mundial con un total de 568 unidades construidas. Algunos de ellos, como el G-7, permanecieron en activo mucho después del final de la guerra como por ejemplo el inglés HMS Graph P-715 (ex U-570), o los franceses Laubie S-610 (ex U-766) y Millé Q-339 (ex U-471).

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El HMS Graph (ex U-570)

El G-7 fue construido en los astilleros alemanes de Blohm & Voss de Hamburgo como U-573 para la Kriegsmarine, siendo botado el 17 de abril de 1941 y dado de alta el 5 de junio de 1941.

Bajo el mando del capitán Heinrich Heinsohn de la Kriegsmarine, estuvo asignado a la 3ª flotilla con base en Kiel y La Pallice y 29ª flotilla con base en La Spezia, participando en cuatro patrullas de guerra del 1 de septiembre de 1941 al 2 de mayo de 1942, hundiendo tan sólo un barco mercante de 5.289 toneladas.

Desplazaba 769 toneladas en superficie y 871 toneladas en inmersión, sus dimensiones eran de 67,2 metros de eslora por 6,20 metros de manga y 4,74 metros de calado. Era propulsado por dos motores diésel MAN Germamania Weft de 1.400 cv. cada uno, y dos motores eléctricos AEG GU 343; su velocidad máxima en superficie era de 16,5 nudos y 7,5 en inmersión; autonomía máxima en superficie 9.000 millas náuticas a 10 nudos y 130 a 2 nudos en inmersión. Dotación, de 44 a 52 tripulantes.

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Perfil Submarino G-7 (imagen Antonio Casinos Comas)

Su armamento constaba de 4 tubos lanzatorpedos a proa y uno a popa de 533 mm. para un máximo de 14 torpedos o 26 minas TMA, 1 cañón Rheinmetall Borsig 88/45 SK C/35 y 1 ametralladora antiaérea de 20 mm.

El 29 de abril de 1942 el U-573 fue atacado por un avión Lockheed Hudson de la escuadrilla 233 de la Royal Air Force (RAF) frente al Cabo de Palos y le causó graves daños, ante la imposibilidad de llegar a su base puso rumbo a Cartagena llegando el día 2 de mayo.

La Convención de la Haya de 1907 otorgaba un plazo limitado para que un buque beligerante permaneciera en un puerto neutral, se estimaba que el U-573 necesitaba unos tres meses para ser reparado, muy superior al estipulado en el tratado internacional. Por lo tanto ante la imposibilidad de reparar el barco en tan poco tiempo se decidió transferir el submarino a España. La tripulación antes de ser repatriada, destruyó toda la documentación y equipos del submarino susceptibles de ser capturados por el bando aliado.

La Armada española adquirió el submarino por 1.500.000 reichsmarks, causando alta el 2 de agosto de 1942. Los trabajos de reparación del submarino empezaron en 1943 y no finalizaron hasta 1947. En sus 28 años de servicio en la Armada no recibió prácticamente ninguna modernización y sin pretenderlo el G-7 se convirtió en el mejor submarino de la Armada española.

La denominación de G-7 no fue casual, en 1941 la Armada encargó a los astilleros españoles de Bazán la construcción de una serie de submarinos del tipo VIIC, que deberían haber sido los G-1 a G-6, con una posible ampliación a 10 unidades. Al acabar la guerra con Alemania derrotada también terminó todo el apoyo técnico y logístico proveniente de esa nación dando por finalizado el proyecto.

Más adelante al participar la Armada española en ejercicios navales conjuntos con otros países fue necesario dotarlo de numeral, conservó el G-7 como nombre y el S-01 como identificador de casco.

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Submarino G-7 con el nuevo numeral S-01 (imagen Armada española)

En el cine

En 1958 se convirtió en protagonista de una película, “U-47 liutenant commander Prien”.
Durante el rodaje volvió a enarbolar su antigua bandera interpretando al mítico submarino U-47 con un historial de récord, 31 buques enemigos hundidos con un tonelaje total de 164.953 toneladas, protagonista además del ataque a la base naval inglesa de Scapa Flow.

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Su destino

Finalmente con la adquisición de nuevos submarinos, el último U-Boot de la Segunda Guerra Mundial que seguía en servicio activo, causó baja el 2 de mayo de 1970, pese a los intentos de ser conservado como museo no se pudo evitar que fuera vendido para desguace, tan solo se conserva su cañón de 88/45 mm. en el Museo Naval de Cartagena.

El G-7 podría haber compartido el mismo destino que el U-995, este último se rindió en Reino Unido y más tarde sería transferido a la marina de Noruega quienes lo nombrarían como Kaura, manteniéndose operativo hasta 1965. Tras su baja fue convertido a museo en el Laboe Naval Memorial en Schleswig-Holstein, Alemania.

Submarino U-995